Los organismos reguladores europeos tienen en marcha la evaluación continua de la vacuna CoronaVac, de la empresa china Sinovac, la que se ha usado preferentemente en países como Chile.
En el contexto de la pandemia y los posibles tratamientos, tanto curativos como profilácticos (vacunas), es importante estar informado sobre la disponibilidad y las características de cada uno. Así podremos estar seguros de que el tratamiento que recibamos es seguro y se nos aplica en su totalidad.
Esta vez hablaremos sobre la nueva vacuna CoronaVac contra el SARS-CoV-2, que posiblemente ocupe próximamente su lugar entre las vacunas administradas en España para prevenir la enfermedad causada por el virus. Por ahora, está sometida a una evaluación continua por parte de la EMA (Agencia Europea de Medicamentos).
Actualmente, disponemos de varias vacunas eficaces en la lucha profiláctica. Entre ellas, encontramos las que están basadas en la tecnología ARN mensajero, como las de Pfizer o Moderna, y las de vector viral no replicante, como la AstraZeneca.
CoronaVac, desarrollada por la empresa china Sinovac, está fabricada al estilo clásico. Es decir, el virus SARS-CoV-2 procedente de pacientes chinos infectados, se cultiva en laboratorio en un tipo de células específicas y luego se inactiva.
Posteriormente, se le añade un adyuvante derivado de aluminio. Su función mejora la capacidad para inducir una respuesta inmune del antígeno al que acompaña, en este caso, el virus SARS CoV-2 inactivado.
Según los datos publicados por la EMA, esta fórmula tiene capacidad de inducir una respuesta inmunológica eficaz con producción de inmunoglobulinas neutralizantes entre un 50 y 84 % de los casos a nivel global.
En un estudio publicado recientemente en The New England Journal of Medicine, mostró que era efectiva en el 65,9 % de las personas para prevenir contagios, en el 87,5 % para evitar hospitalizaciones, en el 90,3 % para prevenir el ingreso en unidades de cuidados intensivos y en el 86,3 % para evitar muertes a causa de la covid-19.
Además, la revista científica The Lancet también publicó recientemente los resultados de un ensayo clínico con la vacuna CoronaVac en niños y adolescentes de 3 a 17 años. Los datos sugerían que es segura y que desencadena una fuerte respuesta de anticuerpos entre los menores.
Asimismo, se han realizado estudios en varios países como Brasil, Chile, China, Turquía, Indonesia y Filipinas y se está administrando actualmente en mas de 40 países a nivel global (260 millones de dosis).
Es una vacuna que se debe administrar en dos dosis, con una diferencia de 14 días entre ambas y se esperan reacciones leves. Por ahora, los síntomas locales más frecuentes descritos en pacientes que se han administrado CoronaVac son dolor, enrojecimiento e hinchazón en el lugar de la administración de la vacuna.
Como sucede con el resto de vacunas, entre los síntomas sistémicos o generalizados los mas frecuentemente descritos son cansancio, dolor muscular, dolor de cabeza, febrícula o fiebre, escalofríos y náuseas. Todos ellos se pueden combatir con antiinflamatorios no esteroideos como el Paracetamol o el Ibuprofeno.
En la categoría de las posibles reacciones postvacunales graves están las reacciones alérgicas a algunos componentes de la vacuna, como sucede ya con las otras que se están administrando. Estas podrían acabar en un resultado muy grave y emergente como es el shock anafiláctico, la manifestación más grave de una reacción alérgica.
Como necesitaría una intervención médica urgente, los protocolos actuales prevén una espera de 15 minutos mínimo tras la vacunación. Así se puede comprobar rápidamente si se desarrolla una reacción alérgica.
Eso no descarta que una reacción alérgica se pueda desarrollar después de este periodo. Por eso, es imprescindible estar atentos a estos signos y síntomas relacionados con una reacción alérgica como puede pasar con otras vacunas o medicamentos. En estos casos, deberíamos acudir al hospital más cercano para valoración.
Otra pregunta que hemos tenido en mente desde que comenzaron los ensayos de las vacunas contra el covid-19 ha sido en torno a las mujeres embarazadas. Por ahora, no hay suficientes datos sobre la administración de la vacuna CoronaVac a este colectivo como para evaluar su eficacia y los riesgos a los que puede exponer.
Sin embargo, se trata de una vacuna con virus inactivados que contiene un coadyuvante utilizado habitualmente en muchas otras vacunas (como las que se administran contra la hepatitis B y la antitetánica). En ellas se ha demostrado que no causa problemas de toxicidad.
Por eso, cabe esperar que la eficacia de esta vacuna en las embarazadas sea similar a la que tiene en las mujeres no gestantes de la misma edad. Por el momento, la OMS recomienda administrarles esta vacuna siempre que las ventajas de hacerlo sean superiores a los posibles riesgos que puedan presentar. Por ahora, los estudios indican que los beneficios superan a los riesgos.
De cualquier forma, para tener certeza sobre la seguridad de estas vacunas es necesario más tiempo y más personas vacunadas, así como estudios específicos relacionados con este colectivo.
Antes que nada, recordemos que las vacunas no han demostrado prevenir la infección. Todavía faltan datos para poder extraer conclusiones al respecto. Lo que sí sabemos es que, en la mayoría de los casos, previenen la enfermedad que este virus podría provocar.
Por eso, por el momento, la OMS reitera la necesidad de seguir aplicando medidas de salud pública y sociales en el marco de un enfoque integral para prevenir la infección y la transmisión.
Entre ellas, debemos usar mascarilla, mantener el distanciamiento físico, lavarnos las manos con frecuencia, mantener la higiene respiratoria al toser y estornudar, evitar las aglomeraciones y ventilar bien. Con ello, esperaremos la llegada de nuevas vacunas.
Pronto sabremos si los organismos reguladores la autorizarán para entrar en el listado de vacunas autorizadas en la Unión Europea, ya que el fármaco actualmente está siendo sometido a dos importantes análisis, cuyos resultados se conocerán próximamente. Esta revisión continuará hasta que se disponga de pruebas suficientes para una solicitud formal de autorización de comercialización. Entonces estaremos preparados para recibirla.
Sergiu Padure, Profesor de Inmunología Clínica e Inmunopatología, Universidad CEU San Pablo
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.