Ignacio Rodríguez, ecotoxicólogo, conservacionista y director del Centro de Humedales del Río Cruces de la Universidad Austral asegura que es imprescindible consignar en la Nueva Constitución como un derecho garantizado no solo la conservación del ecosistema –lo que es básico- sino que también la restauración de este, porque “la sola conservación ya no basta, preservar ya no nos alcanza, vamos en declinación, pero no lo vemos porque estamos insertos en la bajada”.
Actualmente la Constitución de 1980 solo hace referencia al tema medioambiental en el Art. 19 N 8. En el párrafo consigna el derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación y que es deber del Estado velar para que este derecho no sea afectado y tutelar la preservación de la naturaleza.
Con esto se reduce la protección a que los ciudadanos, cuando vean vulnerado este derecho puedan presentar un recurso de protección, lo que en síntesis, es bien poco lo que se asegura en esta materia, por lo que queda mucho pendiente en el tema medioambiental en la próxima redacción de una nueva Constitución.
“Existe en la constitución del 80 una lógica no ecológica pues uno de sus pilares es la propiedad privada, donde el uso de los recursos naturales, sienta las bases para usar recursos naturales tan importantes como el del agua, de una manera privada, sin hacerse cargo de que ese recurso está asociado a una naturaleza que debe mantenerse. Entonces, así como la Constitución habla sobre los derechos de apropiación del agua, podría también consignar los deberes de cómo el Estado de Chile debe hacerse cargo que la naturaleza que produce el agua , sea conservada, osea hay que recuperar el derecho y restaurar el objeto de ese derecho, sino cómo vamos a ejercerlo”, explica Ignacio Rodríguez, ecotoxicólogo, conservacionista y director del Centro de Humedales del Río Cruces de la U. Austral , experto en escasez hídrica y cómo conservar agua.
El discurso que se ha escuchado entre los constituyentes recientemente electos – según Rodríguez- se preocupa de la recuperación del derecho al agua por ejemplo, que es esencial, pero explica que sin la recuperación del recurso el tema queda cojo.
“Existe un énfasis en la recuperación del agua, lo que es fundamental, en el sentido que el agua no esté en manos de personas específicas sino que sea un bien público, sin embargo no se menciona la necesidad de recuperar o restaurar la naturaleza, y en particular, los bosques y los humedales, que son los que producen el agua y que hacen que el ciclo hidrológico pueda proveernos de este elemento vital en un país”, señala el investigador.
Los paradigmas antiguos de la industrialización asumían que la naturaleza era tan vasta y tan resiliente que uno podía hacer cualquier cosa con ella, sin embargo con el advenimiento del cambio climático quedó demostrado que los recursos de la naturaleza que nos sustentan como sociedad en cualquier parte del planeta, son finitos y deben usarse de manera racional, a un ritmo que permita su recuperación. A eso se refiere la restauración.
La restauración de la naturaleza es un concepto más extenso que la conservación, Rodríguez lo explica de la siguiente forma, “si hubo un terremoto y se te cayó la casa entera, se va a vivir toda la familia a una pieza que es lo que quedó parado, lo arreglamos y obviamente conservamos, pero restauración es hacer la casa de nuevo, recuperar lo que teníamos para seguir viviendo”.
“La restauración del ecosistema natural debe quedar consignada en esta Constitución, lo que incluye la restauración del ciclo del agua. Ya no habrá otra oportunidad, pues ya para cuando hagamos otra -Constitución- , no existirá nada. . subraya el Director del Centro de Humedales de la U. Austral.
Asimismo recalca que, “esta palabra –Restaurar- cambiaría mucho nuestra resiliencia con respecto a lo del cambio climático y nuestra forma de pensar cómo producimos y cómo tenemos un bienestar material, porque si yo extraigo agua para generar un material como puede ser cobre o hierro, o para plantaciones de pino pero solamente se me dice como tengo que aprovecharme del agua pero no se me dice como tengo que asegurar que esa agua exista y que esa agua vuelva al ecosistema, hay un sinsentido e inevitablemente agravará los problemas que ya tenemos ahora donde tenemos inequidad hídrica y finalmente el que puede comprar, quien tiene los derechos antiguos y los puede traspasar, es quien acapara el agua quitándosela al que la necesita para vivir”
Rodríguez insiste en que este tema es vital porque “si miras hacia atrás hay muchas generaciones que han visto como se han ido depredando y eliminando vastas áreas de sistemas naturales y entender que es este sistema el que nos sustenta en todo sentido es esencial y por lo tanto debe estar incluida en la Nueva Constitución”.
Al mismo tiempo el ecotoxicólogo de la U. Austral señala que “la naturaleza brinda servicios ecosistémicos que nos permiten seguir viviendo y hoy en día estamos, sobretodo en las ciudades , absolutamente desconectados de eso. Es muy positivo que los pueblos originarios sean parte de esta constitución porque son las culturas ancestrales, por el hecho de tener mucha historia y miles de años en el territorio, quienes han desarrollado esa sensibilidad y entienden la posición del ser humano en el ecosistema o en la naturaleza”.
Además explica que, por ejemplo, «en la cultura mapuche, ellos dicen ‘No hay que cuidar la naturaleza, es la naturaleza la que nos cuida a nosotros, entonces lo que hay que hacer es respetar a la naturaleza’, así que ellos serán parte relevante de la instalación de conceptos fundamentales en la Carta Magna conceptos fundamentales como el derecho a la naturaleza, justicia ambiental, equidad hídrica que permitan como chilenos entender de manera diferente como nos relacionamos con nuestro territorio natural».
Para el experto, «el ecosistema global colapsó, durante demasiado tiempo, hemos estado explotando y destruyendo los ecosistemas de nuestro planeta. La temperatura aumentó y cada tres segundos, el mundo pierde una superficie de bosque equivalente a un campo de fútbol y, tan solo en el último siglo, hemos destruido la mitad de nuestros humedales. El cambio climático empezó a redistribuir el patrón de lluvia y las consecuencias ya están aquí. Chile no puede restarse y la Carta Fundamental es una oportunidad para sentar las bases de esos cambios y poder soñar con un futuro mejor».
Por eso insiste en que “si la carta fundamental de un país, en este caso de Chile, se refiera a cosas tan fundamentales para sus ciudadanos, no puede no hablar de los derechos, la conservación y la restauración de la naturaleza. Es inevitable”.
En ese sentido, la Constitución debe asegurar que el sistema natural se conserve y se restaure porque sino todos los otros derechos: vivienda, educación, salud, que son de extrema urgencia para muchos chilenos, no podrán ser ejercidos o van a ser ejercidos en una condición más degradada.
Como señala Rodríguez, “sin esa estructura fundamental que es la naturaleza, nada de lo otro existe, lo que pasa es que no lo habíamos puesto por delante, porque todavía existía tal amplitud y vastedad en el sistema natural que el sistema a pesar de ser destruido paulatinamente, seguía funcionando más o menos bien. Sin la naturaleza no podemos subsistir y los otros derechos no los podemos ejercer”.
“Conservar ya no es suficiente y la pregunta es cómo hacemos para asegurar que desde la Carta Fundamental de la sociedad chilena, se consigne como un derecho garantizado no solo la conservación del ecosistema – lo que es básico- sino que también la restauración de este, porque “la sola conservación ya no basta, preservar ya no nos alcanza, vamos en declinación, pero no lo vemos porque estamos insertos en la bajada”, asegura Rodríguez.