Cerca de una veintena de países de América Latina lanzaron la Alianza Latinoamericana para Fortalecer Áreas Protegidas y conservar los ecosistemas de la región en el marco de la cumbre sobre biodiversidad, COP14.
América Latina cuenta con un nuevo aliado para la conservación de sus ecosistemas, fundamentales para el planeta y para el mantenimiento de los medios de vida de sus habitantes. Se trata de la Alianza Latinoamericana para Fortalecer Áreas Protegidas (ALFA 2020) cuyo objetivo es impulsar el cumplimiento de la denominada Meta 11 de Aichi, que propone tener conservadas el 17 % de las zonas terrestres y aguas continentales, y el 10 % de las zonas marinas de la región para 2020. Asimismo, contempla otros aspectos como el manejo efectivo, la gobernanza, representatividad y conectividad de las áreas protegidas.
La Alianza nace de la mano del Proyecto IAPA (Integración de las Áreas Protegidas del Bioma Amazónico) de Redparques, integrada por cerca de una veintena de países latinoamericanos, la organización no gubernamental Pronatura México y la Comisión Mundial de Áreas Protegidas (CMAP) de la Unión Internacional de la Conservación de la Naturaleza (UICN), con el apoyo del Secretariado del Convenio sobre la Diversidad Biológica (SCDB).
«La Alianza es una plataforma, una instancia, que va ayudar a Redparques para que avance en sus compromisos al 2020”, dijo a DW José Luis Gómez, coordinador regional del Proyecto IAPA, financiado por la Unión Europea. Para Frida Díaz, portavoz de Pronatura México, organización coordinadora de la alianza de conservación medioambiental, «ALFA se suma a los esfuerzos de Redparques y busca facilitar las herramientas y apoyo específico de los países”, agregó a DW.
Elke Mannigel, responsable de proyectos internacionales de la organización alemana Oro Verde, se mostró de acuerdo con iniciativas que van más allá de encuentros políticos ya que «en los proyectos que tenemos, estamos notando que un intercambio técnico entre los socios es muy importante, por esto esta alianza puede ser interesante para fortalecer el mutuo aprendizaje entre organizaciones y personas”. Asimismo, consideró que «muchas veces, las alianzas internacionales pueden fortalecer las organizaciones involucradas”. «En la Amazonía, especialmente, hay muchos intereses diferentes y ajenos de la conservación de áreas protegidas, juntando fuerzas con otros países, puede fortalecer los sistemas de área protegida”, recordó a DW.
Conseguir una mayor visibilidad, así como la divulgación de los resultados en materia de conservación de estas áreas protegidas en la región son otros objetivos de esta iniciativa presentada en el marco de la cumbre sobre Biodiversidad, COP14, que concluyóayer (29.11) en Sharm El-Sheikh (Egipto).
Avances en tierra, pendientes en mar
En este evento internacional se dio a conocer el estado actual de conservación de los ecosistemas en Latinoamérica con la presentación de un reporte sobre la cuestión. Actualmente, la región cuenta con un 22% de áreas terrestres y aguas continentales y con un 8,4% de áreas marinas cubiertas. «Ha habido un gran avance. Hoy hay 1.033 áreas protegidas, el 33% de la Amazonía conservada por alguna figura de conservación”, aseguró Gómez.
Aunque se mostró satisfecho con los datos sobre áreas terrestres, ya que se ha sobrepasado la meta inicial de 17%, «en términos de área marina todavía falta cubrir parte de la cobertura”, recordando que el objetivo en este área es del 10%. Para ello, deberán declararse nuevas áreas de protección o ampliar las existentes. No obstante, confió que éste pueda cumplirse el próximo año con la conservación de una área marina en Perú.
Por otro lado, la región debe afrontar otros retos relacionados con la gobernanza y la equidad, así como el plan de trabajo posterior a 2020. «En gobernanza, estamos en término medio, falta avanzar en el reconocimiento de derechos, aspectos de equidad, participación de género…”, apuntó.
Además de este aspecto, la experta mexicana agregó otros desafíos pendientes de la Alianza como la mejora de la conectividad terrestre y marina, «la protección de áreas prioritarias para la conservación (KBA, por sus siglas en inglés), la inclusión de criterios de cambio climático en el manejo de las áreas protegidas y las diferencias de capacidades entre los países”.
Y es que tal y como recordó Gómez no todos los países están haciendo los mismos esfuerzos en esta tarea de preservar la biodiversidad en la región, como es el caso de México, Ecuador, Chile y Brasil, según el informe. Igualmente, hay que reconocer el papel de las poblaciones indígenas en la conservación de ecosistemas y «faltaría analizar: rutas migratorias, especies amenazadas, conservación de los hábitats, trabajar en espacios transfronterizos y el financiamiento para gestionar áreas protegidas”.
Precisamente esta última cuestión, es clave para Mannigel. “Muchos no tienen suficientes fondos ni personal para hacer el trabajo de conservación”, subraya. Y considera que el alcance de la meta de cobertura no es el problema, sino la efectividad de la conservación de las áreas protegidas. No obstante, “involucrando a la población local y a los actores locales se podría avanzar mucho más”, resaltando la experiencia de la propia organización. “La participación efectiva y la buenas relaciones con actores locales deberían ser contempladas en las estrategias y actividades de la Alianza”, sugirió.