Directora del Instituto de Biología de la U. de Valparaíso lideró el estudio que realizó junto a once investigadores. El trabajo, que es el primero que se realiza a nivel nacional, con la más amplia cobertura geográfica hasta ahora -entre las regiones de Arica y Parinacota y la de Aysén-, permitió obtener información valiosa sobre ubicación, distribución y cantidad de lobos marinos que habitan en Chile.
El lobo marino es un depredador tope, responsable de la regulación de la red trófica asociada a los ecosistemas donde habita. Como especie es muy importante desde el punto de vista ecológico. Y conocer su población es vital para tomar medidas sobre la conservación y preservación de los hábitat marinos.
Dada la relevancia que tiene la especie para la protección de los ecosistemas hidrobiológicos, la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura, a través del Fondo de Investigación Pesquera y de Acuicultura (FIPA) encomendó a la Universidad de Valparaíso la realización de un censo nacional de lobos marinos entre las regiones de Arica y Parinacota y de Aysén. Esto en el marco del Programa Integral de Mitigación de la interacción entre pesca artesanal y lobos marino 2018-2019.
Doris Oliva, directora del Instituto de Biología de la U. de Valparaíso, lideró el estudio que realizó junto a once investigadores. El trabajo, que es el primero que se realiza a nivel nacional, con la más amplia cobertura geográfica hasta ahora, permitió obtener información valiosa sobre ubicación, distribución y cantidad de lobos marinos que habitan en Chile.
En el verano de 2019 se realizaron censos aéreos y con drones con el objeto de identificar y caracterizar las loberías y de estimar la población del lobo marino común y fino, las dos especies que habitan en Chile.
“La población del lobo marino común en Chile se encuentra en una situación estable, con oscilaciones moderadas en el tiempo. Sin embargo, el aumento de las interacciones principalmente con la pesca artesanal deben ser abordadas a través de un plan estratégico que considere diferentes acciones dentro de las cuales la implementación de buenas prácticas a bordo de las embarcaciones y en las caletas, el manejo de residuos, la innovación en tecnología pesquera complementado con estudios científico de las interacciones, del comportamiento y la alimentación del lobo marino común que contribuya a mitigar las interacciones”, señaló Oliva, quien también es miembro del Centro de Investigación y Gestión de los Recursos Naturales (Cigren).
En el área de estudio hay 216 loberas de lobo marino común y 64 de ellas son reproductivas; 31 loberas de lobo fino de las cuales 24 son reproductivas. La población estimada común asciende a 123 mil animales y la de lobo fino a 33 mil en el área de estudio durante el verano de 2019.
En la zona norte la abundancia poblacional ha oscilado en los últimos 23 años entre 39 mil y 49 mil. Se observa un aumento en el número de loberas reproductivas (de 11 a 43) concentrándose el 70% de los nacimientos en Punta Lobos, Punta Piojo y Bandurrias del Sur. La población de la zona se comparte con Perú.
En la zona central la población ha oscilado entre 17 mil y 27 mil en los últimos 22 años y se observa una disminución en el número de loberas reproductivas de 13 a 4. En este verano se observaron sólo mil cachorros entre la Región de Valparaíso y Araucanía. Los principales parideros son Topocalma y Cobquecura.
En la zona sur que comprende de la Región de Los Ríos a la Región de Aysén la población de lobo marino común está entre los 50 mil y 67 mil en los últimos 23 años. Se observan cuatro loberas reproductivas principales: Isla Metalqui, Punta Chaiguaco, Isla Guafo e Isla Guamblin donde nacen el 89% de los cachorros de la macrozona.
Durante la temporada 2019 nacieron 17 mil 500 cachorros en la zona sur. Isla Metalqui, ubicada en el Parque Nacional Chiloé, es la lobera más grande de lobo marino común en su área de distribución con 27 mil animales de los cuales 12 mil son cachorros.
Para el subsecretario Román Zelaya, este censo «da luces claras de cuál es la situación exacta en el país sobre estos mamíferos marinos. En primer lugar la población de lobos no ha aumentado, se ha mantenido estable, ha disminuido en ciertas zonas y en otras se ha observado un aumento. Esta información nos va a permitir focalizar y priorizar las medidas que estamos tomando”.
Tal como se planteó por los expertos, el lobo marino está protegido por una veda que se extiende desde el 2013 y expira en enero del 2020. Respecto a este punto, la investigadora sostuvo que “estos datos van a permitir tener información actualizada sobre la salud de la población de estos ejemplares y se evaluará si es necesario, desde el punto de vista ecológico y técnico, prolongar la medida en el tiempo. Sin embargo, hay que tener en cuenta que también tenemos una legislación internacional asociada, tanto de la Comunidad Europea como de Estados Unidos, donde justamente esta última legislación va a prohibir la exportación de productos pesqueros que tengan interacción con lobos marinos”.
En relación a las medidas que se están implementando el subsecretario adelantó que han “realizado planes piloto sobre dispositivos sonoros instalados en una serie de embarcaciones y también planes de posibles reubicaciones”.
Respecto a la veda de este recurso, Zelaya señaló que la subsecretaría no va a innovar y se va a mantener, tanto del lobo como en general de todos los mamíferos marinos. “No sólo porque creemos que no corresponde autorizar la caza de estos mamíferos, sino también porque tenemos obligaciones internacionales y tratados suscritos en materia de conservación del mamífero marino», puntualizó.
La captura incidental está en permanente supervisión y monitoreo, por parte del Servicio Nacional de Pesca, que es el encargado de monitorear aquello. Efectivamente nosotros tenemos márgenes de tolerancia sobre la captura incidental márgenes de tolerancia, que de acuerdo a las revisiones que hemos realizado se encuentran cumpliendo y en el evento que no sea así lo que corresponde hacer es fiscalizar, infraccionar y sancionar”, agregó.