Sustentabilidad
Cada vez más son los consumidores que buscan reducir el impacto medioambiental que tiene su compra. A pesar de esto, existe incertidumbre frente a qué material es el mejor respecto a su capacidad de ser reciclado y el impacto que tiene este para el planeta. A continuación un resumen de la reciclabilidad que tienen los materiales más comunes en nuestro país.
Reciclar tiene que ver con la capacidad instalada y tecnología para reciclar, tanto en el país como fuera, su rentabilidad económica y la demanda del material. Así, un envase que técnicamente puede ser reciclado, no significa que efectivamente se recicle.
Un ejemplo de esto es el plástico de las bolsas de tallarines o arroz (PP), el cual es un material reciclable, pero es poco reciclado porque al ser muy liviano provoca que su reciclaje no compense su costo económico por transporte y la venta del material, ya que esta se realiza por tonelada.
Los envases reciclables son envases que pueden pasar por el proceso de reciclaje y volver a convertirse en materia prima para la industria.Sin embargo, es muy importante considerar que no todos los envases que vienen con este ♻ símbolo se pueden reciclar. La composición de su resina, si existe una salida para hacer nuevos productos atractivos para el mercado hechos con este material o la contaminación de los envases, son algunos de los factores que influyen a la hora de reciclar el envase.
La grave contaminación que afecta nuestros océanos y ecosistemas, producto del mal uso que le hemos dado al plástico -y a otros materiales-, nos alerta sobre la necesidad de tomar decisiones más responsables a la hora de consumir, y también de entender más a fondo el material que nos rodea día a día.
Cuando hablamos de envases de plástico, debemos tener en cuenta que hay 7 categorías de plásticos utilizados en la fabricación de envases: PET (1) , HDPE (2), PVC (3), LDPE (4), PP (5), PS (6) y otros (7).
Con la excepción de la categoría “otros”, todos los demás tienen algún tipo de proceso en el que es posible el reciclaje. Sin embargo, en nuestro país este proceso se focaliza principalmente en las resinas PE, PP y PET, en coherencia con lo que ocurre a nivel mundial.
En Chile el consumo total de plástico es de 990 mil toneladas al año, y de ellas se reciclan 83.679 tons/año, lo que equivale a un 8,5%. Frente a este escenario, donde probablemente la mayoría de nuestros desechos plásticos no sean reciclados, el desafío está en re-aprovechar estos recursos y hacerlos circular lo más posible, ya que el plástico tiene una menor huella de carbono que otros materiales.
El proceso de fabricación del vidrio cuenta con dos grandes fuentes de materias primas: arena y vidrio reciclado. El vidrio es un envase que puede ser reciclado en un 100% y que permite fabricar un envase de igual características y propiedades de manera infinita, dando vida una y otra vez a la misma botella.
En el caso de Chile, según datos estimados por Recupac la recolección de vidrio alcanza las 100.000 toneladas anuales gracias a la gestión y cobertura de empresas como Cristalería Chile, Cristalería Toro y Saint Gobain. Se estima que las tasas de crecimiento del reciclaje de vidrio son de al menos de un 20% anual.
Pero como todo en la vida, el vidrio también tiene sus contras, ya que aunque sea un material 100% reciclable, los minerales que se usan para crearlo son un recurso finito, además de ser más pesado que el plástico o aluminio y es más frágil. Por eso, si estás pensando en usar envases de vidrio, es necesario hacer un análisis de ciclo de vida para definir si es el mejor material para tus productos, también tener presente cómo impacta el medio ambiente e incorporar modelos de reutilización.
El aluminio es 100% reciclable y además no pierde ninguna de sus propiedades, por lo que su reutilización es indefinida. De esta forma, el aluminio que se extrajo para hacer una lata de bebida hace 50 años, sigue estando en las latas de bebidas de hoy.
Según la Asociación de Aluminio, casi el 75% de todo el aluminio que se ha producido se sigue utilizando hasta el día de hoy, ya que la mayoría de las latas de aluminio que compra en una tienda ya se han reciclado muchas veces.
Sin embargo, el proceso de fabricar aluminio puede ser altamente demandante energéticamente, ya que se estima que se necesita un promedio de 14.000 kWh de energía para producir una tonelada métrica de aluminio, es decir 100 años de netflix o 350 cargas de un auto eléctrico. Frente a esto, el reciclaje del aluminio cobra una real importancia, ya que así podremos evitar que toda esta energía y recursos se vayan a la basura.
Chile produce alrededor de 67.000 toneladas de aluminio al año, material que es destinado a fabricar envases de bebidas o refrescos, que posteriormente son comercializadas y consumidas por la población.
Además, las cifras de reciclaje de aluminio giran en torno a las 30.000 toneladas anuales, lo que equivale a un 45%, que en su mayor parte corresponden a envases de bebidas, refrescos y cerveza.
Al reciclar una tonelada de latas de aluminio se están evitando cerca de ocho toneladas de CO2 emitidos en la atmósfera. Además, reciclar aluminio implica un importante ahorro de energía, ya que se utiliza un 95% menos de energía en reutilizarlo, que en su extracción y manufactura desde cero.
Ahora que sabes todo esto, ¿qué tal si tomas una decisión consciente para que tu compra afecte al planeta y a la sociedad con el menor impacto posible?
