Este cuadro aumenta las consultas médicas tras celebraciones que implican una sobrecarga de alimentación y de bebidas, como sucede en Fiestas Patrias. Por eso especialistas alertan acerca del aumento de la incidencia del reflujo, promoviendo una mirada multidisciplinaria para su diagnóstico y tratamiento. El tipo de alimentación y los hábitos como el tabaquismo y el consumo de alcohol, son algunos de los factores.
Hasta 3 de cada 10 personas, sufren de reflujo faringo-laríngeo. Este cuadro se produce por la devolución de jugos gástricos hacia la faringe y laringe, lo que se manifiesta en síntomas como carraspera, ardor en la garganta, disfonía y sensación de flemas en la garganta. Profesores, artistas y comunicadores representan el segmento de mayor consulta por este diagnóstico, dado que trabajan con su voz y tienen mayor conciencia sobre esos síntomas.
Sin embargo tras celebraciones como Fiestas Patrias y Año Nuevo, la incidencia aumenta en la población general adulta. Si bien este síntoma es parte de diversas patologías o enfermedades, la consulta oportuna ante disfonías sin enfermedades respiratorias en curso, ayudaría a realizar un diagnóstico y tratamiento más certero y efectivo.
Adrián Castillo, docente de la Carrera de Fonoaudiología de la Pontificia Universidad Católica, explica que los pacientes experimentan alteraciones de la voz, carraspera frecuente, mucosidad excesiva en la garganta, y en casos más severos, molestias al tragar, tos después de comer y acostarse, sensación de ahogo o la aparición de un dolor repentino y punzante en la zona del cuello. En algunos casos más severos, según el especialista, síntomas de este cuadro tienden a confundirse con asma.
“Por otra parte, las cuerdas vocales tienen una capacidad natural de recuperarse en un corto plazo, a diferencia de otros órganos. Si en un par de días y sin ninguna enfermedad a la que se pueda atribuir, la disfonía debiera verse superada; de no ser así o experimentar la recurrencia de este cuadro, es necesario consultar a un laringólogo”, recomienda el fonoaudiólogo.
Entre las recomendaciones generales se sugiere que la cena sea la comida más liviana, comer sentado y no acostarse hasta 2 horas tras haber terminado, así como evitar el consumo de líquidos en abundancia, ya sean fríos o calientes.
Asimismo, Alejandra Parada, académica de la Carrera de Nutrición y Dietética UC, sugiere limitar la cafeína, chocolate, las gaseosas, las comidas ricas en grasas, los alimentos picantes o muy condimentados, las frutas ácidas y el jugo de limón, así como también el tabaco.
Para la especialista también es importante controlar el consumo de alimentos con un alto contenido grasa, como carnes, embutidos y productos de pastelería, dado que esa grasa contribuye a que se relaje el esfínter esofágico inferior, que se encuentra entre el esófago y estómago y una de sus funciones es impedir el paso de contenido gástrico del estómago al esófago.
La nutricionista recomienda controlar el consumo de alimentos ácidos como cítricos, jugos de frutas o salsas con mayor acidez. En el mismo sentido, es preferible evitar el alcohol o bien limitarse a media copa de vino y distanciar entre 2 y 3 horas el momento de comidas.
La especialista concluye que en todo tipo de celebraciones, los excesos afectan la salud y si bien existen factores externos como el humo y el ruido, hay otros que sí involucran la decisión propia, como es el caso de la alimentación.