El estudio, desarrollado junto a un grupo de académicos de la Escuela de Salud Pública, analizó los datos de nueve patologías graves y reveló una preocupante brecha en el diagnóstico de estas entre las mujeres, lo que estaría asociado a roles de género que provocaron una sobrecarga en el trabajo doméstico y en los cuidados ejercidos por este grupo de la población durante el año pasado.
«Disparidad de género en el acceso a tratamiento de condiciones graves y dependientes del tiempo durante la pandemia de COVID-19 en Chile». Este es el título del estudio realizado por el estudiante del doctorado de la Escuela de Salud Pública y académico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Concepción, Jorge Pacheco, y que fue publicado este en la revista internacional BMC Public Health.
El trabajo revela un desplome en las atenciones médicas vinculadas a dos patologías cardiovasculares (infarto agudo al miocardio y accidente cerebrovascular) y siete tipos de cáncer (gástrico, colorectal, leucemia, linfoma, cáncer de mamá, cáncer cérvico-uterino y testicular), hallazgo que fue realizado comparando datos epidemiológicos entregados por FONASA, correspondiente a los diagnósticos registrados entre los años 2017 y 2020.
“Por lo general, estas enfermedades tienen una tendencia en el tiempo que es relativamente estable y que se interrumpe bruscamente con la pandemia. Y lo que quisimos comparar fue cómo era esta interrupción en distintos subgrupos. Y de lo que nos dimos cuenta fue que esa interrupción y esa caída fue más importante para las mujeres”, apuntó el investigador.
De acuerdo a los datos, en el caso del cáncer colorectal el diagnóstico entre las mujeres cae un 10,5 por ciento más que los hombres, y para diagnóstico de infarto agudo al miocardio la baja es de un 6,3 por ciento más que los hombres.
En términos absolutos, la reducción de diagnóstico en cáncer cervicouterino y displasia cervical fue de 5.185 casos y la reducción de diagnóstico en cáncer de mamas fue 2.931 casos durante el período epidemiológico en estudio. Si se consideran los cáncer gástrico, colorectal, leucemia y linfoma, hubo 1.352 diagnósticos menos adicionales en mujeres comparados con hombres.
“Lo que nos llamó más la atención es que la mayor afectación de la mujer era amplia, no era un hallazgo que lo vimos en una sola enfermedad, sino en todas. Eso nos hizo pensar que había factores que estaban relacionados con los roles de género que estaban dificultando en mayor medida el acceso a la salud en las mujeres”, explicó Pacheco.
Intentando trazar una hipótesis al respecto, los investigadores identificaron que la fecha en que se observó una caída marcada en las atenciones de salud de las mujeres coincidió con el cierre de colegios el 15 de marzo de 2020, momento en que también comenzaron a operar las medidas dirigidas a restringir la circulación de personas.
“En sociedades como la nuestra, donde hay una distribución marcada de los roles de género, este hito afectó significativamente a las mujeres, ya que aumentó la carga de cuidados en las casas, provocando más dificultades en su acceso a la salud”, concluyó el experto.
En la misma línea, el académico de la Escuela de Salud Pública de la U. de Chile y co-autor de este estudio, Cristóbal Cuadrado, enfatizó que “el sistema de salud chileno, así como otros en otros lugares del mundo, muestran sesgos de género importantes a la hora de explicar la accesibilidad a servicios de salud. La literatura nacional e internacional señala, por ejemplo, que las mujeres tienden a tener un acceso más tardío y menor probabilidad de recibir un tratamiento de alta calidad cuando sufren un infarto al miocardio».
Además, agregó que «este tipo de fenómenos se explican por una serie de sesgos que parten desde la estructura de la formación médica y las formas en que se construyen los sistemas de salud, que terminan siendo más accesibles para hombres que para mujeres. Y en el contexto de una pandemia como la del COVID-19, estos sesgos se ven profundizados por fenómenos emergentes”.
En base lo anterior, el médico insiste en que “se hace extremadamente relevante que el sistema de salud chileno adopte una perspectiva de género de forma amplia. Hay una tarea pendiente, que viene desde mucho antes que la pandemia, y la pandemia muestra de una manera mucho más severa las consecuencias que está teniendo”.
Según las cifras manejadas por los doctores, existiría cerca de un 30% de personas que debían haber sido diagnosticadas de cáncer en 2020 y no lo fueron. Esto se suma a diversas atenciones de salud que no fueron realizadas producto de la pandemia. En el actual contexto, los expertos trazan posibles medidas para remontar los números y cerrar las brechas en salud que dejó el 2020.
“Lo que proponemos es que los servicios de salud sean sensibles a estas barreras de acceso emergentes que se produjeron durante la pandemia, que consideren que las mujeres tuvieron mayores dificultades en el acceso, y que -por lo tanto- traten de facilitar al máximo que ellas vayan a hacerse los controles preventivos pendientes”, expresó Pacheco, quien detalló que los tipos de cáncer en que más cayeron los diagnósticos son aquellos que se detectan con exámenes como endoscopía, colonoscopia, mamografía y papanicolaou.
Priorizar el acceso a las mujeres, buscar desde la atención primaria a las pacientes que no se han hecho sus exámenes preventivos y aumentar las horas de atención, son algunas de las medidas recomendadas por los expertos. Además, recomiendan bajar el copago para pacientes FONASA que se atienden en modalidad libre elección y que están optando por acudir al sistema privado a realizarse este tipo de exámenes prioritarios.
Junto al presente estudio, los doctores Pacheco y Cuadrado se encuentran también investigando el impacto de la pandemia en el acceso a servicios hospitalarios por cáncer y eventos cardiovasculares mayores en cinco países de la región: Brasil, Chile, Ecuador, Colombia y Perú.
Uno de los hallazgos relevantes de este trabajo, hasta ahora, es que Brasil, uno de los países más afectados por la pandemia en el contexto latinoamericano, muestra un menor nivel de disrupción en cuanto a la atención de estas enfermedades, en comparación a lo sucedido en Chile o Perú.
“Cuando uno analiza países como Perú, que tienen sistemas de salud muy fragmentados, muy desiguales, versus un país como Brasil, que tiene un sistema de salud universal, único y público, que entrega igual acceso a toda la población, se puede ver que el impacto de la pandemia ha sido mucho menor en la accesibilidad a servicios no COVID en países con sistemas de salud fuertes como Brasil, y que el impacto también es menor cuando se miran las diferencias por género”, detalló Cuadrado, dando cuenta de la importancia que también tienen los distintos de sistema de salud en la disponibilidad de acceso a las mujeres y grupos más vulnerables.
“Ahí hay una lección relevante que aprender de lo que ha sido esta pandemia: los sistemas de salud debidamente financiados y con características universales, y con una administración y gestión pública, responden de mejor manera a las necesidades de salud y permiten entregar un contexto de mejor preparación para responder a eventos inesperados y catastróficos como puede ser una pandemia”, concluyó el académico.