Hasta ahora, han logrado generar poco voltaje caminando. La idea será probada en animales.
Científicos quieren usar movimientos corporales para obtener electricidad con el fin de suministrar energía a smartphones y otros pequeños electrodomésticos como relojes. El problema sigue siendo la cantidad de energía generada a través de esta fórmula.
Christian Pylatiuk aplica un pequeño dispositivo a su pierna derecha y comienza a caminar. El instrumento de 200 gramos de peso comienza a generar electricidad a medida que el científico alemán camina, aunque no mucho, sólo unos pocos microvatios.
Pylatiuk y sus colegas en el Instituto de Tecnología de Karlsruhe en Alemania se encuentran entre los investigadores de todo el mundo que buscan soluciones para la llamada recolección de energía por movimiento.
Otro de sus conceptos es una prótesis que contiene un pistón que se puede incorporar en una zapatilla deportiva. El caminar empuja el pistón hacia un generador creando energía. La idea tiene potencial de mercado, cree Pylatiuk, y podría reforzar el material deportivo.
La idea de generar energía con el propio cuerpo no es nueva en absoluto. Por ejemplo, en 2014, inventores estadounidenses buscaron financiación para una batería que se cargaría por el movimiento del cuerpo. El proyecto generó un gran interés y atrajo un total 310.000 dólares en un mes.
Según el fabricante, una hora de movimiento o deporte prolongaría la vida útil de la batería de un smartphone en uso normal hasta en una hora, o hasta cinco horas en modo de reposo.
Los científicos del Instituto NanoTech de la Universidad de Texas en Dallas están trabajando en hilos que podrían producir electricidad al estirarse o torcerse. «La generación de energía por movimiento humano es una forma de terminar con la demanda de baterías», dice Ray Baughman, del instituto de Dallas.
Por su parte, Robert Spanheimer, de la asociación alemana de tecnología de la información Bitkom, ve potencial en tales inventos pero advierte ante una euforia desmedida: «Algunos proyectos están aún en sus fases iniciales».
La rápida disminución de los precios en la tecnología actual de las baterías también es un obstáculo económico eleveado para cualquiera que quiera ingresar en la industria.
Peter Woias, investigador del Instituto de Tecnología de Microsistemas de la Universidad de Friburgo en Alemania, también se muestra escéptico con respecto a la tecnología de recolección de energía. «Una tecnología que no es perceptible y obtiene la energía de los movimientos humanos en cantidades apreciables no puede existir por motivos físicos», argumenta.
La prótesis de Pylatiuk, por ejemplo, tiene un rendimiento muy respetable, pero para cargar con ella completamente un smartphone, una persona tendría que correr continuamente durante varias horas. En general, la mayoría de los proyectos de recolección de energía aplicados al cuerpo humano han fallado debido a que los generadores necesarios eran demasiado grandes o pesados para la vida cotidiana.
La recolección de microenergía es diferente, apunta Woias, porque se centra en generar microvatios y milivatios para alimentar sistemas de baja energía.
Los ejemplos incluyen estaciones meteorológicas o sistemas de prueba de presión de neumáticos.
Woias está actualmente investigando sistemas para monitorear animales salvajes que podrían generar su energía a partir de los movimientos de los animales. Estos sistemas también podrían aplicarse a las mascotas domésticas, concluye.