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La voz del silencio fue escuchada Opinión

La voz del silencio fue escuchada

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Karina Muñoz Vilugrón
Por : Karina Muñoz Vilugrón Académica e Investigadora de la Escuela de Pedagogía en Educación Diferencial, Universidad Austral de Chile Sede Puerto Montt.
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El silencio de la comunidad sorda fue escuchado. El jueves 11 de julio la comunidad sorda de Puerto Montt y quienes somos parte de ella directa o indirectamente estábamos conectados con la Cámara de Diputados. Este día de manera unánime se presentó la iniciativa de modificar la Ley 20.422, que establece normas sobre igualdad de oportunidades e inclusión social de personas con discapacidad.

Se aprobó el proyecto que viene a perfeccionar la legislación vigente en materia de lengua de señas, puesto que se determina que la enseñanza para estudiantes sordos y sordas deberá garantizar el acceso a todos los contenidos del currículo común, así como a cualquier otro que el establecimiento educacional ofrezca, a través de la lengua de señas como primera lengua y en español escrito como segunda lengua. Es decir, el estudiante sordo podrá recibir materias en su lengua nativa: la Lengua de Señas Chilena (LSCh).

Lo importante además es que pone énfasis en conceptos como Persona Sorda y Comunidad Sorda, que nos invitan como mayoría oyente a ver la sordera no sólo como un diagnóstico estático sino aprender que existe un grupo de personas sordas que conforman una comunidad con lengua, cultura e identidad propia que lucha cada día por ser parte de la diversidad en donde la sordera pasa a un segundo plano.

La verdad hay mucho que aprender de la comunidad sorda, no sólo que tienen una lengua natural con la que viven, trabajan y crían a sus hijos. Dentro de la cultura sorda hay tradiciones, costumbres, humor, el arte en su diferentes formatos, incluyendo la poesía, teatro, la literatura, lugares en Internet (como revistas digitales o páginas web), el cine (incluyendo películas de sordos), las formas de danza y la expresión rítmica comunes a la música que son realizadas por personas sordas.

Como sociedad chilena es nuestro deber dar cabida a la multiplicidad de lenguas, incluida esta hermosa Lengua de Señas de Chilena: veremos ahora con más frecuencia en nuestras calles, escuelas y ciudades largas conversaciones en las que el silencio y las manos son los actores principales.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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