Actualmente, dentro de muchas aulas a lo largo del país, alumnos de todas las edades utilizan recursos tecnológicos para hacer más dinámicas las clases, alcanzando un aprendizaje más efectivo y participativo. Tablets, celulares, lentes de realidad virtual y pantallas interactivas están cada día derribando más barreras para democratizar un aprendizaje de calidad y hacerlo más inclusivo.
El objetivo de innovar y desarrollar continuamente nuevas tecnologías es que estas mejoren la vida de las personas y ayuden a superar desafíos como, por ejemplo, la inclusión. Las últimas cifras dadas a conocer por el Ministerio de Desarrollo Social dentro del II Estudio Nacional de la Discapacidad, revelan que el 16,7% de la población de dos y más años se encontraba en situación de discapacidad, es decir, 2.836.818 chilenos. Entre ellos, muchos escolares que desafortunadamente deben enfrentarse a un escenario desigual para lograr aprender.
Existen por lo menos cuatro dispositivos tecnológicos que han tomado fuerte protagonismo en la educación, durante los últimos tres años, y que sirven para propiciar prácticas educativas más inclusivas dentro de los colegios.
Uso alternativo a la realidad virtual
La realidad virtual llegó para quedarse. Lo que se inició como una tecnología que se desarrolló con foco en la diversión, fue abriéndose poco a poco a otros usos. Hoy en día, son muchos los contenidos que se utilizan para cubrir las exigencias de enseñanza del currículum escolar, o bien, que están disponibles en museos para potenciar, de manera inmersiva, la experiencia de las artes visuales.
En materia de inclusión, su uso recién está siendo explorado, pero promete grandes resultados. Un claro ejemplo de estos efectos es el proyecto “VR para Sordos”, gestado por la Instituto de la Sordera Jorge Otte, a través del cual es posible que niños con desafíos múltiples o plena ausencia de audición aprendan contenidos de 1° básico a IV Medio, gracias a los contenidos académicos que se han desarrollado en lenguaje de señas, a partir del uso de lentes de realidad virtual y cámaras que graban en 360 grados.
Un nuevo lenguaje a través de celulares inteligentes
Para muchos niños, los Smartphones son sinónimo de uso de redes sociales o de aplicaciones de mensajería instantánea, pero, para otros, el tener un teléfono inteligente en la mano les entrega la posibilidad de hacer algo muy diferente, que les parece entretenido pero que, a la vez, potencia de sobremanera el desarrollo cognitivo. Se trata de la programación.
Si bien, la habilidad digital de programar fue lentamente convirtiéndose en un aspecto de relevancia para el mundo educativo, hoy se acerca naturalmente a adoptar un lugar en la enseñanza escolar, en donde ya existen más de 200 “Clubes de Apps” formados en Chile, que corresponden a talleres de Programación para niños de 2° básico a II medio, creados por profesores previamente capacitados por Samsung Chile y Fundación País Digital, y que desde el año 2015 han fomentado la enseñanza de esta habilidad a cerca de tres mil alumnos.
Aprendizaje con tablets
Este tipo de dispositivo son los que tienen más presencia en el sector de la educación. Se ha masificado en muchos colegios que han visto en la tecnología una verdadera herramienta para transformar la metodología tradicional de clases unidireccionales en un aprendizaje más efectivo y grupal. Por ello, desde el Gobierno y varias organizaciones sociales se hace entrega de tablets acompañados por contenidos para hacer clases.
Como ejemplo, “La Mesita” es una aplicación de lectura, presentada en 2017 por el Centro de Desarrollo de Tecnologías de Inclusión (CEDETi UC) y destinada a que estudiantes en situación de discapacidad y con Síndrome de Down aprendan a leer, a través de un tablet, el que brinda una experiencia lúdica, visual, y mucho más llamativa para captar su atención.
Contenidos dinámicos en una pizarra interactiva
El paradigma de la pizarra demoró muchos años en convertirse en lo que es ahora. Primero, la tiza, y luego, los plumones dominaron por muchas décadas las salas de clases. Con la llegada de las pizarras interactivas a las salas de clases, una nueva forma de entregar información llegó a los alumnos y planteó nuevos desafíos para los profesores. Esquemas, infografías, imágenes, gráficos, videos y otros tantos recursos pueden enriquecer de manera inimaginable una clase de Matemáticas, Ciencias Naturales o Historia. La información que se brinda a los alumnos ya no es un réplica unidireccional del material que los niños ven en los libros. Incluso, estas nuevas herramientas permiten que los mismos alumnos sean los que complementen al profesor, cambiando la manera de enseñar y de absorber.
En el futuro, es de esperar que estas herramientas de aprendizaje aterricen en la mayoría de las salas de clases de nuestro país para cambiar finalmente el paradigma de la educación de cara al siglo de la transformación digital. Esto, bajo la premisa que las tecnologías pueden ser mucho más que un dispositivo de consumo en tiempo libre y que están hechas para mejorar significativamente la calidad vida de las personas.
Vamos hacia la dirección acorde a lo que se han observado organismos internacionales como la Unicef quienes señalan dentro del documento “Assistive Technology for Children with Disabilities: Creating Opportunities for Education, Inclusion and Participation”, la tecnología actúa como herramienta efectiva de asistencia para los niños en su desarrollo tanto en aspectos educacionales como en otras facetas de su vida como salud comunicación, movilidad, tareas domésticas y recreación.