Especialistas del área afirman que las condiciones a las que nos vemos enfrentados en el confinamiento son un escenario difícil para las personas que padecen de trastornos alimentarios. Frente a esto, recalcan la necesidad de identificar los síntomas y solicitar ayuda experta para comenzar un tratamiento. La posibilidad de generar hábitos de alimentación saludable es una ventaja que se puede aprovechar durante la cuarentena.
El impacto en la salud mental y física del estilo de vida que llevamos durante el confinamiento se ve cada vez más. Esta situación ha afectado en gran medida a personas con trastornos alimenticios, debido a que el desarrollo de estas enfermedades se ve alterado por los factores sociales y contextuales que nos rodean, por ende, un panorama como el de la pandemia de Covid-19, puede incidir en que estas conductas alimentarias prevalezcan o aumenten.
Especialistas aseguran que se ha visto un incremento de consultas por trastornos de la conducta alimentaria (TCA) durante el último tiempo, además de un aumento en la gravedad de estos. Esta situación se ve complicada por las dificultades de realizar consultas y de mantener una salud emocional estable, lo cual impacta directamente en la alimentación de cada persona.
“A la base de un desorden alimentario hay una sensibilidad emocional o una desregulación emocional (cuando se reacciona muy rápido a las emociones, muy intensamente y la persona suele quedarse pegada en esa emoción) que genera que, cuando se está con la emoción disparada, se vuelve algo muy incómodo de tolerar y se va a tomar una conducta alimentaria no muy sana, para tratar de soportar y manejar mejor la emoción”, explicó Daniela Chahud, psicóloga del Centro AIDA, especialista en trastornos del ánimo y trastornos de la conducta alimentaria. “Funciona como una anestesia emocional o un distractor que ayuda a tolerar mejor la emoción displacentera, se transforma en una manera de regular las emociones”.
La psicóloga del Centro AIDA aseguró que, según estimaciones, en Chile “aproximadamente un millón de personas ha padecido algún tipo de TCA a lo largo de su vida”, lo que equivale a alrededor de un 6% de la población. Son más comunes en mujeres, pero los hombres también las padecen. “Los estudios en esta área en Chile tienden a ser más bien escasos, pero en general se ve reflejado que hay un importante riesgo de desarrollar un TCA en la población adolescente y las atenciones por este tipo de trastornos en los programas de salud mental ha aumentado en más de un 90% en los últimos años”, expresó.
Fernanda Cancino, actriz de 26 años, tuvo anorexia y se encuentra actualmente en tratamiento. En mayo de este año inició un podcast llamado “Hasta que choque el hueso: crónicas anoréxicas” en donde reflexiona sobre su experiencia. En una entrevista con El Mostrador Braga, Cancino contó que a través de su podcast se mantiene en contacto con seguidores que padecen TCA, quienes le cuentan que debido al confinamiento se han visto más ansiosos y con atracones, lo cual les producen más necesidad de vomitar para eliminar las calorías que no queman en el encierro.
“Estamos expuestas a mucha información, pasamos el día en la casa, frente al computador, haciendo teletrabajo, no sé al celular, al tablet, a la tele, a un montón de cosas, de redes sociales que independiente de que uno esté trabajando todo el día igual para qué vamos a mentir si hay un ratito del Instagram, hay un ratito de Youtube, hay un ratito de lo que sea te aparece en todas partes la gordofobia y el body shaming”, relató la joven actriz.
Es esencial para el tratamiento de los TCA que las personas que comienzan a identificar síntomas se acerquen de inmediato a especialistas para prevenir que la enfermedad se agrave. Además, de la ayuda experta, el apoyo familiar puede darle más eficacia al tratamiento y entrega el soporte emocional necesario.
Daniela Chahud explicó que “hacer dieta es uno de los factores de riesgo más importantes en el desarrollo de una conducta alimentaria”. Además de esto, entregó un listado de señales que se pueden ver al inicio de los trastornos alimenticios:
La rutina de la cuarentena es mucho más sedentaria de la que mantenemos normalmente, el estar expuestos a pantallas y estar sentados durante la mayor parte del día, puede aumentar las emociones que inducen a una peor alimentación o a una mayor presión para mantener cierto tipo de físico.
Las redes sociales pueden generar impacto y presión sobre las personas con tendencia a tipos de alimentación extremos, por ende, es importante generar un ambiente en donde predomine el apoyo y la comprensión. Lo mismo sucede con el ejemplo de estilos de vida de personas con influencia en otras, como podría ser el caso de los influencers de Instagram, que aumentan el riesgo de conductas de imitación entre sus seguidores.
“Debemos fijarnos en que el ambiente (tanto cercano como la sociedad) refuerza la baja de peso sea esta saludable o no, por lo que es importante fijarse en los comentarios también como un modo de prevención y parar este tipo de conversaciones que fomenten la baja de peso o la fijación excesiva en torno a él”, afirmó Chahud. “Muchas veces las personas cercanas lo hacen con el afán de poder ayudar sugiriendo alguna dieta o felicitando cuando se baja de peso, lo cual refuerza aún más la conducta alimentaria. Tenemos un deber de no seguir validando la delgadez como sinónimo de felicidad o alegría”.
Además de esto, la alimentación saludable es esencial para prever TCA. La cuarentena puede ayudar a generar hábitos y rutinas de alimentación sana y ordenada, que luego se pueden mantener. Además, se puede llevar una preparación casera, con productos menos procesados y que aportan más al organismo.
Es importante que haya mayor educación sobre la temática y comprensión de que los trastornos de la conducta alimentaria no son un capricho de las personas, como en muchos lados se puede dar a entender, sino que son enfermedades psicológicas que afectan en todos los ámbitos de la vida de una persona, por lo que no son fáciles de controlar a voluntad propia.