La Ley 20.418 establece que toda persona tiene el derecho a elegir, libremente y sin coacción, los métodos de regulación de la fertilidad femenina y masculina que cuenten con la debida autorización y, del mismo modo, acceder efectivamente a ellos. En Chile, el uso de la Píldora Anticonceptiva de Emergencia (PAE) es inferior al promedio de los países de Latinoamérica.
Fue un revuelo cuando en el año 2008 Postinor 2, la “píldora de día después”, cerraba sus registros en Chile tras una serie de presiones por parte de grupos opositores que alegaban -sin fundamentos- que el fármaco era abortivo y dañino para la salud de la mujer.
Un año después, el mismo laboratorio húngaro que producía Postinor, Gedeon Richter, reinsertó en Chile el método de anticoncepción de emergencia femenino oral, bajo el nombre de Escapel 1 -agregando más tarde Escapel 2-, que se comercializaba con éxito en Europa y que ahora se vendía y distribuía en Chile gracias a la autorización del Instituto de Salud Pública (ISP) y su inclusión en el petitorio mínimo de las farmacias, que establece que todos estos establecimientos están obligados a disponer del producto.
Dentro de las novedades, la nueva “píldora del día después” destacaba por su presentación en una dosis (una pastilla) de 1,5 mg de levonorgestrel (sustancia que inhibe la ovulación), el doble de lo que contenía cada una de las dos pastillas de Postinor 2. Una toma que, incluso, fue respaldada en 2005 por la misma Organización Mundial de la Salud (OMS) como más eficaz y segura para evitar el embarazo, en comparación con las dos píldoras de la primera presentación.
En 2010 y para evitar problemas de distribución y venta del nuevo fármaco, en Chile se promulgó por primera vez una ley que establecía los derechos sexuales y reproductivos de la población. La Ley 20.418 -que hasta hoy regula las normas sobre información, orientación y prestaciones en materia de fertilidad- establece que “toda persona tiene el derecho a elegir libremente y sin coacción de ninguna clase y de acuerdo sus creencias o formación, los métodos de regulación de la fertilidad femenina y masculina que cuenten con la debida autorización y, del mismo modo, acceder efectivamente a ellos” e incluye a menores de 14 años.
La promulgación de la ley permitió que toda persona accediera a la píldora de emergencia, solicitándola en servicios públicos o comprándola en farmacias del país. A esto se sumó que cinco años después Escapel y sus genéricos se podrían obtener sin receta médica, gracias a un decreto establecido por el ISP.
A 10 años de la reinserción del método anticonceptivo de emergencia oral, cabe precisar que la administración de Escapel en Chile es relativamente baja, en comparación con los países de Latinoamérica.
Si bien, en el país ha mejorado el nivel de distribución y entrega de la anticoncepción hormonal de emergencia, el último estudio de Miles Chile “Segundo Informe sobre salud sexual, salud reproductiva y derechos humanos 2017-2018” revela que en el país aún existe un 8,3 % de municipios que no entrega la píldora del día después en los servicios de salud pública correspondientes.
Para el ginecólogo Guillermo Galán, director del Centro de Capacitación e Investigaciones Clínicas (CCIC), y presidente de Miles Chile, el uso del método anticonceptivo de emergencia oral no cobra fuerza por falta de conocimiento y por mitos que aún giran en torno a él. “El bajo uso de Escapel y sus derivados se debe, en parte, a que existe un grupo no despreciable de la población que no obtiene la píldora por desinformación, o bien, porque aún piensa que es abortiva”, argumenta.
Con el fin de evitar mayores desinformaciones en torno a la «píldora del día después», el Dr. Galán explica, a grandes rasgos, qué es el fármaco, para qué sirve y cuál es su real impacto en la usuaria:
Píldora Anticonceptiva de Emergencia (PAE): Escapel es un método anticonceptivo de emergencia hormonal oral, más conocido como “pastilla del día después” y que evita o retrasa la ovulación. Se usa para evitar un embarazo no planeado después de una relación sexual sin protección o cuando el método utilizado falla: ruptura de condón u olvido del método habitual. Para que el fármaco logre su efecto, debe tomarse hasta 120 horas posteriores a la relación sexual desprotegida, pero su efectividad disminuye con el paso del tiempo.
No es abortiva: La evidencia científica demuestra que el método es un inhibidor de la ovulación y por ello, impide la unión del espermio con el óvulo; en palabras simples, jamás actúa sobre un embarazo que ya se hubiera iniciado. Si una mujer embarazada llega a ingerirlo, no le pasará nada ni tampoco al feto.
No es un «bombazo de hormonas»: Se dice que la píldora del día después es dañina por contener gran cantidad de hormonas. Eso es completamente falso, puesto que las hormonas se metabolizan en 24 horas.
Todas las mujeres pueden administrarlo: Cualquier mujer puede usar el fármaco; no le hará daño. Incluso, la píldora puede ser administrada por mujeres que tienen patologías mamarias, hipertensión, diabetes, entre otras enfermedades.
No produce efectos secundarios graves: Produce efectos, pero nada grave. Existe un 25% de probabilidades de que el fármaco, una vez administrado, cause un poco de náuseas, mareos y vómitos.
No incide en el aumento del VIH: Este mito surgió por dichos de la máxima autoridad sanitaria que señalaban que el uso de la píldora del día después, en desmedro del uso del condón, incidía en el explosivo aumento del VIH en la población chilena. Esto es absolutamente falso, pues no existe estudio en el mundo que vincule el contagio del VIH con el método PAE.