Sin querer ofender ni criticar a la Comunidad Sorda, a las familias de las personas sordas o a los intérpretes de la Lengua de Señas Chilena, me gustaría poder compartir con ustedes, para su reflexión, un tema que me parece tremendamente importante para nosotros los sordos. No se siquiera si se han detenido a pensarlo, pero ¿creen ustedes que nosotros comprendemos totalmente lo que los noticieros nacionales nos informan a través de sus intérpretes?. No, hay mucha información que nos perdemos.
Pero, ¿De quién es la culpa? ¿Del intérprete?, ¿De los medios?, ¿De nosotros, las personas sordas? Personalmente creo que no es culpa de los intérpretes. Si bien es cierto que algunos tienen un nivel regular de manejo de la Legua de Señas, otros son muy competentes.
Creo que la imposibilidad de comprender todo el mensaje es la misma que afecta a los oyentes. Por ejemplo, si en los noticieros los oyentes están viendo un tema que es de su interés lo más seguro es que lo comprenderán todo perfectamente. Pero si el tema le es ajeno o no cautiva su interés es altamente probable que no lo comprenda. Y esto es lo que creo que nos pasa a nosotros los sordos, algunos le entendemos mejor a ciertos intérpretes y hay otros que no.
Sin duda la labor del intérprete es muy compleja. Ellas y ellos deben conocer muy bien a la comunidad sorda, sus señas, su cultura, saber cómo explicarles a las personas sordas para que les entiendan mejor, etc.
Por otro lado, el que los oyentes tengan una mayor comprensión en comparación a los sordos tiene que ver con el que ellos desde que nacen están naturalmente en contacto con su lengua. Escuchan a sus padres conversar, interactúan socialmente, escuchan las noticias, oyen conversaciones en la calle, en la radio, en el supermercado, etc. Todo el tiempo reciben información a través de la audición y eso hace que se desarrollen más tempranamente.
¿Pero qué pasa con nosotros? Desde que nacemos percibimos el mundo a través de nuestros ojos, observamos nuestro entorno, pero no siempre comprendemos lo que ocurre a nuestro alrededor.
Los padres llevan a sus hijos sordos al médico y estos sugieren, en primer lugar, que se les ponga un implante coclear o que use audífonos para así desarrollarse. Los padres le hablan a su hijo con la fantasía o el deseo de que éste les entienda, pero no siempre es así.
Luego lo llevan a algún colegio en donde seguramente se les recomendará que el niño hable. En el mejor de los casos, si la escuela ocupa la lengua de señas, es probable que los padres traten de aprender algo en algún curso. Así el niño sordo va creciendo, con escasa o nula comunicación. Imposibilitado de desarrollarse totalmente, limitado en su capacidad de expresarse.
Pasa el tiempo y el niño crece, trata de comunicarse con sus profesores pero estos no siempre son fluentes en lengua de señas, algunos tienen a Co-educadores Sordos con quienes mejoran un poco más su nivel de lengua de señas, y así se va desarrollando.
Con sus padres se comunican muy poco. Solo algunos saben señas y logran conversar con sus hijos sordos. Yo particularmente son muy pocos los casos que conozco, es decir, padres oyentes que sepan bien lengua de señas. Estos son dignos de destacar, los aplaudo, han tenido una gran empatía y aceptación por su hijo, lo que los ha llevado a aprender la forma natural de comunicarse de ellos. El resto, solo intenta mover sus manos y hacer que sus hijos les lean los labios.
Estos niños y niñas tienen, lamentablemente, un desarrollo tardío, y cuando ya son jóvenes y se acercan a alguna comunidad sorda, a las diferentes agrupaciones que existen, el resto de los adultos sordos no los toman en cuenta.
Estos sordos poco a poco tratan de ponerse a la par y a veces, aunque parezcan perdidos en un mar de señas y significados, lo logran y demuestran que sí saben. En otros casos, no tienen el valor suficiente para enfrentarse a un mismo nivel con la “elite sorda” de esas agrupaciones, y al quedar en evidencia que están en un nivel menor, son relegados y discriminados.
Aunque me duela lo digo francamente, así lo he visto en muchos casos. Y lo mismo pasa con los oyentes que intentan participar de alguna de estas agrupaciones, solo si saben lengua de señas, son movidos y fuertes se les abrirán las puertas a ellos.
Yo pienso que efectivamente los sordos, en general, tenemos un nivel más bajo. ¿Y cómo no? si muchos de nosotros han tenido un desarrollo tardío. Pero que quede claro, y hay que ser muy enfático en ello, esto no es por el hecho de no poder escuchar.
Algo de responsabilidad tienen las familias que no han reconocido ni aceptado la importancia de aprender lengua de señas ni el valor de la comunicación temprana; los profesores que no se han preocupado de mejorar sus prácticas; o los intérpretes que no se profesionalizan. Como ven, son muchos los factores que afectan, dentro y fuera de la comunidad.
Ahora, ¿cómo solucionarlo? La respuesta es simple: cuando una niña o niño nace sordo, urgente necesita conocer señas, si sus padres nos las saben al menos deberán buscar alguna forma comunicarse con ellos. La comunicación es la clave para el desarrollo de la persona, sin una buena comunicación no va lograr forjar un mejor futuro, entrar a la educación superior, ser profesional, trabajar, etc.
La verdad es que es tremendamente triste la realidad que viven muchas personas sordas, aislados, incomunicados, con vidas truncadas en muchos aspectos y con una serie de talentos y habilidades que no se aprovecharon. Pero cuando veo a personas sordas con un buen desarrollo, ya sea a través de la vía oral o con señas, lo que se evidencia es que detrás de ellos hay padres y madres que se han esforzado por comunicarse. La familia en estas circunstancias, es clave.
Ahora queda en nuestras manos, literalmente, aportar al futuro de los miles de niños sordos. No nos quedemos en sí tuvimos mayores o menores oportunidades, si obtuvimos o no lo que necesitábamos. El futuro de los niños se cimienta ahora, y para ello lo fundamental es la familia y la comunidad de personas sordas.
No es bueno que se centren en criticar a las familias porque lo que hacen mal, o al intérprete por no saber tantas señas, o a los profesores porque no enseñan bien. Debemos dejar responsabilizar y culpar a otros y tenemos que empezar a comprometernos en el futuro de las y los niños sordos.