La medida se realizó a través de un convenio entre Aguas Andinas y Asociaciones de Regantes de la Primera sección del río Maipo y buscan establecer una serie de medidas e inversiones para enfrentar los profundos impactos del cambio climático en la disponibilidad hídrica a través de una gestión más eficiente del recurso en la cuenca, priorizando nuevas fuentes resilientes y más sustentables.
En los últimos 12 años la Región Metropolitana ha sufrido los efectos de una sequía extrema jamás vista desde que se tiene registro y el panorama a futuro es desolador.
Es en este contexto que las Asociaciones de Regantes de la Primera sección del río Maipo y Aguas Andinas firmaron un histórico acuerdo, luego de meses de trabajo, que establece una serie de medidas que buscan ser las primeras de un largo camino, para sentar las bases de una solución que refuerce el suministro de agua a la población y, a la vez, el uso necesario para sostener la industria agroalimentaria, mejorando la eficiencia hídrica de la cuenca.
Este acuerdo llega en un año que ha sido catalogado como extraordinariamente seco, con un déficit de más de 90% de acumulación de nieve en la alta cordillera y lluvias que no sobrepasaron los 0,6 milímetros en julio, mes en el que sus parámetros normales de precipitaciones alcanzaban los 76 milímetros.
Con esta firma se formaliza un trabajo conjunto que se profundizará y buscará gestionar de forma sustentable el agua de la Primera Sección de la cuenca del Maipo. Esto incluye importantes nuevas inversiones por parte de Aguas Andinas; una mejora a la actual infraestructura a partir de un diagnóstico certero, cooperativo y profesional de largo plazo; la reutilización del recurso con aguas depuradas de las biofactorías y un plan maestro de gestión más eficiente de manera que las soluciones futuras provengan de distintos sectores.
Así también se suman la construcción de pozos profundos sobre el acuífero bajo la Región Metropolitana, piscinas de infiltración para recargarlos en las épocas excedentarias y el uso de las aguas depuradas con el fin de aumentar la disponibilidad, otorgando una segunda vida al agua. Todo ello, permitirá contar con más recursos hídricos adicionales.
Marta Colet, gerenta general de Aguas Andinas, enfatizó en la importancia de este trabajo. “Desde Aguas Andinas estamos desarrollando diversas acciones y soluciones para combatir los efectos del cambio climático en la Región Metropolitana. Por ello, este convenio con los regantes es muy importante, pues no podremos enfrentar esta emergencia climática de manera individual».
Además, agregó que «es necesario que todos los actores asumamos un rol y el compromiso necesario porque la situación climática se ha ido profundizando con el paso de los años y hoy es muy compleja. Ante ello, no solo debemos pensar en asegurar el suministro para este verano en la ciudad, sino que debemos implementar soluciones de largo aliento, pensando también en los años venideros que -sabemos- estarán marcado por la escasez hídrica”.
En tanto, Luis Baertl, presidente de la Asociación de Canales de Maipo, en representación de todos los regantes, expresó que este es el primer paso de un trabajo colaborativo donde esperan se sume el Estado.
“En medio de la sequía y la crisis hídrica, los regantes hemos sido duramente golpeados, por lo que somos los más interesados en lograr la sustentabilidad y resiliencia de la cuenca. El cambio climático merece acciones inmediatas y concretas en inversión y mejor gestión del recurso hídrico. Los regantes de la primera sección del Río Maipo hemos estado aportando por mas de 10 años para que la crisis hídrica no toque la puerta de los habitantes de Santiago”.
El cambio climático está teniendo efectos inmediatos en la disponibilidad hídrica del país y el futuro, en tanto, no se avizora con mucho optimismo. Para resolverlo es necesario contar con soluciones concretas y con el compromiso de todos los actores, evaluando nuevas fuentes hídricas y mejorando las ya existentes.
Un proyecto destacado es el de reúso de aguas depuradas en las Biofactoría que le otorgarían una segunda vida al recurso.
Gracias al proceso de tratamiento y limpieza de éstas se podrían utilizar directamente en beneficio de actividades agroalimentarias, uso industrial y riego de grandes áreas verdes. Ello permitiría contar con mayor disponibilidad de agua cruda superficial para potabilizarla y distribuirla a la población.
Situación similar se daría en caso de recargar acuíferos con aguas ocasionales que vengan de la cordillera como las del evento de enero pasado donde millones de metros cúbicos fueron a parar al mar por no haber obras de infraestructura que las puedan aprovechar.
Por lo anterior, es necesario evaluar y ejecutar las obras necesarias de conducción de las aguas superficiales, optimizar el proceso de depuración y perfeccionar la eficiencia hídrica del sistema, procesos mediante los cuales se podrá contar con mayor disponibilidad de agua.