El calor, la humedad y la luz afectan la estabilidad. Los medicamentos hormonales como insulina, levotiroxina y los anticonceptivos orales son especialmente sensibles a los cambios de temperatura.
Cuando un paciente toma un medicamento, lo hace buscando alcanzar un efecto terapéutico determinado, por ejemplo, reducir la presión arterial, reemplazar una hormona que nuestro organismo no produce, disminuir el dolor o tratar una infección. Sin embargo, no todos saben que para asegurar este objetivo es indispensable que los fármacos sean almacenados de forma correcta.
Mario Navarro, académico de la Escuela de Química y Farmacia de la U. Andrés Bello, aclara algunas dudas comunes sobre la mejor manera de conservar los medicamentos para protegerlos de las condiciones ambientales, sobre todo, durante la época estival.
El calor, la humedad y la luz son los factores ambientales que más afectan la estabilidad de los medicamentos. La exposición de los medicamentos a temperaturas extremas puede generar la descomposición del principio activo, la pérdida de la eficacia del medicamento y, en el peor de los casos, la producción de compuestos tóxicos para el organismo, aunque esto último rara vez ocurre. La extensión del deterioro del medicamento va a variar según la temperatura alcanzada, el tiempo de exposición a esta temperatura y de las características individuales del medicamento. Es importante considerar que en pacientes con patologías complejas como la diabetes, la epilepsia o las enfermedades cardiovasculares, incluso un cambio menor en la cantidad del fármaco, puede tener un efecto importante en la salud del paciente.
El error más común es guardar los medicamentos en el baño, donde normalmente encontramos condiciones de alta humedad y temperatura. Otro error habitual es mantener los medicamentos cerca de fuentes de calor como cocinas, hornos, estufas, o sobre el refrigerador. También es común que guardemos los medicamentos fuera de su envase original. La recomendación general es guardar los medicamentos en algún estante ubicado en un lugar fresco y seco de la casa, fuera del baño. Si tenemos niños o mascotas, también debemos mantener los medicamentos a resguardo de ellos. Otro punto importante es mantener los medicamentos en su envase original (a menos que sea indispensable sacarlos, como en el caso de adultos mayores que tienen organizados sus medicamentos en pastilleros). Si tenemos dudas sobre el almacenamiento ideal para nuestros medicamentos, podemos recurrir al folleto de información al paciente que encontramos al interior de la caja. Lo ideal es leer siempre este folleto y conservarlo junto al medicamento. También es importante revisar la fecha de vencimiento de los medicamentos que vamos a ingerir. Si el medicamento está vencido o notamos alteraciones en la forma, consistencia, sabor u olor, la recomendación es no ingerirlo.
Que afecte directamente la salud es poco probable, dado que durante las etapas previas a la comercialización se identifican potenciales toxicidades del fármaco y de los productos que genera al degradarse. Es más frecuente el caso en que ingerimos un medicamento pensando que estamos cumpliendo con el tratamiento prescrito, pero el medicamento ha perdido eficacia por exposición a condiciones inadecuadas. Para evitar que esto ocurra, si llevamos medicamentos en el auto, lo ideal es transportarlos en un estuche o botiquín separado del resto del equipaje, y en caso de bajarnos del auto, llevarlo con nosotros, evitar dejar los medicamentos en el auto estacionado, sobre todo si está al sol.
En general, los medicamentos hormonales como insulina, levotiroxina y los anticonceptivos orales son especialmente sensibles a los cambios de temperatura. El conocimiento sobre el deterioro que sufren los fármacos en condiciones extremas es limitado, dado que durante el desarrollo de los medicamentos solo se estudia su estabilidad en condiciones habituales de temperatura y humedad, asegurándose su calidad bajo estas condiciones. Debemos tener presente que no solo las altas temperaturas pueden afectar la estabilidad de los fármacos: por ejemplo, si la insulina se congela también pierde efectividad.
Por precaución, la recomendación inicial sería no consumir el medicamento que estuvo expuesto a altas temperaturas. En caso de no tener acceso a otra caja del medicamento de forma oportuna, o si el costo de este es muy elevado, sería recomendable comunicarse con el médico tratante o consultar con el químico farmacéutico para evaluar cada situación de forma individual.