Chile se encuentra enfrentando una fuerte crisis hídrica a causa de los deshielos y el cambio climático, por lo que afecta a las fuentes de riego en la producción agrícola. Sin embargo, el Ministerio de Agricultura y un panel de expertos, entre ellos el científico chileno que ayudó a localizar agua líquida en Marte, Pablo García-Chevesich, exploran alternativas para ampliar la matriz de recursos hídricos, por lo que la desalación de agua de mar surge como una opción viable.
La desalación de agua de mar para potenciar distintas actividades no es nueva, y ya en el Siglo I el historiador Plinio el Viejo la incluyó en su Enciclopedia de Historia Natural. Hoy esta práctica se realiza en 177 países, y en que se procesan 93 millones de metros cúbicos al día.
Si bien ya existen 24 plantas desaladoras operativas en Chile y otras 22 en construcción, la desalación -orientada principalmente a actividades de alto consumo, como por ejemplo la minería- es evaluada como la solución para otras actividades, como consumo humano y también la agricultura, considerando que actualmente existen 4.000 proyectos de distinto tipo para ir en ayuda de la Agricultura Familiar Campesina, y no han sido suficientes para mitigar completamente la situación de escasez hídrica.
El pasado 8 de julio se realizó el seminario online “Desalación: la agricultura mirando al mar”, evento organizado por la Comisión Nacional de Riego (CNR), la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) y la Fundación de Comunicaciones, Capacitación y Cultura del Agro (Fucoa).
En la actividad se analizaron las oportunidades que ofrece la desalación como alternativa frente a la escasez hídrica que afecta a la agricultura. Son 104 comunas las que se mantienen bajo esta situación, lo que equivale a un tercio del total de las comunas del país. En tanto, se sigue registrando una menor carga natural de los acuíferos, debido a la menor acumulación de nieve en la cordillera y menos lluvia durante el invierno.
Dentro del marco del seminario, expertos nacionales e internacionales explicaron las ventajas y desafíos de la utilización del agua desalinizada en el sector agrícola, mientras que representantes de gremios y productores agrícolas expusieron distintas miradas sobre esta técnica y su aplicación en el agro.
“Una opción para nuestro país en esta materia, con más de 6 mil kilómetros de costa, es la desalación de agua de mar, así como otras medidas como la recuperación y reúso de aguas servidas. Estas soluciones se han implementado por el momento para el agua potable y la minería en la zona norte de nuestro país. Por ejemplo, con agua desalada se abastece al 85% de la población de Antofagasta y al 100% de la de Mejillones. Debido principalmente a sus altos costos, esta solución no se ha materializado para la agricultura, pero creemos que en un mediano plazo podría ser una alternativa”, señaló la ministra de Agricultura, María Emilia Undurraga.
Por su parte, el biministro de Energía y Minería, Juan Carlos Jobet, explicó que “la minería en Chile consume el 3% del agua a nivel nacional y está avanzando aceleradamente para reemplazar esa agua continental que ocupa hoy por agua desalada. Ya hay 15 plantas desaladoras operando en el sector minero y vamos a llegar a 26 en el año 2030, lo que permitirá liberar agua fresca para otros usos, como las comunidades y la agricultura. Una parte importante del costo de la impulsión del agua desde las plantas desaladoras en el mar hasta las faenas mineras es energía eléctrica”.
En la conferencia, tres expertos analizaron los alcances, impactos y desafíos de la desalación para la producción agrícola. El científico Pablo García-Chevesich desmitificó los impactos ambientales del proceso de desalación, mientras que el Dr. Domingo Zarzo, presidente de la red de desalación de España, presentó las soluciones de vanguardia que otros países están actualmente desarrollando. Por último, Damaris Orphanopulos, de Econnsa Chile, presentó la situación actual de la desalación en nuestro país.
“La situación hídrica es muy delicada. Si partimos de la información más reciente, el último balance hídrico que realizó el MOP con la Dirección Meteorológica de Chile señala que al mes de junio en la zona Centro Norte tenemos un déficit que llega al 90% en zonas como Atacama y Coquimbo. Entre Valparaíso y O’Higgins tenemos un déficit cercano al 65%, sin contar que son 12 años con un efecto acumulativo de sequía”, explicó el secretario ejecutivo de la CNR, Federico Errázuriz.
Por su parte, Álvaro Eyzaguirre, director ejecutivo de FIA, comentó que frente a este escenario es fundamental que el país explore cómo acceder a nuevas fuentes de agua para asegurar el suministro para el consumo humano y actividades productivas. “El cambio climático llegó para quedarse y es algo que no solo afecta al norte y centro de Chile, sino que es un problema en el territorio completo. La desalación del agua de mar es una interesante alternativa que se presenta para hacer frente a la sequía, especialmente en el sector del agro, sin perjuicio de otras acciones”, explicó.
¿Es conveniente desalar agua para uso agrícola? Mitos y verdades
Desalar la primera opción para solucionar el tema hídrico en Chile: Falso De hecho y según Pablo García-Chevesich, investigador chileno que lideró el estudio para buscar agua en Marte, desalar e incluso importar es la última opción, y en primer lugar, “cada una de las 101 macrocuencas que tenemos en Chile debe aplicar una serie de medidas, para después decidir. Dichas medidas son: la Ley del Medidor, moderación hidrológica, cambio climático e investigación, planificación territorial en base a los recursos hídricos, tratamiento y reutilización de aguas industriales (incluyendo la minería) y aguas de alcantarillado, eficiencia en el riego (no solo riego tecnificado, sino además el uso de hidrogeles y control de la evaporación), solución de conflictos por el agua, formación y contratación de hidrólogos (cada municipio debería tener un hidrólogo que evalúe cada cambio en el uso del suelo), educación ambiental (cambio cultural de la población), e incentivos para la construir xerojardines, sistemas de captación de aguas lluvia y desviación de aguas grises”.
Algo similar plantea Damaris Orphanopoulos, vicepresidenta del directorio de Econssa Chile, quien afirma que “hay que evaluar la demanda en relación con el régimen hídrico de la cuenca. Posiblemente se encuentren alternativas más convenientes como embalses superficiales o reúso de AST (aguas servidas tratadas)”.
Desalar es costoso: Verdadero. Y de hecho hacerlo solo para fines agrícolas no es lo más conveniente, considerando que menos de un 2% de lo que se desala hoy en el mundo se destina a riego. La clave que entregan expertos como Pablo García-Chevesich es “unir esfuerzos con otros sectores, como agua potable, minería, industria y recuperación de ecosistemas, y así justificar la inversión. Como sea, regar con agua desalada implica un nivel de eficiencia hídrica que aún no alcanzamos como país, y comúnmente se asocia a productos de alto precio de venta y sistemas controlados como invernaderos y cultivos hidrológicos. Sin embargo, producir alimentos es un tema de seguridad nacional, por lo que cada año se justifica más desalar para la agricultura, a medida que se nos terminan los recursos hídricos”.
La desalación es viable para la agricultura de todo el territorio nacional: Falso. Por las características de mayor aridez, es común que la desalación esté más relacionada con la zona norte de nuestro país. Pero hay otras variables que ponen en juego su conveniencia, y una de ellas es la altitud. Considerando que el agua debe ser bombeada desde la zona costera y que el Norte de Chile destaca por tener el denominado Farellón Costero, con acantilados y quebradas a lo largo de la costa, se requiere de una mayor inversión para que el agua de las plantas desaladoras llegue a destino.
Devolver la sal al océano daña los ecosistemas marinos: Es relativo. Es de público debate el efecto que la desalación provoca en los océanos, producto de la salmuera que es devuelta al mar, y existen varias posturas. Si bien puede haber un efecto en los ecosistemas costeros, el derretimiento de los polos ha provocado una menor salinidad en la Corriente de Humboldt, generando, según Pablo García-Chevesich, cambios en su biodiversidad. Dado esto, una devolución de salmuera en dicha Corriente podría contrarrestar los efectos del exceso de agua dulce que provocan los deshielos.
Cualquier actividad agrícola puede beneficiarse con agua desalada: Falso. Según Domingo Zarzo, experto español en desalación, la cantidad y calidad de agua que se requiere desalar dependerá de distintos factores, como el tipo de cultivo, la permeabilidad del suelo, el drenaje y el clima, entre otros. Pero tiene resultados que pueden ser muy positivos. Un ejemplo es lo ocurrido en Islas Canarias, en que plátanos fueron regados con agua residual desalada, y la necesidad de agua se redujo un 30%, además de reducir los fertilizantes a la mitad e incrementar la producción.