Especialistas explican los beneficios de integrar prácticas vinculadas al bienestar en este período, entre ellos, mejorar la motivación y retención escolar y desarrollar la mentalidad de crecimiento en los estudiantes.
Quedan pocas semanas para terminar un segundo año escolar en pandemia. Han sido meses arduos, tanto para los docentes como para los estudiantes, pues han tenido que adaptarse a escenarios cambiantes para seguir enseñando y aprendiendo.
Una preocupación propia de esta recta final y que toma bastante tiempo es calificar a los estudiantes, una tarea difícil que todos los profesores tienen que llevar a cabo. Si se toma en cuenta que el transcurso de este año tampoco ha sido normal, poner notas y sacar promedios es todavía más complejo.
Es por esto que, en un contexto como el actual, se vuelve especialmente fundamental que las escuelas no pierdan de vista el aprendizaje socioemocional durante este proceso de cierre, porque además conlleva varios beneficios.
“Sabemos que son semanas muy intensas para los profesores y profesoras, que además han tenido un año muy desgastante. Por lo mismo, lo primero es fijar la atención en los docentes, ser empáticos y comprender que el bienestar socioemocional de los adultos es la base de todo”, plantea Ignacio Zenteno, director de programas de Aprendizaje Socioemocional de la Fundación Impulso Docente.
Desde antes que comenzara la pandemia, la Fundación ha incorporado fuertemente el aprendizaje socioemocional a sus programas, comenzando por el bienestar y contención en adultos. “Existe evidencia científica robusta que confirma que para contener a otros primero debo partir por casa, es decir, aprender a contenerme a mí mismo”, agrega María Jesús Bustamante, jefa de proyectos de la fundación.
De esta manera, un primer paso en esta época de cierre es que las escuelas propicien espacios formales en los cuales los adultos de las comunidades educativas tengan la oportunidad de desarrollar sus propias competencias socioemocionales, fortalecer los vínculos con sus pares y de contenerse mutuamente. De esta forma, al estar bien ellos, podrán contener de mejor forma a sus estudiantes e incorporar lo socioemocional a su práctica docente de forma más efectiva.
Cuando el año escolar está por cerrar es normal que los estudiantes tengan sentimientos de ansiedad o frustración. “Es un momento del año sumamente sensible, porque muchos alumnos pueden sentir ganas de desistir o, peor aún, deciden abandonar el proceso educativo”, explica Zenteno.
Y una forma de aumentar la motivación y mejorar la retención escolar es poner foco en lo socioemocional. “Una forma de hacerlo es generando cierres positivos con los estudiantes. Buscar una instancia para hablar sobre los logros y aprendizajes que han tenido más allá de sus notas, en donde puedan reflexionar y mirar el proceso de este año en retrospectiva”, agrega el director.
Generar un cierre de año positivo con los estudiantes también es una oportunidad para que desarrollen la mentalidad de crecimiento. “Es la creencia de que somos eternos aprendices y que los desafíos nos enseñan sea cual sea el resultado. El cierre es un momento para que puedan reflexionar sobre sus aprendizajes, logros y qué han aprendido a partir de los errores”, señala María Jesús Bustamante.
Tomado en cuenta que muchos estudiantes no han ido al colegio durante todo el año, y que otros lo han hecho de manera intermitente, también es importante dejar espacio para fortalecer los vínculos y las redes de contención antes de las vacaciones.
Si bien el desarrollo socioemocional se ha visto fortalecido en las escuelas producto de la pandemia, donde ha ocupado un papel más protagónico que en años anteriores, todavía hay desafíos pendientes. Uno de ellos, señala la jefa de proyectos de la Fundación Impulso Docente, es que las escuelas puedan integrar lo socioemocional en las diferentes materias, y que esta no se trabaje de forma aislada a lo académico.
“Todas las emociones informan y enseñan. Eso permite tener estudiantes más autorregulados, lo que trae buenos resultados en motivación y en rendimiento académico, y además mejora la motivación y retención escolar. Un estudiante con desarrollo socioemocional tiende a querer seguir estudiando”, concluye Bustamante.