El Valued Based Healthcare es un paradigma para el futuro de la medicina que busca generar un modelo centrado en el paciente, dándole valor a los resultados de los tratamientos en pacientes. Esto permitiría que la evidencia se pueda utilizar para realizar terapias más personalizados y que los gastos se basen en esta información previa.
La necesidad de que la medicina del futuro comience a tener en el centro a los pacientes ha sido planteada en un contexto en donde la pandemia de coronavirus ya le ha quitado la vida a más de 850 mil personas en el mundo, desestabilizando -en distinta medida- todos los sistemas de salud. Tanto de los países menos desarrollados, como de las grandes potencias.
Las herramientas para mejorar los sistemas de salud en el mundo post-pandemia están en agenda para los especialistas de todo el mundo. Cuál sistema es mejor para una nación depende de múltiples variables que deben ser tomadas en cuenta. Como preparación para esto, actualmente reina el diálogo sobre las ventajas de unos sobre otros.
Una innovación que surge cuando se habla de la medicina del futuro es el Valued Based Healthcare (VBHC, por sus iniciales en inglés), un modelo de manejo de sistemas de salud que viene planteándose hace algunos años. Busca centrar los cuidados de salud en el paciente, concentrándose en darle valor a los resultados. Lo que significaría que la gestión, los servicios, los tratamientos y el financiamiento, se medirían en función de los resultados en pacientes.
Además de la crisis sanitaria por el Covid-19, nos encontramos con la presencia creciente de enfermedades crónicas que poseen tratamientos de alto precio y que, en Chile, se presentan en grandes números. Esto sumado a las complejidades de un sistema de salud público colapsado y de un sistema privado inaccesible para gran parte de la población.
El VBHC es promovido como un modelo al que debiésemos ir acercándonos con el tiempo, debido a la efectividad que trae con la estandarización de los resultados de los tratamientos de pacientes de distintas enfermedades.
Al observarlos y medirlos, se podría generar mayor conocimiento sobre las opciones existentes y la efectividad de estas según las distintas características de los pacientes. De esta manera, los tratamientos podrían ser más personalizados y enfocarse en lo que cada paciente busque con la terapia.
“En la pandemia actual se hace evidente que los sistemas de cuidado de la salud tienen que apoyar a los pacientes. Esto es muy importante, independientemente de donde vivamos (…). La OCDE en el 2017 mostró que 1/5 del gasto puede ser canalizado para un mejor uso. Estudios muestran que los pacientes reciben tratamientos innecesarios, que no hacen ninguna diferencia, que no les implica un cambio. Se pueden utilizar menos recursos y dar un mejor beneficio”, aseguró Cristina Ackerman, profesora de la Universidad de Texas y consultora especialista en temas de VBHC, en la cuarta jornada del ciclo de diálogos sobre salud organizado por la Universidad Católica y Roche, realizado el martes 1 de septiembre.
Según la experta, para mejorar los sistemas de salud y desarrollarlos de manera más sostenible hay que concentrarse en tres áreas: resultados, incentivos y cultura. Primero que todo, el modelo debe tener como base “una cultura centrada en el paciente”, ya sea para fijar el enfoque de la salud, para pensar en las soluciones, para ver experiencias o para notar las falencias.
Desde este piso se debe ver una forma estructurada y estandarizada para medir los resultados en la salud, que permitan tener protocolos o guías a mano, además de redirigir las políticas públicas según lo que se vaya averiguando. Al decir “resultados” especificó que se refería al cuidado, tasa de sobrevida y las complicaciones durante el tratamiento.
“También tenemos algunos resultados que vamos mejorando, que se van compartiendo en las clínicas. Mientras mayor transparencia se presenta, mientras más se hagan públicas estas informaciones, más se va mejorando. Por ende, la visión sistemática de todos estos indicadores permite una mejora y pueden ayudar a los profesionales de la salud a poder identificar cuáles son los resultados. Se va aprendiendo de los procesos, se van apoyando los resultados, se va avanzando en las prácticas y se va mejorando en el resultado final, sobre todo para los pacientes, para lo que a ellos les importa más”, mencionó.
Por último, los incentivos son necesarios para que el servicio sea lo más efectivo posible, de manera que aumente el valor. Todos los participantes del área de salud son importantes a la hora de generar este valor -médicos especialistas, prestadores, pacientes, pagadores y proveedores- por lo que tener más incentivos podría permitir una mejor colaboración y desempeño, manteniendo cada uno empoderamiento dentro de su actividad.
“Los hospitales van a poder diferenciarse entre las distintas áreas y también las empresas de la ciencia de la vida van a poder entregar productos que van a mejorar en relación a los costos. La gente que va a pagar, va a hacerlo en base a contratos negociados basados en el resultado y no en los volúmenes, entonces el paciente va a ser el centro. También encontrar al prestador que sea el que esté entregando el mayor valor”, explicó Ackerman.
“El rápido desarrollo de la VBHC está transformando el sector salud. Sus incentivos afectan de manera importante el comportamiento de compra de los financiadores, proveedores y pacientes. Para desarrollar este modelo, se requiere determinar cómo definen el valor las distintas partes interesadas y recopilar evidencia para construir un caso de compra inteligente basada en el valor al principio del ciclo de la entrega del servicio”, indicó por su parte director del Magíster en Administración de Salud UC y anfitrión del ciclo de diálogos, Dr. Gabriel Bastías.
Además de entregar tratamientos más personalizados, al establecer este modelo también se podría seguir fomentando la innovación. Claudio Lucarelli, doctor en Economía y profesor asociado en Gestión de Salud de la Wharton School de la Universidad de Pensilvania, defendió que el aumento de gastos en materia de salud ha permitido implementar nuevas tecnologías e innovaciones.
“Hablamos mucho de pérdidas o desperdicios. (…) Pero decir que el cuidado de la salud está abocado mucho en esto, no. Nosotros tenemos innovación, tenemos cambios y eso sí nos puede ayudar a reducir el gasto y los precios en general en el cuidado de la salud. Primero hay que ver si esto permite ahorrar dinero, quizás eso que se considera un desperdicio ahora no lo es a largo plazo. Entonces tenemos que ir viendo los pros, contras y los mecanismos, que son parte del objetivo aquí”, indicó.
A pesar de que el profesor se mostró escéptico con respecto al VBHC como solución para la salud en Chile, destacó la importancia de tener presente la heterogeneidad de los pacientes y la necesidad de que médicos y pacientes puedan escoger la mejor opción para cada caso, con la información completa. Para esto último, recalcó la relevancia de “generar evidencia para los procedimientos”, lo que permitiría más posibilidad de acción para las personas con mayores desventajas; sin embargo, indicó que “no lo dejaría como un pilar”.
Ambos especialistas coincidieron en la importancia de que el paciente pueda escoger según sus preferencias teniendo todas las posibilidades en mano, ya que cada individuo posee una valorización distinta de las cosas.
En este punto, la consultora especialista en VBHC, recalcó el valor que el modelo le entrega al resultado final y a la medición de este, para que después se le puede presentar la información completa a los pacientes y pueden escoger el tratamiento adecuado para sus intereses.
“En muchos casos nosotros entregamos un cuidado a la salud que no necesariamente va a contribuir a un mejor resultado. Esto no hace daño, pero tampoco contribuye. Por ejemplo, en los tratamientos para cataratas se vio que había muchos que se daban a pacientes y que no mejoraban los resultados -no contribuían al valor-”, afirmó Cristina Ackerman.
“Soy firme creyente de que tenemos que empezar a ver estos resultados punto por punto. Guiarnos como profesionales de la salud para lograr estos resultados y así podemos comparar y aprender sobre esto. Ahí está la línea con lo que dice el doctor [Claudio Lucarelli], poder ver cómo vamos a ir aplicando esto a una tasa de crecimiento y continuar con la innovación, pero en términos de resultado, tenemos que entender el valor. Entender el valor de la innovación, para asegurarnos que lo que tenemos es realmente algo que entrega valor al paciente”, concluyó.