Son varias las herramientas innovadoras que se presentan a la hora de eliminar las bacterias de la ropa y sanitizar los espacios interiores para permitir un flujo de personas limpio. Dentro de estas opciones se puede ver el uso de luz ultravioleta y de ozono, novedades que ya se encuentran en Chile para ser utilizadas.
La pandemia ha afectado ha todo el mundo y cada país ha debido buscar soluciones para enfrentar la crisis sanitaria. Por eso han surgido distintas alternativas para combatir al covid-19, más allá de la desinfección tradicional.
La luz ultravioleta del tipo C (UV-C) se presenta como una opción en la búsqueda de herramientas contra el coronavirus. Se usa comúnmente para desinfectar hospitales y tratar aguas, ya que podría inactivar virus, bacterias y hongos. Ya está siendo usado para desinfectar ambientes en el Metro de Nueva York, aeropuertos en Estados Unidos, hospitales, autobuses y bancos en China, en hospitales de Japón y tiendas de comestibles en Canadá.
Esta radiación destruiría el código genético de las infecciones con su longitud de onda de 200-280 nanómetros -mucho mayor a la de la luz UVA y UVB- permitiendo una esterilización del entorno.
La Sociedad de Ingeniería de Iluminación informó que UV-C puede inactivar efectivamente el virus SARS-CoV-2, responsable de COVID-19, “si el virus se ilumina directamente con UV-C al nivel de dosis efectivo, los rayos UV-C pueden desempeñar un papel eficaz con otros métodos de desinfección. Pero es esencial que las personas estén protegidas para prevenir los riesgos de los rayos UV para los ojos y la piel”.
Al ser una luz tan enérgica debe ser usada con precaución y solo en lugares amplios, en momentos donde no haya presencia de personas, para así evitar riesgos de quemaduras o daños en las retinas oculares de los que se exponen en gran medida a ella. Nunca debe estar en espacios domésticos ni en lugares ocupados.
Para evitar estos peligros, se están buscando opciones que se puedan adecuar a los espacios. Por ejemplo, existen lámparas UV-C Led, como 4Bay, que tienen un sensor inverso y se apagan cuando detectan movimiento alrededor.
Desde GesCom, empresa que lleva 18 años en la industria de iluminación, afirman que el utilizar lámparas con luz UV-C en los establecimientos, se podría reducir el riesgo de contagio y, de esta manera, aportar a que cuando comiencen a retomarse las actividades no haya focos de contagios en los puntos de concentración.
Según Mario Herane, gerente general de GesCom, la luz UV-C desinfecta superficies y también aire, “no genera sustancias tóxicas para la salud humana y no produce humedad por lo que no daña computadores ni muebles”. Esto permitiría que, si es usado de manera correcta, puede ser un mecanismo para inactivar el coronavirus.
Otra innovación que llegó al país y que está siendo utilizada en el exterior son los equipos ReSPR, tecnología basada en estudios de la NASA que permite la desinfección del aire. Actualmente es utilizada en el aeropuerto de París para la sanitización previa a su apertura agendada para este 26 de julio.
Este es un sistema de purificación único que sanitiza de manera continua el flujo de aire de un espacio interior, logrando eliminar los patógenos presentes mediante un proceso de conversión catalítica natural -sin químicos ni filtros- a base de luz ultravioleta.
Fue el mismo aeropuerto que lanzó una licitación para buscar la mejor manera de prepararse para el flujo de personas en la reapertura del establecimiento. La ganadora fue la empresa norteamericana ReSPR (representada en Chile por la compañía Air Lotus spa) con este equipo.
Además, cuenta con el sello de Tecnología Espacial Certificada de Space Foundation (tras estudios de exploración espacial e investigación de la NASA), siendo la única tecnología de purificación del aire que cuenta con dicha distinción, además de las certificaciones de la EPA, CE y la US Environmental Protection Agency.
Por otro lado, al momento de combatir las infecciones de nuestra ropa, OzonoCab se ha presentado como una opción. Es una cabina de sanitización fabricada con aluminio compuesto antibacterial, en donde se está generando ozono (O3), la persona que va a ser sanitizada debe entrar y exponerse durante 8 segundos a esta.
El O3 es una sustancia compuesta por tres átomos de oxígeno, este compuesto es generado en el mismo momento por medio de unos generadores que lo exponen a un proceso junto a electrones, formando este oxidante potente que va a combatir el virus.
Según la Organización Mundial de la Salud, el ozono es el desinfectante más potente contra todo tipo de microorganismos. Su poder de desinfección es, al menos, diez veces mayor que el del cloro, siendo eficaz en un 99% en la eliminación de los virus, pero también en la de bacterias, hongos, esporas, protozoos.
El O3 es “efectivo como desinfectante sólo en ambientes controlados, y nuestra cabina cumple cabalmente con esto, por eso las dimensiones y los 8 segundos establecidos, para medidas especiales debemos proyectar la generación de OZONO en cada caso”, explica Yanko Moreno, doctor en química de la Universidad de Chile y asesor técnico de OzonoCab.
Otra de sus ventajas sería que es mucho menos contaminante que la desinfección con cloro o amonio cuaternario. Además de necesitar una menor concentración que otros desinfectantes y solo un corto periodo de contacto con los microorganismos para realizar la purificación.
Este método de desinfección ya es utilizado a nivel mundial en otros espacios como clínicas y hospitales, sistemas de climatización, habitaciones de hoteles, cocinas y restaurantes. Además del tratamiento de aguas potables y residuales.
Pero no son solo proyectos a gran escala, también se ve que han surgido emprendimientos que buscan aportar al control del covid-19. Uno de estos fue creado por Sebastián González, químico farmacéutico chileno. Su nombre es Aquax y busca reemplazar de manera ecológica el jabón gel.
Este producto forma parte de su emprendimiento Ecothink, empresa de cosmética natural y ecológica. En un principio este emprendimiento buscaba generar una conciencia ecológica dentro de la cosmética, pero al verse enfrentado por la pandemia, Sebastián tuvo que encontrar la forma de que sus productos también beneficien la salud de sus clientes.
Sebastián había estudiado una molécula con una cualidad especial obtenida de un proceso llamado electrólisis del agua salada. Esto puede generar un producto conocido como ácido hipocloroso.
“Esta solución reemplazaría al alcohol gel sin tanto efecto secundario. Sólo es agua y sal y tiene bastante más cualidades que el amonio cuaternario. Es un producto que aún no se conoce tanto en Chile, pero que en otros países de la región, como Colombia, se desarrolla a una mayor escala. Nosotros ya lo comercializamos y se llama Aquax”, indica González.
El químico farmacéutico describe que hay varias formas de conseguir este producto, pero no todas son adecuadas, ya que se debe buscar la estabilización adecuada de esta molécula, para poder llegar a una concentración que no afecte a la piel y que permita sea hipoalergénico.
Asegura que “el producto es 99,95% de agua y un 0,05% de elemento desinfectante. Es decir, se requieren muy bajas concentraciones para que sea realmente potente”. Aquax solo se encuentra tramitando el permiso para que el ISP ratifique las pruebas y estudios que le den la validez higienizante e hipoalergénico.
Es importante recordar que el uso de todos estos productos de desinfección deben venir acompañados de otros mecanismos para contener la transmisión del virus, como la desinfección de ropas y de calzado, el control de temperatura, el uso de mascarillas e implementos de cuidado personal y el distanciamiento social.