Su cronificación está asociada a riesgos ocupacionales que se han agravado con el aumento del teletrabajo durante la pandemia por Covid-19.
Para algunas personas el dolor lumbar crónico tiene un origen mecánico como contracturas musculares, desviaciones de la columna vertebral o escoliosis; para otros, empieza con enfermedades inflamatorias como la artritis reumatoide y la espondilitis anquilosante, además de algunos tipos de cáncer. Sin embargo, el 85% de los pacientes que lo padecen de forma crónica tienen lo que los especialistas denominan dolor de espalda no específico, es decir que no tiene origen físico claro.
En Chile, la prevalencia de dolor lumbar crónico alcanza un 6,2%. De ese universo, un 48,2% presenta dolor severo y un 44, 4%, moderado. Debido a su intensidad, puede producir incapacidad en quienes lo padecen, ya que genera limitaciones para caminar, interactuar socialmente, hacer deportes e incluso dormir.
“Esto tiene importantes efectos en la salud mental del paciente, en la capacidad para realizar actividades diarias como trabajar y, en consecuencia, en su productividad”, señala Patricia Bonilla, presidenta de la Asociación Latinoamericana de Cuidados Paliativos.
De hecho, el dolor musculoesquelético causa un 21,2% de la discapacidad presente en Chile y de ella 7,7% corresponde a lumbago crónico. A nivel latinoamericano se estima que esta patología afecta a aproximadamente 6 millones de personas.
La afección se define como el dolor localizado entre las costillas y los glúteos, y puede extenderse al dorso, la pelvis y las piernas2. Si bien 8 de cada 10 de las personas experimentarán molestias en esta zona en algún momento de su vida2, su cronificación implica que se prolongue por más de tres meses y está asociada principalmente a factores ocupacionales como levantamiento y transporte de cargas pesadas, así como pasar mucho tiempo sentado, malas posturas, rotaciones del tronco inadecuadas, sedentarismo y estrés laboral.
“Algunos de estos hábitos están más presentes en el teletrabajo, tan común durante la pandemia por Covid-19, porque las personas pasan más tiempo frente a sus computadores sin hacer las pausas debidas y con una carga emocional importante, lo que incrementa el riesgo”, señala la doctora Bonilla.
En Chile, el dolor lumbar es la causa más frecuente de incapacidad para trabajar. “Es una patología altamente prevalente y ocurre en las personas laboralmente activas. Los ambientes como las mutualidades reciben mucho de estos pacientes y a propósito de la pandemia esto se da aún más”, precisa la doctora María Lorena Oyanadel, jefe de la Unidad de Dolor Crónico No Oncológico del Hospital Clínico San Borja y miembro del directorio de la Asociación Chilena para el Estudio del Dolor y Cuidados Paliativos (ACHED-CP). En esa línea, la fisiatra reconoce que en su consulta entre un 60% y un 70% de los pacientes que trata sufren esta dolencia.
Para su adecuado tratamiento, es necesario un abordaje multidisciplinar y personalizado, que implica terapia farmacológica, psicológica, fisioterapia y asesoramiento nutricional.
“Lo importante del dolor lumbar es que a pesar de que la mayoría anda bien con un tratamiento simple, hay alrededor de un 25% de los pacientes que requiere un tratamiento más integral y ese paciente que lleva 6 meses con dolor ya califica para una unidad de dolor, lo que además implica un costo indirecto en términos de licencias médicas”, añade la especialista.
Si bien esta afección tiene múltiples causas que requieren atención médica, la doctora Bonilla recomienda incorporar algunos cuidados para evitar la cronificación del dolor:
La especialista enfatiza la importancia de evitar la automedicación y acudir al médico al momento de presentar alguna molestia o dolor prolongado. “Un tratamiento inadecuado puede contribuir con la cronificación del dolor, dificultado el movimiento y generando complicaciones graves para la salud”, finalizó Bonilla.