Las colillas son la primera fuente de basura mundial en la naturaleza. Debido a la toxicidad de sus componentes, la calidad del agua y de la tierra se ve amenazada y numerosas especies pueden acabar envenenadas.
De los 6 billones de cigarros que se fuman cada año en todo el mundo, se calcula que 4,5 billones de colillas terminan en la naturaleza. Así lo reveló el informe «Colillas en espacios naturales» del proyecto, una alianza conjunta entre la ONG Seo/BirdLife y Ecoembes.
El problema se agrava en época veraniega por la mayor presencia humana en entornos naturales, donde las colillas se convierten en basuraleza -término referente a la basura existente en la naturaleza- y se han transformado en la primera fuente de basura mundial.
El tema no es algo desconocido. El año pasado un informe de la ONG Ocean Conservancy determinó que las colillas representaban el 13% del número total de desperdicios recogidos en su campaña mundial. Y no solo la calidad del agua y de la tierra se ve amenazada , sino que numerosas especies pueden acabar envenenadas por estos residuos, debido a la toxicidad de sus componentes, la que puede durar entre siete y 12 años.
Los océanos también se ven afectados. Cada colilla puede llegar a contaminar hasta 10 litros de agua, y hasta 50 litros si es agua dulce. En el caso de los animales marinos, la ingesta de colillas es habitual y puede causar toxicidad directa.
“El efecto que una simple colilla produce en el medio ambiente es devastador. Necesitamos que la sociedad sea consciente de cómo se puede destruir la biodiversidad como consecuencia de estos residuos que no solo se encuentran en el entorno urbano, sino también en la naturaleza”, aseguró Sara Güemes, coordinadora de Ecoembes del Proyecto Libera.
Cada colilla se demora entre 8 a 12 años en descomponerse. Casi todos los cigarrillos que se venden llevan un filtro de acetato de celulosa, un componente no biodegradable, y aunque los rayos del sol pueden eventualmente romper el filtro en pequeñas piezas, el material no desaparece. Y como el filtro de las colillas está diseñado para acumular los componentes del tabaco, incluidas las sustancias químicas más nocivas como cadmio, arsénico, alquitrán o tolueno, son liberadas cuando entran en contacto con el agua, lo que supone una grave amenaza para la biodiversidad.
“El problema de las colillas es que están hechas de acetato de celulosa, un componente derivado del petróleo. El primer paso es intentar sustituir este componente por filtros de materiales biodegradables, que ya existen”, afirmó Miguel Muñoz, coordinador de SEO/BirdLife del proyecto Libera.
El otro grave problema que provocan las colillas en la naturaleza son los incendios provocados por cigarrillos mal apagadas o aquellos que se lanzan desde un vehículo andando. Un problema que se agrava en verano por las altas temperaturas, el viento y la falta de lluvias.
“Los ciudadanos deben comprender las consecuencias que tiene un gesto tan cotidiano, pero tan incívico como es tirar una colilla. Esta falta de responsabilidad requiere incidir en la sensibilización como principal herramienta para lograr un cambio de conducta en la sociedad”, dijo Güemes.
Existen campañas como #SeTeHaCaído o #TenemosUnProblema para tomar conciencia del problema.