El próximo 15 de diciembre la Asociación Chilena de Municipalidades está convocando a cada uno de sus integrantes a realizar una consulta ciudadana en tres papeletas. En la primera se podrá opinar sobre cambio de la constitución, mecanismos para su elaboración, voto obligatorio, candidatos vinculados a casos de corrupción, acuerdo o no sobre rebaja del IVA en productos de primera necesidad, más atribuciones y recursos a municipios.
En una segunda papeleta los ciudadanos tendrán la posibilidad de elegir los tres principales problemas que priorizan en el contexto de esta crisis. Finalmente, todos los municipios tienen la posibilidad de incorporar en una tercera papeleta, preguntas con pertinencia regional y local. Es cierto que los resultados no serán vinculantes con lo que debe hacer el gobierno o el congreso, ni será dirigida por el Servel, pero se dará una señal política importante que contribuirá al debate constituyente y a la agenda social.
Pero… ¿Qué implica “hacer bien” una consulta ciudadana en un contexto de crisis social, con poco tiempo y sin el Servel conduciendo el proceso? En mi opinión se deben garantizar dos aspectos para que los resultados reflejen sustantivamente las preferencias de la comunidad.
1.- Difusión de la consulta y preguntas. El tiempo que se dedicará a difundir la consulta y sus contenidos es de vital relevancia. Hasta ahora de esto hay muy poco, sobre todo en comunas de menor tamaño relativo. Tiempo, modalidad y espacios de difusión de la información, son esenciales para que la ciudadanía vote lo más informada posible. Tal como está diseñada la consulta no se trata de una instancia netamente local, sino que muy por el contrario, se espera dar una señal al país desde lo local y una contribución al proceso constituyente y a la agenda social del gobierno. Por ello, no le haría bien a la consulta que los resultados estén llenos de dudas, por ejemplo porque no se ofreció igualdad de espacios de información a las alternativas más sensibles en disputa.
2.- Neutralidad del proceso. ¿Cómo se garantizará la neutralidad del proceso previo a la consulta y en el conteo de los votos? Donde se votará y contarán los votos, ¿En recintos puramente municipales o también en recintos públicos?, ¿Se aceptarán veedores o apoderados que defiendan las alternativas más sensibles en disputa? Estas y otras preguntas es necesario realizarlas y resolverlas previamente para dar garantía de la transparencia del proceso. Para ello es necesario que alcaldes y organizadores de la consulta se apoyen en instituciones y que a través de la pluralidad de estos, se pueda ofrecer un mínimo de garantía y neutralidad a las alternativas que participarán en el proceso de consulta.
La iniciativa de los alcaldes tiene un inmenso valor, es valiente, sensata y solidaria Por esta razón hay que apoyarla y ponerse a disposición pero para hacerla bien. De lo contrario deviene en dudas, decepción y frustración.