De acuerdo al reciente estudio de Perfil de Madurez en Innovación (Innovation ScoreCard) realizado por Transforme Consultores, que fue confeccionado con las respuestas de 190 empresas de ocho países de Latinoamérica en más de veinte sectores económicos, Chile sufre una paradoja en torno al emprendimiento a nivel gobierno y en empresas.
Con el objetivo de medir el perfil innovador de las diversas áreas empresariales y sectores productivos de Latinoamérica, Transforme Consultores ha venido realizando el estudio «Perfil de Innovación en Empresas Latinoamericanas» desde hace varios años. La versión 2018 arroja varios resultados interesantes.
El estudio -que contempla 43 preguntas aplicadas online a todo el personal, en todas las áreas y niveles- permitió obtener un indicador cuantitativo denominado Coeficiente de Innovación (CI), en una escala que va desde -60 (cultura anti-inovación) a +60 (cultura pro-innovación).
Entre sus resultados arroja que Chile se encuentra en los últimos lugares, junto a Argentina, en temas de innovación de las empresas. Es decir, en nuestro país las empresas serían mucho más conservadoras, a pesar de las condiciones estructurales de ser un país desarrollado.
“Los internacionales como el Global Innovation Index de la OMPI y el Indice de Competitividad Global del Foro Económico Mundial miden las ‘capacidades país’, es decir, las estructuras de gobierno, la disponibilidad de talento humano, la protección de la propiedad intelectual y similares. En cambio nuestro estudio Innovation ScoreCard mide el perfil innovador de las empresas que arroja que Chile, un país líder en Latinoamérica en condiciones ‘macro’ para innovar, es definitivamente deficiente en la capacidad «micro» para absorber e implementar nuevas ideas”, comenta Trinidad Beuchat, quien dirigió la investigación.
Además, agregó que “los empresarios son aún muy conservadores y no hay disposición a asumir riesgos. Interesante destacar que en el mismo estudio del Foro Económico Mundial, Chile lidera los países Latam en Indice de Competitividad Global (lugar 33°), pero pasa al final en el criterrio ‘capacidad de las empresas para adoptar ideas disruptivas», en que caemos al lugar 82″, comenta Beuchat.
Y agrega: “Con las altas desviaciones estándar observadas en la muestra, se evidencia también que el tema de la innovación aún no es parte de la cultura de las empresas a nivel general. Esto implica que los directivos aún no han instalado del todo el tema en las agendas ejecutivas. No es tema de conversación generalizada, y el personal, al responder la encuesta, responde con su particular punto de vista sobre qué es y cómo se aplica la innovación en su propia empresa. Ante esta situación, el curso a seguir es desarrollar programas de gestión de la innovación orientados a lograr dos objetivos: mostrar resultados concretos que permitan mejorar la percepción general de la innovación en la empresa, y educar y capacitar al personal para generar una menor dispersión en las opiniones”.