Este trabajo, el cual es el puntapié inicial a la acuicultura de pequeña escala en la zona de la Región del Biobío, es la primera experiencia de cultivo suspendido de pelillo a nivel regional, en el cual participan siete mujeres socias del sindicato de pescadores artesanales de la zona.
Durante el mes de febrero, se comenzó a trabajar en la Región del Biobío el primer cultivo experimental de tipo suspendido de pelillo de Caleta Coliumo. Este, entre otras cosas, es la primera experiencia de este tipo a nivel regional y significa una oportunidad para que tanto pescadoras como acuicultores adapten sus trabajos diarios a los fenómenos del cambio climático.
El Proyecto “Fortalecimiento de la capacidad de adaptación del sector pesquero y acuícola chileno al cambio climático” es parte del plan de acción ambiental de la Comuna de Tomé, en el marco del proceso de Certificación ambiental (SCAM), y cuenta con el apoyo de Subpesca y el Ministerio de Medio Ambiente, con el apoyo de FAO de las Naciones Unidas y del Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF, por su sigla en inglés),
“Es de suma importancia enfrentar los efectos del cambio climático, que nos afectan a todos y, por cierto, ya es una realidad. Se ha demostrado durante los últimos años que el aumento de las temperaturas ha provocado cambios en las mareas y las corrientes oceánicas, alza en el nivel del mar y acidificación del océano, lo que afecta a los ecosistemas marinos y la pesca, alterando la cantidad de recurso pesquero presente en las costas”, sostuvo el seremi del Medio Ambiente del Biobío, Mario Delannays.
La estrategia que se está utilizando en la región, específicamente en Caleta Coliumo, «es esencial para potenciar e incentivar este tipo de nuevas experiencias que significarán nuevos beneficios para la zona, puesto que involucran capacitaciones y otras acciones de buenas prácticas».
En esta primera experiencia de cultivo de algas en áreas de manejo en la región, participaron siete mujeres que forman parte del Sindicato de Trabajadoras Independientes Pescadores Artesanales y Recolectoras de Algas de Caleta Coliumo. Históricamente, este grupo de pescadoras ha trabajado en la recolección de algas en praderas naturales aprovechando la marea baja que ocurre durante la jornada, donde se destacan la chicoria, la luga y el pelillo, como sus recursos algales principales, cuya abundancia ha disminuido a lo largo de los años, por lo que, cada vez más, ha resultado ser escaso como fuente de ingreso para el sector.
Al respecto, el director zonal de Pesca y Acuicultura, Oscar Henríquez, destacó la experiencia en el cultivo experimental: “El objetivo es que las pescadoras algueras de Caleta Coliumo adquieran nuevas prácticas productivas que les permitan ampliar sus posibilidades de adaptación frente al cambio climático. Esta iniciativa, les permitirá conocer sobre sistemas de cultivo suspendido y el ciclo productivo del alga pelillo. Esta experiencia piloto, recopilará información que podrá proyectar una propuesta de escalamiento a nivel productivo”.
El cultivo de algas, además, contempla la confección de un manual práctico de gestión e implementación de un centro de cultivo experimental de algas, para áreas de manejo que quieran replicar la experiencia.
El trabajo formó un centro piloto experimental con el grupo de pescadoras y de trabajadores del sector para el cultivo suspendido de alga Gracilaria sp (Pelillo), la especie que se presenta como recurso principal trabajado por las socias del sindicato y que fue seleccionado por ellas para realizar la experiencia.
“El proceso consideró una capacitación teórico-práctica en la fabricación de fondeos para la instalación del centro, el posicionamiento de vértices, la confección de cabos de fondeo, la confección de líneas para boyas, la recolección de alga para iniciar el cultivo, la preparación de cuelgas con alga, y la instalación de las cuelgas de siembra en el sistema de cultivo preparado”, explica el coordinador de la iniciativa, Cristian Vásquez.
Una vez cerrada la primera etapa de esta actividad experimental, que conlleva la instalación y siembra del centro, se realizará un monitoreo al ciclo productivo del alga. Esto dará a conocer el desempeño del proceso, y sobre este se podrá proyectar un estudio de escalamiento.
“Esta experiencia, nos permitirá a nosotras como beneficiarias de este cultivo piloto, sumar conocimiento acerca del ciclo del alga y de otros recursos que se puedan fijar en el sistema de cultivo de forma natural, que puedan transformarse en especies cultivables en el área de manejo”, afirma la pescadora Gloria Concha, una de las siete mujeres que forman parte del trabajo experimental.
Desde el sector pesquero y acuicultor de la Región del Biobío, proyectan que esta experiencia podría dar origen a una futura granja marina, con todo el potencial productivo y educativo, que pueda incorporar aspectos de turismo a futuro.
Actualmente, la región se encuentra en proceso de construcción de la política regional de acuicultura y Subpesca estaría tramitando el proyecto de acuicultura de pequeña escala. Por esto, el cultivo experimental que se está desarrollando en la zona genera una experiencia que sirve como punto de transferencia para otras organizaciones que deseen emprender en la acuicultura de algas.