Un reciente informe de WWF llama a las instituciones financieras a considerar los riesgos que la producción de alimentos tiene sobre la naturaleza y el clima.
La producción de alimentos convencional es para la naturaleza lo que los combustibles fósiles son para el cambio climático. Por lo mismo, como lo destaca WWF en un nuevo reporte, necesitamos transformar la forma de producir.
La creación de un sistema alimentario mundial sostenible es fundamental si queremos alimentar a una población en crecimiento y hacer efectivo el derecho humano fundamental a una alimentación sana y nutritiva, dentro de los límites planetarios.
Sin embargo, las prácticas habituales de producción de alimentos han mostrado ser insostenibles y presentan una variedad de riesgos ambientales, sociales y de salud que seguirán aumentando, si es que no se introducen cambios profundos en sus procesos.
Por otro lado, también es necesario conocer y comprender el rol vital que tiene la naturaleza para la propia agricultura. Ésta aporta en términos de fertilidad del suelo, diversidad genética para resistir enfermedades y cambios de condiciones biofísicas, control biológico de plagas, polinización, fijación de carbono y regulación de agua, tanto en calidad como en cantidad.
Otro factor esencial en este tema son las instituciones financieras, las que deben reconocer los riesgos e impactos de los sistemas alimentarios existentes, especialmente en la naturaleza y el clima, e invertir en soluciones positivas para la naturaleza en este sector diverso de la economía global.
Así lo destaca el informe de WWF “Traerlo a la Tierra: Riesgo de la naturaleza y agricultura”, evidenciando cómo las prácticas de producción insostenibles presentan riesgos sistémicos en términos alimentarios y financieros, y cómo el cambio a prácticas más sostenibles puede generar beneficios para las personas y el planeta.
“Este documento arroja evidencia sólida, pero también entrega herramientas y orientación principalmente enfocada en el sector financiero, buscando que tanto inversores como financistas puedan comprender los impactos más amplios del sector agroindustrial, con miras a mitigar el riesgo, gestionar el impacto y aprovechar las oportunidades que se pueden abrir en este ámbito desde el punto de vista de las finanzas verdes”, explica Trevor Walter, coordinador del programa de Paisajes Terrestres de WWF Chile.
“Este tema cobra mayor relevancia aun en el actual contexto de reactivación económica, donde nos parece clave que la producción incorpore mejores prácticas en términos de disminuir sus impactos negativos sobre el clima y la naturaleza”, agrega el profesional, destacando la necesidad de un cambio de paradigma. “El enfoque netamente extractivo de la agricultura moderna ha hecho que ésta extraiga recursos y erosione lentamente la propia base de esos recursos naturales que ella misma necesita para sostenerse. Esto se evidencia en la idea de que la naturaleza puede ser mejorada artificial y químicamente y reemplazada sin ningún límite con el objetivo de producir más alimentos en menos tierra”, explica.
El Capítulo 1 del informe describe las características del sistema alimentario mundial y los factores de «bloqueo» que generan un sistema ineficiente, costoso y fundamentalmente insostenible. Estos incluyen subsidios gubernamentales excesivos, aumento de la industrialización sin controles ambientales adecuados y concentración empresarial (especialmente en las industrias de fertilizantes, semillas y productos químicos, así como del comercio de productos básicos). Estos factores enmascaran las implicaciones o «externalidades» ambientales, socioeconómicas y de salud más amplias que se presentan en capítulos posteriores.
El Capítulo 2 describe cómo los sistemas alimentarios, y en particular la producción agrícola, impactan e influyen negativamente en los problemas interconectados de la degradación de la tierra, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad. Se muestra cómo el sistema alimentario es para la pérdida de biodiversidad lo que es el sistema energético para el cambio climático y por qué es fundamental para todos aquellos que invierten y regulan la industria alimentaria abordar estos impactos.
El Capítulo 3 presenta un marco para comprender cómo los impactos y las dependencias en el sistema alimentario pueden conducir a una variedad de riesgos relacionados con la naturaleza: físicos, regulatorios, de mercado, de reputación, sistémicos y, en última instancia, financieros. Se identifican y presentan algunos de los mayores riesgos relacionados con las prácticas agrícolas insostenibles que afectan la calidad del suelo y el agua, así como la biodiversidad y el clima.
El Capítulo 4 expone las soluciones disponibles para transformar los sistemas alimentarios en tres niveles: Prácticas de producción agrícola, Tendencias dietéticas y Desechos alimentarios.
Según puntualiza el reporte, sobre la base de una revisión exhaustiva de la evidencia científica más reciente, alinear los sistemas alimentarios con los límites planetarios de la Tierra permitirá a las empresas e instituciones financieras gestionar los impactos y riesgos, e identificar oportunidades para ampliar las soluciones transformadoras.
“En esta línea, para quienes regulan o invierten en la producción, el informe describe los principios clave de la agricultura sostenible. Y para aquellos en industrias orientadas al consumidor, también se indica cómo se ve una «dieta basada en el planeta. Asimismo, se identifican cinco acciones clave para las instituciones financieras que trabajan con empresas expuestas a riesgos e impactos relacionados con la naturaleza en el sector alimentario, además de ofrecer sugerencias de herramientas y enfoques prácticos para abordar los riesgos e impactos. Esto es muy interesante, ya que actualmente ya existen bancos que están en el proceso de realizar este salto conceptual, pero es urgente que más entidades se sumen a este desafío global”, puntualiza Trevor Walter.