En un mundo donde las tecnologías cumplen un rol fundamental, las redes sociales se han vuelto uno de los instrumentos más importantes a la hora de realizar campañas políticas en periodos de elecciones. A pesar de que este método ha entregado diversos beneficios en torno a la difusión de información, también ha traído cosas perjudiciales como la exposición que enfrentan las personas a la violencia digital al tener opiniones diferentes.
Para este año, en el país se realizarán cinco votaciones electorales a lo largo del año. Debido a la fuerza que han tomado las tecnologías y los efectos que ha tenido la pandemia, las campañas políticas a través de redes sociales han sido un método muy utilizado por los candidatos, logrando una mayor difusión y accesibilidad de la información.
No obstante, según expertos, la violencia digital, en este tipo de contextos, se hace más presente debido la polarización latente que conllevan las elecciones.
Paulina Ibarra, directora ejecutiva Fundación Multitudes, afirmó que existe un aumento de las campañas de desprestigio en épocas de campaña electoral, sobre todo en este contexto.
“Estamos en plena era digital, sumado a que producto de la pandemia las instancias presenciales son acotadas. Por lo mismo, la desinformación y la violencia de género digital aumentan ya que se vuelve aún más difícil distinguir y, por, sobre todo, erradicar la fuente que genera la desinformación, además de la facilidad con la que una post verdad se puede viralizar”, indicó.
Incluso esto se da como fenómeno cuando se mezcla el legítimo interés de conocer y compartir los antecedentes de candidatos y candidatas y la información sacada de contexto o derechamente realizar campañas de desprestigio.
“Hemos sabido de algunos casos de precandidatas que han bajado sus campañas por la desinformación de la que han sido víctimas”, agregó.
Sin embargo, hay expertos que creen que esta situación no solo se queda en el hecho puntual de un tipo de violencia, sino que es una causa de algo mucho mayor que nos caracteriza como sociedad y que queda en evidencia en situaciones del ámbito político.
Daniel Halpern, académico de la Facultad de Comunicación de la Universidad Católica, enfatizó en que “el ataque o la violencia digital es un síntoma de una enfermedad que es la poca educación cívica y la falta de consideración por alguien que piensa distinto a uno”.
En esta línea, recalcó que la única forma de combatir la violencia y las fake news es con educación “Hay que entender que no porque alguien piense distinto a mi tiene una condición diferente. El valor principal es que en la diversidad de opiniones hay una construcción de una sociedad mejor”, concluye.
A pesar de que cualquier persona que se involucre en las redes sociales se puede ver afectada por el ciberacoso, fake news y ataques hacia su persona, expertos afirman que hay ciertos grupos los cuales se pueden ver aun más expuestos.
Ibarra expresó que “existen grupos que son más vulnerables a sufrir esta deslegitimación o ataque virtual -por esta violencia interseccional, que se puede dar por distintos flancos: estrato social, estado migratorio, orientación sexual, etcétera- y otros que son menos propensos o que tienen más y mejores herramientas para su defensa”.
Por su parte, Andrés Rosenberg, académico de la escuela de Publicidad de la Universidad Diego Portales e investigador de Ciclos, aseveró que los grupos con posturas minoritarias se verán más afectados.
“Por ejemplo, quienes votaron Rechazo en el plebiscito pasado tendrán que defender dicha postura ante una masa que ya discute sobre los contenidos de la nueva constitución”, argumentó.
Conjunto a lo anterior, estableció que la mejor forma de combatir la desinformación y la incivilidad en redes sociales, sobre todo en épocas de campaña, es la educación.
“Hay que saber identificar cuándo un mensaje es agresivo, nos violenta, o puede estar desinformando, y denunciarlo”, sostuvo.
Actualmente, Chile no cuenta con ninguna normativa que regule este tipo de situaciones. Es por eso, que los expertos afirman que es una materia la cual está pendiente en el país.
Bajo la Ley, no existen responsables frente a fenómenos ligados a la difusión de información falsa o ataques hacia otras personas a través de redes sociales que generan repercusiones perjudiciales tanto en el espectro cibernético como en las víctimas de estas situaciones.
Esta realidad se pone en evidencia, aun más, en un contexto donde las tecnologías han sido el motor de las relaciones interpersonales por la pandemia.
Además, las redes sociales se han convertido en el gran instrumento para realizar campañas políticas en un año que será muy activo en votaciones electorales, las cuales comienzan el próximo 11 de abril con la elección de constituyentes, gobernadores, alcaldes y concejales.