La minería del cobre es responsable, directa o indirectamente, de cerca del 21% de las emisiones de Chile. En la actualidad, la minería demanda un 33% de la electricidad y casi un 20% del diésel nacional, y se proyecta que su consumo eléctrico aumente en un 41,2% al 2029, fenómeno que se explica -entre otros factores- por un aumento en la demanda de cobre, que hacia el 2050 llegaría a cerca del 50%. Estas son solo algunas de las cifras que entrega el informe «Minería y Cambio Climático» elaborado por Beauchef Minería de la U. de Chile, documento que plantea una ruta de acción para la reducción de emisiones en esta industria.
Incorporar la electromovilidad y la eficiencia energética, fomentar las Energías Renovables No Convencionales (ERNC), propiciar una mayor responsabilidad de la minería respecto a sus emisiones e incentivar la investigación y el desarrollo en estas líneas de acción son parte de la ruta de transformación que la Universidad de Chile, a través de Beauchef Minería, dependiente de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas (FCFM), propone a través del informe “Minería y Cambio Climático”.
El trabajo, dirigido por los profesores Willy Kracht y Bárbara Salinas, y que contó con la contribución de numerosos académicos e investigadores de la FCFM, plantea que un plan de acción para la reducción de emisiones bajo estas directrices posicionaría a la minería chilena, y particularmente al cobre, como un producto diferenciado y limpio, mientras se genera un nuevo mercado.
El estudio, correspondiente a la tercera entrega de una serie de estudios sobre Minería, Tecnología y Sociedad, aborda los compromisos y desafíos que el cambio climático representa para la minería chilena. En concreto, ofrece una mirada actualizada de estadísticas del sector, tendencias, vulnerabilidades frente al cambio climático y demandas proyectadas para distintos minerales, al tiempo que muestra la relación que existe entre la transición energética, temas de electromovilidad y minería, donde la base se centra en la mitigación de los efectos del cambio climático.
Este proceso impone importantes desafíos, sobre todo para la minería del cobre, debido a que, al ser un metal clave para el desarrollo de tecnologías limpias, su demanda experimentará un incremento estimado en cerca de 50% a nivel global hacia el 2050, lo que irá acompañado de un crecimiento de la industria minera y un aumento en el consumo de electricidad por sobre el 41% al 2029.
«La eficiencia energética, a diferencia de lo planteado usualmente, se presenta como una opción con gran potencial, mientras se generen los incentivos adecuados y haya mayor conocimiento respecto a su implementación», comenta en el prólogo de este trabajo el profesor Rodrigo Palma, académico del Departamento de Ingeniería Eléctrica y director del Centro de Energía.
«Por otro lado, el documento abraza la oportunidad única de la energía solar en sus diversas formas, sin dejar de lado los aportes de otras energías renovables, la electromovilidad y el hidrógeno como portador energético. Todo este análisis se realiza considerando los impactos que podría eventualmente tener el desarrollo de estas tecnologías a nivel local, donde se destaca el ‘dilema del litio’ como una disyuntiva no resuelta entre huella de carbono y huella hídrica», explica.
Actualmente, el sector energía es responsable del 78% de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero, y el consumo de electricidad representa más del 70% de las emisiones de la minería.
De esta forma, el informe advierte que «el sector minero es intensivo en el uso de energía, situación que empeorará, debido a que los yacimientos se encuentran cada vez más profundos, con leyes decrecientes y con mayor dureza de la roca, por lo que el consumo energético aumentará (Fundación Chile, 2016). Además, las minas a rajo abierto se irán profundizando, requiriendo mover más material estéril por tonelada de material tratado y a una mayor distancia, aumentando el uso de diésel. Otro factor que elevará el consumo energético es la desalinización».
Willy Kracht, director del Departamento de Ingeniería de Minas de la U. de Chile e integrante de Beauchef Minería, comenta que el cobre además es un elemento clave para el desarrollo de tecnologías limpias y plantea que «existe una demanda de más minería en el avance hacia la transición energética, la cual es ineludible. Entonces, visualizamos que si hay una matriz energética basada en tecnologías limpias, siendo intensivas en el uso de minerales, el cobre es importante en ella. Se impone un desafío de producción sostenible, producción limpia desde la perspectiva minera».
Destaca, además, que la minería es intensiva en el uso de combustible y energía eléctrica. «De hecho, demanda alrededor de 1/3 de la energía eléctrica que se produce en el país y un 20% del diésel de consumo a nivel nacional. Por lo tanto, tenemos que hacernos cargo de las emisiones directas e indirectas». En esta línea, agrega que contamos como país con ventajas importantes para la generación de energías renovables, ya que tenemos altos niveles de radiación para la generación de energía solar, en una región que es además cercana a donde se encuentran grandes operaciones mineras», dice.
El documento indica que «a pesar de que generamos solo un 0,25% de las emisiones globales, Chile produce casi el 30% del cobre mundial, por lo que si nuestros esfuerzos se concentraran en la minería, el aporte a la producción cuprífera mundial sería muy relevante». En este sentido, Willy Kracht enfatiza que es necesaria una transformación del sector minero para dar cuenta de los desafíos del cambio climático, «que si bien a nivel local la contribución al entorno global es reducida, no resta la responsabilidad que tenemos en un tema tan importante para el planeta completo».
Por su parte, Bárbara Salinas destaca que el estudio de Beauchef Minería se hace aún más relevante hoy día en el contexto de la reciente publicación del último informe del IPCC, con conclusiones bastante desesperanzadoras, lo que pone al cambio climático como una urgencia incluso mayor de la que tenía cuando se redactó. Es por esto que se propone una ruta de transformación de la minería que apunte a la reducción de emisiones con foco en energía.
«Para cumplir con el Acuerdo de París la transformación energética es ineludible. Si queremos limitar el aumento de temperatura debemos alcanzar la carbono neutralidad al año 2050, para lo cual las principales medidas que se han impulsado son la transformación de la matriz energética y la electromovilidad», señala el documento.
«La minería chilena, que hoy es responsable directa o indirectamente de cerca del 21% de las emisiones de CO2 del país, no puede quedarse fuera de este compromiso global. Además, el cobre es un mineral estratégico para el desarrollo de las tecnologías limpias que se están impulsando globalmente para reducir emisiones, por lo que es lógico pensar que este metal debe ser extraído de la forma más sustentable posible», explica la académica a propósito de la importancia creciente que este metal tendrá para la descarbonización, por ejemplo, a través del desarrollo de ERNC y vehículos eléctricos.
Al respecto, el informe releva que el 74% de la demanda total de cobre será utilizada para el desarrollo de tecnologías de generación solar y eólica, sin embargo, es probable que esta estimación esté significativamente subestimada, dado que no incluye los requerimientos de infraestructura, como los sistemas de transmisión, ni el crecimiento de la población mundial.
Salinas asegura que esto podría beneficiar tanto a Chile (porque se reducirán las emisiones del país) como a la industria minera, «no solo porque sería capaz de entregar un producto limpio y diferenciado, sino que también más competitivo en un mundo donde las personas se preocupan cada vez más del procedimiento de los bienes que consumen. Al ser responsables de cerca del 30% de la producción de cobre mundial, podríamos convertirnos en un ejemplo para que la minería se transforme en una industria más limpia».
En este sentido, afirma que Chile tiene amplias ventajas para llegar a ser una potencia de energías renovables en la región a través de la energía solar y el hidrógeno verde. «Dado que el hidrógeno verde es aún un mercado incipiente en comparación a otras tecnologías limpias, se visualiza una gran oportunidad de desarrollo local para el norte de Chile, lugar que posee ventajas importantes para su producción. De este modo, sería una solución para la maquinaria pesada en minería, que actualmente no es posible alimentarla con baterías de litio», comenta.
A esto añade que el hidrógeno, además, podría ser una tecnología menos problemática que el litio, «debido requiere una pequeña cantidad de agua en su producción, industria que está experimentando conflictos con las comunidades del norte por este tema».
La académica cree que es momento de que Chile tome las ventajas que le otorga su geografía en la producción de energías renovables para innovar y desarrollar la tecnología a nivel local, en vez de seguir importándola y adaptándola a la realidad nacional.
«Aprovechar el enfoque de economía circular en la minería para generar mercados locales de reciclaje de baterías de litio y celdas de hidrógeno podría ser un nuevo impulso de desarrollo para nuestro país. Al igual que las baterías de litio, si las celdas de combustible de hidrógeno no se reciclan, pueden llegar a ser no tan sustentables como parecen. En este ámbito, nuestro país podría integrar el concepto de economía circular y la producción de las celdas de combustible, aprovechando que es un mercado que aún está en desarrollo y queda mucho por investigar e innovar al respecto», concluye.
El estudio se encuentra disponible en el sitio web de Beauchef Minería y es de acceso libre y gratuito.