El director territorial de SalmonChile repasó los principales avances y desafíos para el futuro en torno al sector salmonero del país.
Un positivo balance del 2021 es lo que se ha SalmonChile ha hecho en el ámbito del trabajo territorial. Para la asociación que agrupa las principales empresas productoras y proveedoras del pez en nuestro país, se pudo retomar y materializar diversas agendas que se están desarrollando en materias laborales, educacionales, desarrollo de pymes, vínculos con pesca artesanal y pueblos originarios, entre otros.
Así lo explica el director territorial del organismo, Tomás Monge. «Pudimos concretar junto a nuestras empresas socias acciones concretas en materias de sostenibilidad, laboral, educación y fomento al desarrollo del encadenamiento productivo del sector, lo que nos tiene muy contentos, porque nos permite seguir desarrollando una salmonicultura que sea ejemplo de descentralización, regionalismo y transformación», asegura.
Monge destaca entre los principales proyectos desarrollados, la consolidación de la Escuela de Buceo y el lanzamiento del estándar auditable de buceo para la salmonicultura, que trabajaron colaborativamente por más de 3 años desde el gremio junto a empresas, agrupaciones y trabajadores, y que busca un mejor desempeño y seguridad en las faenas de buceo.
Y como acciones que apuntan a mejorar el desempeño ambiental de la salmonicultura, firmaron el Acuerdo de Producción Limpia (APL), que en 2022 busca seguir avanzando con el piloto de Acuicultura Multitrófica Integrada en Aysén, que levantaron en conjunto con los pescadores artesanales.
Además, crearon la primera Red de Mentores del Salmón, con emprendedores desde La Araucanía a Magallanes.
«En materias de capacitaciones, destacaría el proyecto junto a empresas y ONG Canales, donde capacitamos a más de 300 alumnos de liceos técnicos profesionales, y la capacitación en oficios a comunidades de Islas Huichas», sostiene.
En cuanto a la pandemia, existe la sensación de que este último año fue mucho mejor manejado en la industria chilena del salmón. ¿Es así? ¿Lograron sortear mejor este año en que continuaron los contagios por Covid-19 tanto en la industria como las comunidades?
El año pasado, la pandemia golpeó a todos los sectores. Y en el caso de la salmonicultura, nuestros avances en bioseguridad y cultura sobre los procesos de inocuidad nos permitieron adaptarnos rápidamente a la contingencia y poner en el centro el cuidado de las personas. Todo eso, junto al exitoso proceso de testeos preventivos en las plantas y sumado al proceso de vacunación, nos han permitido bajar significativamente los focos de contagio y mantener la estabilidad operacional.
Asimismo, también hemos seguido apoyando a las comunidades con kits sanitarios y campañas educativas en torno al Covid-19, como una forma de fomentar la cultura de autocuidado y mantención de las medidas de prevención.
La pandemia aún no termina, pero hemos podido desarrollar una cultura en torno a ella.
Más allá de que la pandemia ha estado mejor controlada, el gremio ha realizado aportes en este marco, como la campaña “Comprometidos con el Sur”. ¿Cuáles son los principales impactos que ha tenido?
Lo que más valoramos de esta iniciativa es la unión de toda la cadena de valor del sector, compuesta por pequeñas, medianas y grandes empresas socias y no socias del gremio; proveedores; prestadores de servicio y trabajadores, trabajando y aportando por una causa común, de la mano con comunidades locales, municipios y uniones comunales de juntas de vecinos, entre otros, que han valorado la oportunidad de los apoyos y el compromiso del sector.
Más allá de las donaciones de equipamiento hospitalario y kits sanitarios, esta campaña ha significado avanzar en justicia territorial, especialmente para territorios aislados y vulnerables que históricamente han sido postergados en materias de salud.
Además, ha graficado de alguna manera lo que es el sector como motor de desarrollo de la macrozona sur, como una actividad regionalista y descentralizadora que hace patria en los sectores más remotos y aislados desde Biobío a Magallanes.
También han estado trabajando en la campaña “Comprometidos con el Mar”. ¿Cuál es el balance de esta iniciativa?
La agenda de limpieza colectiva de playas y recuperación del borde costero se viene trabajando desde hace 6 años en el sector salmonero, independiente de los esfuerzos que realizan individualmente las empresas en las áreas aledañas a sus centros de cultivos.
Luego de años de diagnóstico, aprendizajes, levantamiento de brechas, conocer el comportamiento del mar y las corrientes, y trabajar de manera articulada en territorios, hemos ido perfeccionando y readecuando las iniciativas, adaptándonos a las realidades locales, con miras a buscar soluciones concretas a un problema que es mucho más amplio y que involucra a diversos sectores productivos y comunidades.
“Comprometidos con el Mar” es una nueva etapa, cada vez más ambiciosa, que implica un proceso de mejora continua, con nuevas medidas como campañas de sensibilización interna, capacitaciones y compromisos concretos por parte de las empresas y los proveedores.
Esta iniciativa, ha permitido recorrer 5.000 kilómetros de borde costero, a través de un trabajo colaborativo con pescadores artesanales y otros actores locales que ha permitido recoger más de 25.000 metros cúbicos de residuos.
Recientemente, se realizó un evento convocado por los trabajadores del salmón (Multisindical), donde participaron actores de la industria, junto a pescadores artesanales, recolectores de orilla y pueblos originarios, quienes pudieron interactuar con algunos constituyentes. ¿Cómo califica los avances que se han dado entre la salmonicultura y su relación con los demás actores del borde costero, como la pesca artesanal y pueblos originarios? ¿Hay desafíos pendientes aún en dicha materia?
Sin duda. Llevamos años de trabajo silencioso, desplegados en los territorios, dialogando, levantando brechas y preocupaciones, despejando dudas y viendo miles de oportunidades de trabajo en conjunto con diversos grupos de interés.
Esto nos ha permitido desarrollar una relación y política de diálogo, colaboración y trabajo con los trabajadores, pesca artesanal y los pueblos originarios. Ha sido un proceso de aprendizaje que no ha estado exento de dificultades, y que nos ha permitido alinearnos en torno a objetivos comunes, que tienen que ver con avanzar en materias de sostenibilidad, social, laboral y ambiental.
Estos últimos años, hemos podido concretar proyectos emblemáticos trabajados en conjunto con los diversos actores, como la escuela y estándar de buceo seguro, la creación de pymes de la pesca artesanal para limpieza de playas, el proyecto de Acuicultura Multitrófica con pescadores de Aysén, la alianza con hortaliceras Huilliches de Quellón para el abastecimiento de plantas de proceso de salmón y el Acuerdo de Producción Limpia que contó en sus primeras etapas con una activa participación de comunidades locales; y estamos prontos a lanzar nuevas corporaciones de desarrollo, entre otras iniciativas.
Pese a que vemos grandes avances en materias de vinculación, transparencia y reportabilidad, junto con mejoras ambientales, observamos que aún quedan muchos desafíos por resolver, especialmente en materias de excelencia operacional, de buceo seguro y en comunicaciones internas y externas. Por otra parte, creo que es relevante avanzar en más ciencia e investigación para avanzar en mitigación y minimización de impactos, con el objetivo de ir derribando mitos y brechas de conocimiento que aún están presentes en el sector.
Finalmente, ¿cómo ven el escenario que viene para Chile, donde se discute una nueva Constitución y pronto asumirá un nuevo gobierno que espera ir dando respuesta a diversas demandas sociales? Como industria, ¿cómo ven estos cambios, a los que se suman también mayores demandas medioambientales no solo en Chile, sino que también en el mundo?
Tenemos claridad de que el principal desafío de todas los sectores y actividades tiene que ser avanzar en la sostenibilidad en todas sus dimensiones. Como SalmonChile queremos ser un actor colaborativo en este nuevo escenario, y hemos tomado un rol muy activo en el proceso constituyente, y en el Congreso. Como sector que opera en seis regiones, y es el principal motor de desarrollo de la macrozona sur, tenemos mucho que aportar.
Sintonizamos con muchos de los elementos que componen la nueva mirada que hay sobre Chile, como la descentralización, el regionalismo y la transformación. La salmonicultura ha generado valor local en los territorios y encadenamientos productivos que han dado forma a más de 4.000 pymes. Hoy, 71.000 personas trabajan en esta actividad y, por lo mismo, creemos que podemos aportar mucho en el proceso de responder a los nuevos anhelos de las personas y, al mismo tiempo, avanzar en un sector más sustentable.
Estamos trabajando en hacer una propuesta en torno a los desafíos sociales, medioambientales y territoriales de la salmonicultura, que responda a las inquietudes y anhelos de la sociedad en torno a la actividad. La salmonicultura es parte de la solución al problema del cambio climático, ya que es la que menos agua utiliza y la con menores emisiones de gases de efecto invernadero. Y, por lo mismo, debe ser parte relevante de las actividades del futuro. Bajo esa mirada, estamos trabajando por un desarrollo armónico de la salmonicultura con un ordenamiento territorial moderno que concilie los diversos intereses en los territorios.