Agenda País
La pandemia ha permeado distintos ámbitos de nuestra sociedad y uno de los grupos más afectados es el de niños, niñas y adolescentes (NNA). Sin embargo sus problemas han estado invisibilizados, sobre todo los de menores más vulnerables.
Para conocer la situación de la niñez en nuestro país conversamos con cuatro fundaciones ligadas al tema y analizar los desafíos pendientes.
Los invitados fueron Marcelo Sanchez, gerente general de Fundación San Carlos de Maipo; Laura Martínez, directora de Sostenibilidad de América Solidaria; Carolina Muñoz, directora de Trabajo Social UC y representante de Fundación Colunga, y Juan Pablo Venegas, director de Incidencia Pública de Worldvision.
Marcelo Sanchez, gerente general de Fundación San Carlos de Maipo, planteó que si bien «hemos avanzado en algunos elementos de carácter institucional», todavía no hay «avances sustantivos» por entender que «hay una necesidad importante en mejorar los mecanismos de control, fiscalización, las regulaciones que tienen los organismos que operan dentro del sistema, pero fundamentalmente pensando en la calidad y en los procesos que involucran a la infancia vulnerada».
En ese sentido destaca que el Sename es una oferta agotada «y que necesita cambio».
«La mayor parte de esos programas son insatisfactorios, es decir, tienen déficit en lograr aquello que dicen que van a lograr en problemas de focalización», sostuvo.
«Por eso es que es tan relevante que esté el sistema de protección integral funcionando, con un catálogo de derechos, mecanismos de exigibilidad, sanciones hacia los responsables que no lo cumplan, porque le va a dar el piso administrativo que se requiere para que funcione el sistema», agregó.
Por su parte, Laura Martínez, directora de Sostenibilidad de América Solidaria, explicó cómo la pandemia «enrostró con crudeza que quienes viven los efectos de la desigualdad son los más afectados en esta crisis».
Así, fueron dos los temas que afectaron principalmente a la infancia vulnerable: la exclusión escolar y la violencia contra la niñez. «Se proyecta que después del año que acaba de pasar, NNA que están fuera del sistema escolar aumentarán en un 50% respecto a lo que fue el 2019. Esos son 268 mil niños», afirmó.
Ademas existen otros factores de deserción y exclusión laboral como la «brecha digital que no se está dimensionando del todo, sobre todo en zonas rurales donde asumimos que hay una conectividad que no hay, y por otro lado unas condiciones inadecuadas para lograr ese aprendizaje, como hacinamiento y necesidad de aprender en la familia».
En cuanto a la violencia contra la niñez, «es transversal clases sociales, pero en los contextos más afectados y más vulnerables es donde se están viviendo situaciones más complejas».
Otro de los temas más importantes que ha dejado la pandemia es el de la salud mental. Carolina Muñoz, directora de Trabajo Social UC, planteó que específicamente en el caso de los menores que viven en residencias, los análisis no muestran resultados alentadores. «El 55% de los niños y adolescentes presentan un problema de salud mental», destacó.
Además, «hay un riesgo importante que sufren las niñas en lo que se refiere a la explotación sexual, hemos tenido información sobre eso pero hay poca acción articulada de los sectores, con poca ayuda de la fiscalía y del sistema judicial», agregó la representante de Fundación Colunga.
En cuanto a la relación entre los NNA que están en residencias y cómo se aspecta la proyección de su vida independiente, «no hay intervenciones que conduzcan a esto, a pesar de que los niños tienen larga permanencia, entonces tenemos dificultades de pensar un futuro más saludable en su salud mental, porque no tenemos preparada redes de acogimiento, articulaciones con el mundo laboral y educación, y estamos bastante al dede en eso», manifestó.
Por último Juan Pablo Venegas, director de Incidencia Pública de Worldvision, destacó cómo ha ido avanzando la discusión de la Ley de Garantía de la Niñez y parte de la institucionalidad del área.
«Tenemos desafíos tremendos. Más allá de lo difícil que ha puesto la pandemia y el surgimiento de discursos ultraconservadores y distorsionados de lo que significa el enfoque de los derechos del niño -que en realidad tiene que ver con el derecho de la niñez, su autonomía progresiva, su interés superior, el necesario respeto por el derecho de los padres y cuidadores que tienen a cargo a los niños-, me parece que aun asnillos hemos lograd ir corriendo un poco el cerco e ir avanzando», afirmó.
Otro punto a destacar es la participación de los menores en una época de reflexión país. «Durante este periodo también emerge una mirada nueva y revitalizadora de lo que es la participación infantoadolescente y juvenil en los procesos de discusión que tienen que ver con su vida. Aquí no solo tenemos que ver a los jóvenes caricaturizados y estigmatizados como los rebeldes, revolucionarios o los irrespetuosos que se saltan los torniquetes, nos hemos encontrado en los nutrimos meses con la emergencia de grupos de jóvenes y adolescentes que han ido generando propuestas», añadió.
