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Ley de inclusión en restaurantes: una deuda pendiente con la sociedad Opinión

Ley de inclusión en restaurantes: una deuda pendiente con la sociedad

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Rodrigo Aljaro
Por : Rodrigo Aljaro Gerente general Grupo Gourmet
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En nuestro país el tema de la inclusión está en boga en el más amplio sentido de la palabra. Este necesario interés ha tocado también a los restaurantes, que poco a poco han comenzado su camino de transformación. Aún son muy pocos –solo cinco en Chile- los que se pueden catalogar 100% inclusivos, cumpliendo con la ley que se puso en marcha blanca y que el 2019 entrará en plena vigencia. Lamentablemente hemos de aceptar, que ni siquiera estamos en pañales en el tema.

A pesar de estos pequeños avances, la discriminación es latente y afecta a personas ya sea por ideales distintos al grueso de la población o capacidades diferentes. En el ámbito que nos compete, partamos definiendo ¿qué es un local gastronómico inclusivo?

Nuestro restaurante, cafetería, kiosco o lo que administremos es inclusivo cuando no existen barreras que impiden entregar un servicio orientado cien por cien a la atención de cualquier persona que quiera pasar un buen momento, comprendiendo a todos los clientes que tienen necesidades especiales, sea cual sea, física o sensorial.

¿Qué transforma a un simple restaurante en un restaurante inclusivo? Varios elementos: rampas de ingreso para sillas de ruedas, no tener desniveles interiores que impidan el libre movimiento, cartas y menú diarios no solo escritas, sino también en braille, menú digital o pictogramas, baños amplios adaptados con agarraderas y sin desniveles, personal que maneje el lenguaje de señas, e incluso un lugar especial para animales de asistencia o para quienes no tengan donde dejar a sus mascotas cuando salen a comer. Y lo más importante: el espíritu de ayuda a todos y cada uno de los clientes, en las necesidades especiales que tenga cada uno.

En Grupo Gourmet, como especialistas en arquitectura, diseño y construcción para todo el retail gastronómico, hemos querido enfocar todos nuestros diseños para cumplir con la ley de inclusión. Queremos transmitir la idea de que tener un restaurante inclusivo no es sinónimo de gasto mayor, en absoluto, sino simplemente una buena idea. La inclusión debería ser una promesa de valor de todo local gastronómico.

En este contexto, no  podemos dejar fuera a los restaurantes corporativos -mal llamados casinos de empresas- y a las cadenas nacionales y transnacionales, pues estos entregan diariamente muchos más servicios que la totalidad de restaurantes tradicionales o cafeterías de Chile, quienes solo por la cantidad de clientes diarios, deberían sumarse este tipo de facilidades.

Quisiera pensar que cuando acabe esta marcha blanca, no solo cambie la cara a muchos locales gastronómicos, sino también, que transforme mentes y corazones en otros más inclusivos, pues la deuda que tenemos con las personas con necesidades especiales, es enorme.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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