Opinión
Con pesar vengo a exponer que a las abrumadoras y lamentables cifras que conocemos de contagios y fallecimientos por Coronavirus todos los días, se suman otras muertes que no están siendo visibilizadas por la opinión pública. Con esto me refiero a quienes son el motor de la economía y principal fuente en la generación de empleos del país: las Pymes.
Si bien es cierto, hubo mucha esperanza con el anuncio de los créditos Covid-19 dados a conocer por el Presidente Piñera durante abril, las ilusiones se esfumaron con el paso del tiempo. Las expectativas se derrumbaron como piezas de dominó para los pequeños y medianos empresarios de Chile.
Para comenzar a resarcir la situación la ayuda del Gobierno es primordial. En esta línea, es conveniente que el programa de créditos actual eleve la cobertura de garantías estatales al 100%. Además, fijar de modo taxativo el mecanismo de cómo se calculan los montos que recibirán los clientes para no generar falsas ilusiones.
Asimismo, realizar modificaciones legales para que Banco Estado pueda liderar la entrega de créditos Covid de manera ágil y expedita, obviando el comportamiento de un banco comercial que aplica modelos de riesgos y una mirada tradicional. Comprar carteras de créditos y de operaciones de financiamiento de micros, pequeñas y medianas empresas que hoy se encuentran en mano de sociedades de garantías reciprocas. Leasing, factoring, aseguradoras y mutuarias y cooperativas.
Sumado a todo lo anterior, se requiere extender el beneficio de la suspensión laboral y asegurar el 70% de los ingresos líquidos para los trabajadores que se acojan a este beneficio hasta septiembre del 2020. Aún estamos a tiempo de conectarles a las Pymes un respirador artificial antes de que den un último suspiro.
