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Hormigas, abejas y moscas de la fruta: los nuevos avances en Inteligencia Artificial Tecnología

Hormigas, abejas y moscas de la fruta: los nuevos avances en Inteligencia Artificial

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Un estudio sobre el cerebro de estos insectos es la inspiración para la creación de mejores “chips” de computadores, más versátiles y menos estáticos.


Regularmente los científicos están planteándose nuevas interrogantes que los ayuden a descubrir nuevas cosas, pero nadie pensó que alguno de estos desarrollos estuviera relacionado con el cerebro de hormigas, moscas o abejas.

Esto es lo que están haciendo, desde 2018, en Estados Unidos, donde especialistas en inteligencia artificial están rediseñando chips para computadores que tengan un mejor rendimiento, se adapten mejor y utilicen menos energía.

Para esto, los científicos están estudiando los cerebros de insectos, como hormigas, abejas y moscas de la fruta, debido a que están buscando replicar el funcionamiento simple de estos sistemas nerviosos, pero un circuito analógico a gran escala.

Basado en la biología, todo esto permitiría que estas pequeñas computadoras, contenidas en un chip, conserven energía y se adapten a ecosistemas extremos, como el espacio exterior y áreas radioactivas, mientras que entregan resultados exactos y confiables.

“A pesar de que la Inteligencia Artificial actualmente nos permite utilizar dispositivos a través de la voz, programar automóviles para que se conduzcan solos y desbloquear nuestros teléfonos con reconocimiento facial, esta tecnología tiene limitaciones como la necesidad de estar conectada a una gran fuente de energía, o la presencia de un hardware veloz”, asegura Marcelo Sukni, gerente general de SAS Chile.

Necesidad de adaptarse

Por eso la solución estaría en el cerebro de estos insectos que están siendo estudiados, ya que al combinarse con una disciplina conocida como “computación neurológica”, se puede salir de la programación estática y aportar versatilidad a los que computadores para que puedan resolver problemas de diferentes maneras.

En este sentido, la presión evolutiva a la que están expuestas las moscas, hormigas y abejas les obliga a funcionar como una computadora adaptativa, que trabaja en un espacio mucho más pequeño en comparación a otros animales.

Los científicos ya han diseñado y simulado un “chip neuronal” inspirado en la pequeña estructura nervioso de estos insectos, y al hacerlo descubrieron que el sistema cambiaba algunas de sus conexiones internas, dependiendo de lo que la computadora considerara relevante en tiempo real.

El chip está programado para aprender de la misma manera en que los humanos aprenden: a través de la retroalimentación y los errores. Por esto, se espera que este pequeño computador sea capaz de adaptarse y realizar tareas por sí solo, siempre guiándose por la mejor alternativa.

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