El personal de salud ha sido un factor clave para combatir la pandemia. Sin embargo, muchos no han visto descanso desde marzo de 2020, hecho que ha provocado un gran desgaste no solo físico sino también psicológico debido a la exposición al virus, el aislamiento, la carga laboral y el desgaste emocional.
La salud mental ha sido verdaderamente afectada en la pandemia. El confinamiento, la incertidumbre y el miedo ha provocado que muchas personas hayan enfrentado problemas de ansiedad y estrés en los últimos meses, incluso si no tenían antecedentes de problemas psicológicos.
Uno de los grupos más afectados ha sido el personal de primera línea, quienes nunca habían enfrentado un panorama tan desolador durante su ejercicio laboral.
Estos efectos no solo se han visto por el temor y la exposición al contagio, sino también por el estrés de turnos laborales extensos, la cantidad de personas muertas por el Covid-19, el aislamiento de su núcleo familiar y social y el poco tiempo para tratar posibles síntomas y trastornos vinculados al bienestar mental.
“La situación para todo el personal de salud ha sido muy complicada. La presión del aumento de la cantidad de camas y su complejidad ha sido muy estresante. Nos tocó mucho contener a colegas en el hospital que por primera vez en su vida se enfrentaban a la muerte tan directamente o que diariamente veían personas morir”, afirmó Pablo Toro, psiquiatra de la Red Salud UC Christus.
A pesar de que durante el último año no siempre los hospitales y clínicas han tenido un nivel de pacientes altos por Covid-19, cuando decayó la primera ola de contagios, el personal médico comenzó a recibir a todos los pacientes que habían postergado sus consultas y tratamientos debido a la pandemia, hecho que ha provocado una continuidad del excesivo trabajo del personal de salud.
“No ha parado pero ningún segundo. En el hospital se acabó la primera ola de coronavirus y empezaron a llegar todos los pacientes rezagados, sobre todo de oncología. En términos de pacientes no ha disminuido”, agregó Toro.
Cabe mencionar que las personas que están trabajando con los casos más críticos de Covid-19 también tienen que lidiar con todas las dificultades de la pandemia que vive el resto de las personas.
El riesgo de contagiarse y propagar el virus a sus seres queridos, las restricciones de la movilidad, la incertidumbre e inseguridad y el temor de los problemas económicos son las principales preocupaciones de la población que provoca un estrés importante.
Carlos Ibáñez, académico de la Universidad de Chile y coordinador de Red Salud es Salud, indicó que hay diversas dimensiones que afectan el bienestar mental del personal. Entre las principales destacó el aislamiento por miedo a contagiar sin poder recurrir a sus fuentes de apoyo habituales, la carga laboral, el peso emocional debido a que las personas hospitalizadas buscan apoyo y contención en el equipo de salud al no poder recibir visitas, la comunicación a los familiares cuando hay malas noticias, y presenciar las muertes de los pacientes, donde muchas veces se genera un vínculo importante con ellos.
“Ser trabajador de la salud es un trabajo que genera una demanda emocional. Muchas veces ellos bloquean y postergan sus sentimientos en función a lo que la otra persona necesita. Ese tipo de esfuerzo emocional es lo que se va acumulando más el estrés de los turnos, sobre todo en las urgencias y en las Unidades de Cuidados Intensivos”.
Además, agregó que, con la sobrecarga de pacientes, muchas veces el personal hace más de un turno, lo que genera mayor estrés acumulativo y consecuencias no solo instantáneas, sino a futuro también.
Actualmente, uno de los mayores problemas es que debido a la alta demanda en los recintos de salud, muy pocas personas tienen tiempo para poder tratar su estado mental, los cuales requieren dedicación y espacios concretos para poder tratarlos.
A pesar de que algunos recintos han otorgado lugares para que sus trabajadores puedan recurrir a ellos en momentos de estrés o descanso, actualmente, la única solución para disminuir la carga que está viviendo el personal de salud es la baja de contagios.
Sin embargo, durante la última semana se ha evidenciado una notable alza, situación que no solo preocupa por la capacidad de los recintos, sino también por la capacidad de estos trabajadores, quienes, sin duda, han dejado postergadas sus necesidades en pos de la salud de la población.