¿Pueden las mujeres con discapacidad ser madres? ¿Pueden ellas ejercer los cuidados parentales que sus hijos e hijas necesitan? ¿Pueden hacerse cargo de una crianza responsable? En la actualidad, es posible que estas interrogantes no logren tener respuestas concretas dado que esta temática no ha sido abordada con profundidad y no posee un gran interés público.
La respuesta más cercana la tiene la propia mujer quien es la única que puede dar a luz a sus hijos e hijas. Ser mujer y enfrentar una discapacidad además de experimentar la maternidad o incluso el hecho de plantearse la posibilidad de ser madre sobrelleva una serie de cuestionamientos sociales que emergen desde la ignorancia y que complejizan aún más un ejercicio del rol de la maternidad. Desde luego, esta experiencia para las mujeres con discapacidad trae consigo temores, aprehensiones e incertidumbres, cuyos orígenes no se encuentran en la discapacidad, sino más bien, en limitaciones auto impuestas y arraigadas en la cultura y en el inconsciente, las cuales son las responsables de empañar una experiencia que puede ser completamente posible.
Es cierto que una discapacidad complejiza un escenario, pero es importante siempre tener en cuenta ciertas cautelas que cualquier mujer debe considerar frente a la maternidad. Por ejemplo, las mujeres con discapacidad que son o deciden ser madres, deben tener una red de apoyo que sea segura y activa, esto es, contar con familiares, amigos y amigas que puedan colaborar en esa experiencia. Dichas mujeres deben identificar las problemáticas concretas a las que, siendo mujer, madre y al tener una discapacidad se pueden enfrentar, con el propósito de buscar previamente soluciones claras y efectivas, donde la autoestima es fundamental.
Por lo demás, existen importantes instrumentos internacionales de derechos humanos que reconocen el derecho de las mujeres con discapacidad a la maternidad. Sin embargo, en la práctica ha sido posible evidenciar que aún funcionan y persisten muchas barreras sociales asociadas a la maternidad de estas mujeres, establecidas por antiguas creencias, estereotipos, estigmas y otros códigos socioculturales.
Con respecto a lo señalado anteriormente, en abril del 2016 un comité de expertos de la ONU entregó un informe al Estado de Chile con recomendaciones que responden a una serie de análisis de temáticas relacionadas con derechos sobre las personas con alguna limitación.
En ese informe se evidenció la escasa implementación de políticas públicas y estrategias enfocadas y dirigidas a mujeres y niñas con discapacidad, las que podrían repercutir en el ejercicio libre de la maternidad, o al derecho de conformar una familia; argumentando que se requieren generar los apoyos pertinentes para desempeñar esta tarea en situación de igualdad, como cualquier otra mujer.
Asimismo, los especialistas de la ONU mencionaron la necesidad de revisar y modificar el decreto 570 de la Ley N° 20.584 con el objeto de garantizar el consentimiento libre e informado de personas con discapacidad incluyendo a aquellas declaradas como interdictos, sobre todo, en procesos quirúrgicos invasivos e irreversibles como en los casos de esterilización de mujeres y niñas con discapacidad. Por otra parte, se recomendó establecer un mecanismo de revisión y restablecimiento de custodia de hijos e hijas de mujeres cuestionadas en su calidad de madres sólo por tener discapacidad.
Adicionalmente, el documento hace hincapié en la necesidad de implementar medidas para la accesibilidad a información de educación sexual y de reproducción, dirigidas a mujeres y niñas con discapacidad, sobre todo intelectual, puesto que son escasas las acciones implementadas. Lamentablemente, nada de lo indicado por este comité de expertos se ha resuelto aún.
Claramente es posible apreciar que en el ámbito de discapacidad y maternidad la deuda de Chile ha sido amplia y ha existido una omisión sobre la realidad de estas mujeres, dando pie a la reproducción de algunas creencias y estereotipos.
En definitiva, es imperante que se aborden estas temáticas en profundidad y se establezcan lineamientos resolutivos y claros que permitan propiciar, resguardar y respetar a las mujeres con discapacidad que son o quieren ser madres. Es imprescindible y urgente que se genere un cambio de actitudes hacia ellas que visibilice y reconozca sus múltiples intereses. De esa manera, se promoverán adaptaciones socioculturales graduales que permitirán derribar antiguas concepciones y cuestionamientos. Respecto a lo anterior, el paradigma de la interseccionalidad puede ser una herramienta efectiva para comprender- y actuar en consecuencia- a nivel macro social y micro social.