Salud
Según cifras del Instituto de Salud Pública, la cantidad es más del doble que la diagnosticada hace 9 años. Mientras el ministro de salud responsabiliza a los inmigrantes, expertos del área responsabilizan a la falta de políticas publica de prevención.
Después de que se diera a conocer los datos recolectados por El Mercurio a través de Ley de Transparencia, los que revelaron que existen 6.430 nuevos casos de personas con el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) durante los períodos de enero y noviembre de 2018 cundió la alarma. Esta sería la cantidad anual más grande registrada en Chile.
Los más de seis mil portadores confirmados vienen a respaldar la tendencia de crecimiento de la enfermedad en la última década: serían el doble de los 2.968 casos confirmados en el año 2010 y 614 más que los diagnosticados el año 2017. Los datos también revelaron que la región con mayor número de casos sería la Metropolitana con 3.678, seguido de lejos por la región de Valparaíso con 521 y la del Bío Bío con 396.
Con el fin de poder detectar a las personas portadoras, el Ministerio de Salud elaboró una estrategia que incluyó la realización de test rápidos de detección de VIH. La subsecretaria de Salud Pública, Paula Daza, indicó que era previsible que aumentaran los casos precisamente por la implementación de estos análisis.
Sin embargo, este aumento habría sido el estimado y los test no habrían impactado en el número final, según palabras del director del centro VIH del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, Alejandro Afani. “Los nuevos casos por estos exámenes se van a empezar a visualizar en 2019”, explicó el inmunólogo al medio de comunicación.
Según el ministro de Salud, Emilio Santelices, la cifra sería menos grave de lo que se podría pensar: «Han venido extranjeros con VIH, y por ello se incrementó la cifra de pacientes».
Sin embargo, desde comunidades relacionadas al virus y la enfermedad del Sida piensan lo contrario. El coordinador general del Círculo de Estudiantes Viviendo con VIH (CEVVIH), Martín Marín, cree que las respuestas del titular de la cartera no estarían apuntando al problema real.
«Se trata de buscar culpables para todos los problemas, y esa no es una forma de solucionar los conflictos sino que solo es tapar el sol con un dedo. Este es un problema que es de Chile y que está en la base de no tener educación sexual, de que no existe la promoción del uso del condón, donde la Iglesia, la derecha, la UDI se han opuesto durante muchos años a hablar de condón. Eso ha traído problemas a la sociedad chilena, como el embarazo adolescente y ahora el VIH», manifestó.
Las críticas de Marín también apuntan a la aproximación que ha tenido el Estado chileno al respecto, tanto política como comunicacionalmente. “No se toma en cuenta a la sociedad civil para plantear una campaña que no sea solo un spot de dos semanas en televisión. En cambio se necesita una campaña que sea continua en el tiempo y que llegue a las poblaciones clave que, a diferencia de otros países, no son personas que usan drogas intravenosas o son homosexuales o prostitutas. Acá en Chile son los jóvenes, independiente del estrato social o nivel educativo”, comentó el estudiante a raíz de lo transversal que puede resultar el virus.
«En Chile lo más democrático que hay es el VIH», aseguró.
Las críticas se suman a las de Karina Rocco Anabalón, encargada de VIH/SIDA-ITS de Aprofa, o a las de Manuel Jorquera, director ejecutivo de Vivo Positivo, quienes apuntan a la falta de políticas públicas en Chile para prevenir el aumento de personas infectadas.
A diferencia de lo que podría ser en décadas pasadas, el VIH es un virus que se puede mantener a raya con relativa facilidad si se detecta a tiempo. «Se sigue manteniendo la idea de los años 90 de que una vez que ya tienes el diagnóstico no tienes nada más que hacer. Sin embargo, hoy en día hay muchas terapias. En Chile hay cinco terapias únicas, que son de última tecnología a nivel mundial, en la que con solo una pastilla al día puedes tener controlado el virus”, comenta Marín con respecto al desconocimiento que existe sobre el cómo llevar una vida normal al ser diagnosticado.
En nuestro país, los tratamientos antirretrovirales (TARV) para el VIH son garantías explícitas de Salud (GES) AUGE, y son accesibles para personas de cualquier edad de acuerdo al Protocolo Nacional. Este tratamiento busca tanto subir las defensas (glóbulos blancos llamados linfocitos CD4) y disminuir la presencia del virus en el torrente sanguíneo.
Un tratamiento responsable puede eliminar las posibilidades de transmisión de VIH al reducir a cero su presencia en la sangre.
