Las diferentes caracterísitcas naturales de Chile junto a los esfuerzos de las autoridades podrían lograr grandes avances en esta materia en los próximos 10 años. El desarrollo de energías renovables se ha posicionado como uno de los principales desafíos ante la crisis medioambiental.
Durante la última década, Chile ha impulsado una fuerte política energética que le ha permitido, entre otras cosas, avanzar en el proceso de descarbonización de la matriz y generar nuevas fuentes de energía limpia.
El arduo trabajo en conjunto del Estado y las empresas ha dado frutos, lo que ha sido reconocido en la última edición de Climatescope de Bloomberg, publicación en donde se reconoce que Chile es el mejor país de América para invertir en energías renovables.
Por cuarto año consecutivo, nuestro país ha recibido esta distinción, superando a otras grandes potencias del continente como Estados Unidos, Canadá y Brasil. A nivel mundial, solo es superado por la India en el listado de países emergentes.
¿Cómo es que Chile ha llegado a este sitio? Bloomberg apunta a una serie de hitos que tienen que ver con la inversión e innovación a nivel energético.
Sin duda alguna, tal como señala el informe, uno de los hitos más relevantes para Chile ha sido la creación de una eficiente Política Energética Nacional (PEN), la cual ha establecido una serie de objetivos a corto y largo plazo.
A corto plazo, por ejemplo, Chile quiere terminar con sus plantas de generación eléctrica en base a carbón en 2025, así como también desea que en 2035 solo se comercialicen vehículos con cero emisiones.
No obstante, es bastante destacable la ambición que tiene el país en cuanto a sus objetivos a largo plazo. En este documento, se detalla la intención de convertir al país en un referente mundial en cuanto a energías renovables, fijando como meta central ser una nación 100% carbononeutral en 2050.
Para que esto suceda, Chile ha establecido metas escalonadas que implican tanto el trabajo de las empresas como el de la ciudadanía, ya que además de pretender abastecerse totalmente con energías limpias, también quieren disminuir en un 100% la contaminación por calefacción y operaciones industriales.
Dentro de los hitos más recientes que han permitido al país seguir posicionándose como líder americano, están la llegada de 4.600 millones de dólares en inversión durante 2020 (para el desarrollo de energía eólica y solar principalmente), además de la aprobación de la ley de eficiencia energética y la estrategia de calefacción y refrigeración el año pasado.
Una de las tareas más importantes para el gobierno chileno y el de todas las naciones interesadas en trabajar en el desarrollo de nuevas energías, es trabajar para sacar adelante al nuevo combustible sustentable: el hidrógeno verde.
Según se ha estudiado, para poder producirlo es necesario incrementar la capacidad eléctrica renovable del país, ya que se estima que en 2023 la demanda llegue a los 199 GWh, alcanzando los 1.038 GW en 2027, para finalmente alcanzar los 40.636 GWh en 2041.
No obstante, además de trabajar en el desarrollo de nuevas plantas de generación limpia, tales como la imponente Cerro Dominador, el país deberá trabajar arduamente en generar la factibilidad técnica para que las energías renovables puedan recorrer todas las ciudades sin problemas.
Para lograrlo, ya está aprobada la construcción de una nueva y extensa línea de transmisión que se encargará de trasladar la energía limpia generada en el norte a las zonas centro y sur del país.
Se trata de la megalínea Kimal – Lo Aguirre, cuya extensión será de casi 2.000 km y poseerá tecnología HVDC (High voltage direct current), la que permite una mayor capacidad de transmisión que las líneas de corriente alterna común y una menor pérdida al momento del traslado de electricidad.
Se estima que su construcción estaría terminada a finales de esta década, por lo que habrá que esperar para el funcionamiento de esta nueva línea. De momento, en el país se están llevando a cabo otros proyectos de transmisión, como el que tendrá lugar este año en Los Lagos.