La ley chilena cataloga a los residuos farmacéuticos como peligrosos pero solo regula el manejo de los desechos a los generadores de estos residuos, quedando afuera todos los de uso particular cuya eliminación termina en vertederos y, por consiguiente, afectando tierras y aguas.
En nuestras casas es usual tener una caja con remedios o jarabes que en algún momento compramos por un resfriado o alguna enfermedad, y hay veces que los fármacos se quedan bastante tiempo, no son utilizados o se vencen. Lo más probable es que esos medicamentos terminen en el tacho de la basura, lleguen a un vertedero y finalmente terminen en los suelos y en las aguas.
En Europa el Instituto Catalán de Investigación del Agua (ICRA) ha realizado una serie de estudios donde ven la contaminación de las aguas dulces y en sus resultados se da cuenta que las cuencas españolas contienen altos niveles de medicamentos de uso humanos como ansiolíticos y antibióticos y que son producidas mayormente por el desecho irresponsable de estos materiales.
La ley chilena cataloga a los residuos farmacéuticos como peligrosos y dentro de la normativa del Reglamento Sanitario sobre Manejo de Residuos Peligrosos, se estipula que el generador de estos residuos será el encargado de “realizar la eliminación de sus residuos peligrosos en instalaciones de eliminación que cuenten con la debida autorización sanitaria que comprenda tales residuos”.
A pesar de la existencia de una ley que hace responsable a los generadores de estos residuos de eliminarlos, esto sólo se lleva a cabo dentro de las dependencias del recinto de la empresa productora y cuando los fármacos llegan a personas particulares, sólo hay incertidumbre respecto a la eliminación de estos artículos.
El Código Sanitario de Chile estipula que “el Instituto de Salud Pública de Chile será la autoridad encargada en todo el territorio nacional del control sanitario de los productos farmacéuticos, de los establecimientos del área y de fiscalizar el cumplimiento de las disposiciones que sobre esta materia se contienen en este Código y sus reglamentos”, sin embargo, esta normativa solo contempla a los generadores de los residuos, al igual que el Reglamento Sanitario sobre Manejo de Residuos Peligrosos.
A nivel internacional, países como España o Estados Unidos tienen un manejo de desechos farmacéuticos de particulares, ya que hay centros de acopio o puntos en cada farmacia para dejar estos productos que no son utilizados o están vencidos. Ellos son las encargadas de pasarlos a la institución que se encargará de destruirlos.
En los folletos de los medicamentos hay instrucciones de eliminación y se especifica que no hay que arrojarlos por el inodoro o mandar al desagüe. Se recomienda colocar la mezcla dentro de una bolsa sellada, una lata vacía o cualquier otro envase para evitar que el medicamento se escurra o se salga de la bolsa de desechos.
Hay especial atención por los fármacos opioides para que no puedan ser ingeridos por personas a los que no se les haya recetados, por lo que la Agencia Federal Antinarcóticos (DEA) por ley establece sitios autorizados.
Por parte del Colegio de Químicos Farmacéuticos y Bioquímicos de Chile se muestra una gran preocupación, ya que como dice su presidente Mauricio Huberman ,“en la Ley del medio ambiente los medicamentos fueron dejados de lado, los senadores lo borraron del proyecto de ley original, por lo tanto no hay una obligación general de todos los residuos, a excepción de los hospitales” y que finalmente “el principal problema es que no hay ninguna legislación de los medicamentos que están en la casa sobrando”.
El experto cuenta que en Chile se han llevado a cabo iniciativas para destruir los medicamentos no utilizados de particulares y algunas farmacias han contado con “Puntos Celestes” para depositar los fármacos, pero estas iniciativas, por diversos motivos no han prosperado en el tiempo. A la fecha, municipios como el de Vitacura cuentan con lugares para la disposición de estos residuos, pero es sólo una comuna de las 346 que hay en el país y no es suficiente para solucionar la problemática.
Actualmente el Colegio de Químicos Farmacéuticos y Bioquímicos está en conversaciones con el Ministerio del Medio Ambiente para dar solución a este asunto y crear más puntos donde dejar los medicamentos. “Estamos trabajando en hacer convenios con la industria, para que ellos (Ministerio del Medio Ambiente) hagan de aval después, porque al quedar fuera de la ley, no pueden obligar a nadie a hacer algún tipo de resguardo, sino que hoy día es más bien voluntario”, dice Huberman.