El juego siempre ha estado presente en las actividades tradicionales de aprendizaje y entretenimiento en nuestra sociedad, incluyendo en ellas los juegos folclóricos asociados a actividades físicas y los juegos de mesa, los cuales han tenido una actualización significativa en nuestros días.
En función de lo anterior, el videojugador de la tercera edad actual es una proyección de aquel gamer de los años 80, el cual vivenció su niñez con juegos sociales y de mesa, y disfrutó su adolescencia y edad madura de los arcades y las consolas clásicas, por lo que en la actualidad tiene arraigada la conducta gamer como parte de sus actividades cotidianas.
La industria del videojuego considera de igual manera a la tercera edad como audiencia, tomando en cuenta que la interacción es mucho más frecuente y natural de acuerdo con la normalidad en el uso de tecnologías y a las actividades familiares relacionadas con el tema. Lo anterior brinda beneficios indiscutidos para la salud mental y física en los octogenarios y promueve la integración a actividades sociales.
En Japón, por ejemplo, es cotidiano que en algunos hogares de ancianos parte de la rutina diaria incluya competencias multiplayer con consolas de sobre mesa y videojuegos que fomenten la vida social entre sus pares, la “gimnasia cerebral” y el ejercicio físico que los mantenga activos y con su metabolismo equilibrado.
Consolas de sobremesa como Nintendo Wii, la cual fomenta el ejercicio físico y el juego colaborativo, y las consolas de PlayStation Sony con sus títulos llamativos y controles ergonómicos de buena respuesta, son las consolas que los abuelos suelen disfrutar juntos a sus nietos y que los integra a la vida del videojugador. Actualmente se integra el smartphone y la tablet generando de este modo la clásica categorización de casual gamer, gamer pro y gamer retro/ancestral, las cuales han sido ganadas con creces por los representantes de la tercera edad.
De esta manera es sumamente recomendable que se estimule la vida familiar en función de instancias de videojuegos incluyendo a la tercera edad, tanto como un fomento de las interrelaciones entre generaciones como una mejora sustancial en la salud mental y física de los abuelos de la casa.