Según un estudio elaborado por el Grupo de Evaluación de Determinantes de Salud y Políticas Sanitarias de UIC Barcelona, los niños que pasan más de una hora al día frente a la pantalla, tienen mayor tendencia a consumir comida rápida.
Los niños de entre 1 y 14 años que pasan más de una hora al día de su tiempo de ocio frente a una pantalla comen más comida basura –como dulces y ‘snacks’– que el resto de menores, según un estudio elaborado por el Grupo de Evaluación de Determinantes de Salud y Políticas Sanitarias de UIC Barcelona.
El trabajo, liderado por la doctoranda Àurea Cartanya-Hueso y el doctor Adrián González Marrón y publicado en la revista ‘Healthcare’, ha analizado por primera vez la relación entre el uso recreativo de pantallas y el consumo de alimentos poco saludables en niños españoles, ha indicado la universidad en un comunicado este martes.
Según los autores, el estudio «aporta evidencia a la hipótesis de que pasar mucho tiempo delante de la pantalla va asociado a unos hábitos peores de alimentación infantil» y señala que el porcentaje de niños que consume comida basura es menor entre los que hacen deporte varios días por semana.
El trabajo indica también que un 63,9% de los menores de entre 12 y 14 años están al menos dos horas al día frente a las pantallas con fines recreativos y que esta franja de edad es la que más bebidas azucaradas y comida rápida consume.
Los autores han explicado que «el uso de pantallas puede generar cierta ansiedad entre la población infantil que se acaba traduciendo en el consumo de comida basura» y han sostenido que el hecho de estar más horas expuestos a la publicidad de comida basura puede aumentar también su consumo.
Estos resultados han llevado al responsable del grupo de investigación, el profesor José M. Martínez-Sánchez, a afirmar que la exposición a las pantallas, especialmente las de los smartphones y tabletas, será «un nuevo determinante de la salud en los próximos años» para la población infantil.
Martínez-Sánchez ha recordado que la exposición a las pantallas en menores también está relacionada «con un número insuficiente de horas de sueño, obesidad, y con un mayor riesgo de desarrollar problemas emocionales y de comportamiento», por lo que ha recomendado limitar su uso y ha insistido en la necesidad de regular la publicidad de comida basura.