El 16 de marzo todos los establecimientos educacionales del país cerraron abruptamente sus puertas como medida de seguridad por la llegada del Covid-19, lo que afectó a más de 3,6 millones de escolares, según el Ministerio de Educación.
En la actualidad, existen 186.723 mil niños, niñas y jóvenes de entre 5 y 21 años que no han completado su educación y tampoco se encuentran matriculados en ningún establecimiento educacional, cifra que podría aumentar debido a las medidas de prevención que se han implementado para reducir la tasa de contagios por Covid-19.
«Varios de los factores asociados a la deserción escolar se verán acrecentados durante la crisis sanitaria, principalmente por la interrupción prolongada de las clases y el confinamiento, ya que se dificulta la mantención del vínculo del establecimiento con sus estudiantes», esto, según «Propuestas Mesa Técnica para la prevención de la deserción escolar” del Ministerio de Educación.
Desde 2010, Fundación CAP a través de su Programa Aprender en familia (PAF) ha trabajado con más de 130 establecimientos educacionale , de los cuales 12 ingresaron este año al programa (nueve escuelas de Renca y tres escuelas de San José de Maipo). El Programa busca fortalecer la alianza entre las familias y los centros educativos para lograr mejores aprendizajes y un desarrollo integral de los estudiantes, para lo cual trabaja con toda la comunidad educativa.
En este contexto de pandemia esta temática ha cobrado aún mayor relevancia ya que se ha evidenciado la necesidad de generar y mantener los vínculos entre las familias y las unidades educativas en momentos difíciles; los profesores, apoderados y estudiantes han debido enfrentarse a un nuevo contexto, en el que ha quedado demostrado que los niños, niñas y jóvenes que tienen una familia que los apoya y acompaña en su proceso de desarrollo y aprendizaje, logran adaptarse con mayor facilidad las adversidades del contexto actual y las familias que tienen mayor relación y cercanía con los establecimientos han podido contar con esa importante red apoyo en esta crisis que estamos pasando.
«La pandemia hizo que los establecimientos y los equipos directivos se dieran cuenta de lo importante que es la familia dentro del proceso educativo de sus estudiantes, aunque siempre lo han sabido, pero pasaba que la familia no participaba. Hoy día se dan cuenta que la familia ha estado súper presente, apoyando a sus hijos e hijas», cuenta Cecilia Valdés, directora de Educación de la comuna de San José de Maipo, quien comenzó este año a ser parte del PAF.
Además, Zamya Araneda, coordinadora del programa en la escuela Thomas Alva Edison de la comuna de Renca, destaca que el programa podría ser un aporte en cuanto a prevenir la deserción escolar a la que se encuentran expuestos los establecimientos. ¨Efectivamente el vínculo familia – escuela es un factor protector frente a situaciones como la deserción escolar. Yo creo que siempre que exista una relación de confianza y en que las familias puedan percibir a las escuelas como redes de apoyo, es un factor que puede jugar un rol importante en la prevención de la deserción escolar¨.
El Mineduc define deserción escolar como el retiro temporal o definitivo de un estudiante del sistema educativo. Se considera como deserción la que ocurre durante el año escolar (abandono) y también la que se produce al pasar de un año escolar a otro.
Desde una perspectiva de derecho, la deserción escolar constituye un reflejo de la desigualdad de oportunidades educativas, ya sea por falta de recursos estatales que impiden que la educación esté disponible para todos los niños y jóvenes, o bien por la pobreza y vulnerabilidad de las familias de aquellos niños y niñas que son retirados o excluidos del sistema escolar.