Convertir el plumavit en pintura: esa es la innovadora iniciativa de la empresa Idea-Tec. Y así como rezuma novedad, también está achacada por un modelo que, muchas veces, no atiende al llamado medioambiental. “Hoy día nuestro cuello de botella está relacionado con cuanta pintura vendemos”, dice la cofundadora de la empresa, Cristina Acuña.
Hace un año El Mostrador habló con las autoras de una iniciativa rupturista: reciclar plumavit para transformarlo en pintura. Con cerca de dos años de antigüedad, el equipo ya ha reciclado cerca de 10 toneladas de poliestireno expandido.
Sin embargo, a pesar de ser un nicho poco explorado, Cristina y Constanza -las fundadoras- deben pasar por una serie de baches: desde poca iniciativa de la ciudadanía a probar con opciones alternativas hasta inequidad de impuestos.
Pero primero contextualicemos. La idea nace bajo el alero de las profesionales químicas que crearon en 2014 la empresa Idea-Tec. Pero no fue hasta tres años después cuando se metieron de lleno en la producción de pintura a partir de plumavit. Desde su fundación, a Idea-Tec se han sumado otros siete colaboradores, siendo nueve en total.
El equipo recolecta el plumavit principalmente de dos fuentes: por medio de las empresas que las contactan y en una feria mensual que organiza la municipalidad de Vitacura, donde los vecinos van a dejarles el material. En un principio convertían el plumavit recolectado en pintura de demarcación vial y de piso. Pero se han visto obligados a incursionar en áreas comunes, como la pintura de hogar.
¿A qué trabas se enfrentan al momento de ampliar la capacidad de Idea-Tec?
Hoy día nuestro cuello de botella está relacionado con cuanta pintura vendemos. Plumavit hay muchísimo. Nosotras hemos calculado que en kilos se generan más de 18 mil toneladas de residuos de plumavit al año. Entonces la necesidad de dejar el material en alguna parte está. Nosotras a veces tenemos una lista de espera para poder recibir el material.
Hoy lo más importante es justamente la venta de pintura porque eso es como una aspiradora: si nosotros logramos vender mucha pintura, todo el resto fluye, porque creces como empresa, tienes más flujo, tienes más plata para poder crecer más, hacer que la rueda ande mucho más rápido”.
Atando Cabos, una iniciativa sustentable de Comberplast, recicla los residuos plásticos de la industria pesquera. Uno de sus principales desafíos es cerrar el ciclo de la economía circular, es decir, integrar los productos hechos de material reciclado en el mercado. Allí convergen Atando Cabos e Idea-Tec: la dificultad de venta.
“Por una parte está la conciencia de lo que significa reciclar, porque hay mucha gente que llega a dejar su plumavit, a la feria por ejemplo, y está feliz de entregar el plumavit. Esa persona siente que está reciclando, pero en realidad tú no estas reciclando todavía, tú recién empezaste la primer parte del reciclaje, que es entregar el material. Pero para que eso se recicle tiene que pasar por todo el ciclo de transformación, de venta y de introducción, en el caso nuestro, de pintura”, explica Cristina Acuña.
La cofundadora de Idea-Tec también apunta a la superficial política sustentable de algunas empresas. “Las áreas de compra siguen teniendo la prioridad de cotizar al menor precio, y de repente no se preguntan si es que a lo mejor un producto sustentable tiene el mismo precio. Ni siquiera llegan a cotizarlo. También hay un tema con la fluidez con que las empresas transmitan sus políticas de sustentabilidad hasta todas las partes que ejecutan la compra, que ejecutan la pintura, lo que sea”, espeta.
¿Qué rol tienen las políticas públicas en el apoyo a este tipo de iniciativas sustentables?
Veo que de repente hay políticas relacionadas con el reciclaje, pero son políticas que empujan, que te obligan a hacer algo. Por ejemplo, si productos como los de Atando Cabos, como los nuestros, si hubiera por ejemplo una rebaja de impuestos, probablemente yo podría ser más competitiva contra empresas más grandes. Ellos, como tienen economía de escala, pueden vender a precios más bajos. Yo no. Si tuviéramos algún tipo de rebajas en impuestos, yo podría ser mucho más competitiva, porque podría tener precios más bajos.
A nivel de políticas públicas, se podría dar un plus a los productos sustentables, con un puntaje adicional. Supongamos que vas a licitar la pintura de los edificios de una comuna. Si tú le pones puntaje adicional a que la pintura sea sustentable, también en el fondo estás fomentando el uso de una pintura como la nuestra en lugar de una que no permita el reciclaje.
A parte de asistir a la feria de Vitacura ¿Han pensado en colaborar con otros municipios de Santiago?
Con la municipalidad de Santiago estamos haciendo un acuerdo pero es algo muy preliminar. Además ellos tienen los medios para gestionar el material. Llevan el material a nuestra planta, a diferencia de otras municipalidades que muchas veces con sus sistemas de gestión no pueden ir a dejarnos el material, sino que si o si lo hacen con una empresa que puedan ir a buscar el material y se los lleva.
Como somos muy chicos no podemos hacer eso. La intención está, pero mientras la gente y los mismos municipios no caigan en razón de que si no usan la pintura, para mí es difícil. Si la municipalidad dijera, vamos a pintar todo con esto, sería súper distinto.
¿Cómo han visto los esfuerzos de la ciudadanía en impulsar iniciativas como las de Idea-Tec?
Hay un montón de ganas de reciclar, de hacer cosas nuevas, de hacer cosas distintas, de hacer cosas con valor agregado. Muchos reciclajes lo que hacen es agarrar el material y volver usarlo para lo mismo. Entonces si yo tenía botellas de plástico, agarro ese plástico y vuelvo hacer botellas de plástico. Eso es poco sustentable económicamente hablando. Hay gente que ha intentado crear cosas que son distintas, que se despegan de esta reutilización para volver hacer lo mismo. Hacen cosas que tengan un valor agregado. Este valor agregado si te permita formar una compañía sustentable y sostenible económica, ambiental, socialmente en todos los aspectos.