Un récord de 48,5 millones de toneladas se desecharon en 2018 en todo el mundo, según Naciones Unidas. Si nada cambia, esa cifra podría triplicarse para 2050. Te mostramos en estos gráficos el reto que supone la chatarra electrónica.
Si pudiéramos juntar todos los celulares, computadoras y electrodomésticos viejos que desechamos cada año en el mundo, su peso sería equivalente a las nueve Grandes Pirámides de Giza, en Egipto.
Y su valor económico superaría al Producto Interno Bruto (PIB) de Costa Rica, Croacia o Tanzania.
Según un nuevo informe de Naciones Unidas (ONU), el mundo generó 48,5 millones de toneladas de basura electrónica en 2018, una cifra que equivale al peso de todos los aviones jamás construidos o de 4.500 torres Eiffel, que llenarían totalmente la superficie del barrio neoyorkino de Manhattan.
Solamente el 20% de esos residuos son reciclados y, si nada cambia, la ONU estima que podrían haber hasta 120 millones de toneladas de chatarra electrónica en 2050.
«Los desechos electrónicos son el tipo de desechos que más rápido crecen en el mundo y plantean riesgos sociales y medioambientales», declaró Peter Bakker, presidente y director ejecutivo de Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible (WBCSD).
Estos cuatro gráficos tratan de explicar el gran reto que supone la basura electrónica.
Se calcula que la chatarra electrónica del mundo contiene más de US$62.500 millones en materiales preciosos como oro, cobre y hierro, según datos de 2016 correspondientes al informe Gobal E-waste Monitor (publicado en 2017).
Eso son tres veces la producción de minas de plata en el mundo, dijo la ONU, y supera al PIB de 123 países.
De acuerdo con la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), se descartaron aproximadamente US$21.500 millones de oro y US$13.000 millones en cobre.
Cerca de la mitad de toda la basura electrónica está formada por dispositivos personales, como computadoras, pantallas, smartphones, tabletas y televisores.
El resto está compuesto por electrodomésticos más grandes, además de equipos de calefacción y aire acondicionado.
Un teléfono inteligente promedio contiene hasta 60 elementos, que principalmente son metales pesados que son muy valorados en la industria electrónica por su alta conductividad.
Esos elementos pueden recuperarse, reciclarse y usarse como materia prima secundaria para nuevos productos.
En 2016, fueron desechadas 435.000 toneladas de celulares. Su valor se estima en unos US$9.500 millones, dijo la ONU.
Algunos elementos son los llamados «metales de tierras raras» y se usan en baterías y lentes de cámaras fotográficas.
Son cada vez más caros de extraer y solamente existen en unos pocos lugares en la Tierra.
El reciclaje de los elementos de valor presentes en la basura electrónica, como el cobre o el oro, se ha convertido en una fuente de ingresos, sobre todo en países en vías de desarrollo.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), hasta 100.000 personas en Nigeria se cree que trabajan en el llamado sector de la basura electrónica, mientras que en China esa cifra se estima en690.000.
Sin embargo, si no se regula apropiadamente, puede ser peligroso.
La chatarra electrónica tan solo representa el 2% de los flujos residuales sólidos, aunque puede representar hasta el 70% de los residuos peligrosos que terminan en vertederos.
Un estudio en Nigeria encontró 60.000 toneladas de basura electrónica que fueron ilegalmente enviadas al país en 2015 y 2061.
En los países europeos se genera en torno al 77% de todos esos equipos eléctricos y electrónicos, gran parte de los cuales fueron ocultados en autos usados para su exportación (unos vehículos que también formaban parte de esa «basura»).
«Incluso aunque haya partes que puedan repararse o directamente usarse en productos de segunda mano, es probable que también se conviertan en basura electrónica», dice el estudio.
«Y como los países con pocos ingresos normalmente tienen menos infraestructura para generar basura electrónica que las grandes economías, esas tendencias alarmantes necesitan ser gestionadas».
La ONU está financiando proyectos para apoyar la industria del reciclaje de la basura electrónica en Nigeria y en 13 países de América Latina: Argentina, Bolivia, Chile, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Perú, Uruguay y Venezuela.
El organismo ha pedido una «economía circular» diseñada para reutilizar materiales y componentes y no generar nada de basura electrónica.
«Si se desarrolla adecuadamente, el empleo de la economía circular en la electrónica y en el sector de la basura electrónica podría crear millones de trabajos en todo el mundo», dice la ONU.
«Un modelo circular para la electrónica (también) serviría para recudir los costos para los consumidores hacia un 7% en 2030 y un 14% en 2040».
La mayoría de los desechos electrónicos del mundo se producen en Australia, China, la Unión Europea, América del Norte, Corea del Sur y Japón.
En Estados Unidos y Canadá, cada persona produce aproximadamente 20 kgde chatarra electrónica cada año, mientras que en Europa la cifra asciende a 17,7 kg.
Sin embargo, los 1.200 millones de habitantes de todo el continente africano tan solo generan un promedio de unos 1,9 kg de basura electrónica por persona, cada año.