El estudiante tailandés se confinaba día y noche en los videojuegos. «Quiero que la muerte de mi hijo sea un ejemplo y una advertencia para los padres con hijos adictos a los videojuegos”, señaló su padre. La adicción a los videojuegos está catalogada como enfermedad mental por la OMS.
Piyawat Harikun, un estudiante tailandés de 17 años, terminó su año escolar a finales de octubre. Desde ese momento se internó por completo en una de sus mayores aficiones: los videojuegos. Harikun jugaba día y noche; mientras había sol cerraba las cortinas de su pieza, y continuaba hasta la madrugada.
Pero su adicción cesó de un momento a otro. Un día, el padre del estudiante, Jaranwit Harikun, entró a la habitación de su hijo y lo encontró inconsciente en la silla del escritorio. Jaranwit intentó despertarlo, pero no funcionó; Harikun no reaccionaba.
Según exámenes médicos, el joven murió por un derrame cerebral ¿La razón? Pasar tantas noches seguidas jugando.
«Intenté advertirle de los riesgos de jugar interminables horas y él me prometió que jugaría menos, pero fue muy tarde, murió antes de que tuviera una oportunidad de cambiar», señaló el padre a Daily Mail.
«Quiero que la muerte de mi hijo sea un ejemplo y una advertencia para los padres con hijos adictos a los videojuegos. Ellos deben ser más estrictos y no permitir que sus niños juegen tantas horas, o terminarán como mi hijo», añadió.
¿Qué hace a alguien adicto a los videojuegos? Según la psicóloga y directora de Terapia Online, Francisca Espinoza, la dependencia existe cuando un individuo, en ausencia de un videojuego en cuestión, se siente mal. “Existe una incapacidad de la persona por controlar esta conducta, cayendo paulatinamente en un deterioro en distintas áreas: colegio, universidad, aislamiento de su vida social y familiar, descuido personal, etc”, indica la profesional.
El componente adictivo de los videojuegos se encuentra, según la psicóloga, en la activación de sistemas de recompensa en la estructura cerebral, similar a lo que ocurre con las drogas. “Por otro lado, al tener un componente visual importante, ayuda a que el placer provocado sea aún mayor”, añade Espinoza.
El trastorno afecta principalmente a niños y adolescentes, así como adultos que crecieron en ambientes donde abundaba la tecnología o en la que el uso de los videojuegos haya sido poco normada, explica la especialista.
Para ayudar a la prevención, Espinoza señala que es relevante fomentar espacios familiares, sociales y vinculares en las primeras etapas de la infancia. “El generar espacios para compartir, promover la comunicación y el contacto va ayudando a aprender a valorar las relaciones en general, siendo propulsores de la vida más simple y de disfrutar de los momentos que aportan hacia una vida más sana y saludable”, enfatiza Francisca.
“Además es importante mantener horarios, en la que la cantidad de tiempo ante el juego sea acotado, lo recomendable es no más de 1 hora diaria. Sin embargo, si presenta dudas acerca de si se encuentra ante la presencia de una adicción debe consultar con un especialista”, agrega.
La adicción a los videojuegos está incluida como enfermedad mental en un listado de la OMS. Incluso el Ministerio de Salud evaluó en 2018 integrarlo a programas públicos de salud mental.