La iniciativa busca cuidar y proteger áreas esenciales para conservar la biodiversidad, las cuales muchas de ellas están en peligro.
Chile será uno de los primeros países en Latinoamérica en completar el proceso de elaboración de su primer “Mapa de las Áreas Esenciales para el Soporte de la Vida y el Planeta” (áreas ELSA, por sus siglas en inglés).
Las ELSA son áreas esenciales para conservar la biodiversidad crítica, y para proporcionar a los seres humanos servicios ecosistémicos esenciales para su existencia y progreso, como el almacenamiento de carbono, la producción de alimentos y agua potable, la filtración de aguas y la reducción de riesgo ante desastres.
La elaboración de este mapa se inserta en el marco de las acciones impulsadas por el programa Naturaleza para las Personas del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y en su elaboración han participado equipos de expertos y expertas nacionales e internacionales.
El mapa es desarrollado de manera participativa e intersectorial, con el apoyo de más de 40 expertos/as de servicios públicos tales como Conaf, Infor, Odepa, Ciren, DGA, el Ministerio del Medio Ambiente, como también de representantes de la academia de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Universidad de Chile y Bernardo O´Higgins y diversas organizaciones no gubernamentales.
La identificación de las áreas ELSA se considera un paso fundamental en la búsqueda de mayor sustentabilidad a escala ecosistémica y territorial. Como explica Daniela Manuschevich, jefa de la División de Recursos Naturales y Biodiversidad del Ministerio del Medio Ambiente, “hoy es imprescindible quebrar el espiral de la degradación de nuestro patrimonio natural y social, con toda la carga de desesperanza y sufrimiento que arrastra, y transitar hacia un espiral virtuoso de la sustentabilidad y de la resiliencia de los territorios y comunidades y ello no puede hacerse sin la protección, la restauración y la gestión sustentables de nuestros ecosistemas».
«Ninguna sociedad ha podido ni podrá sostenerse en el tiempo sin tener en cuenta los límites de la naturaleza. Ningún modelo de desarrollo puede prosperar descuidando este aspecto”, agrega.
El mapa preliminar creado durante esta sesión será luego revisado y ajustado de forma más detallada por expertos/as del Ministerio del Medio Ambiente y PNUD, revisión que permitirá contar con la versión definitiva del primer mapa ELSA de Chile.
Luego de ello, herramienta sirva de orientación espacial para el cumplimiento de compromisos de múltiples políticas ambientales o con efectos ambientales, entre las que destacan, la Estrategia Nacional de Biodiversidad; la Estrategia Climática de Largo Plazo; la Política Nacional Forestal; la Estrategia de sustentabilidad Agroalimentaria, y el Plan Nacional de Restauración a escala de Paisaje, entre otras.
Respecto de la utilidad de la versión final del mapa ELSA de Chile, Paloma Toranzos, la jefa de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible del PNUD-Chile, ha señalado que “en tiempos en donde tenemos la certeza de que la acción humana tiene una altísima capacidad de modificación de los sistemas socionaturales en cualquier escala, pero donde al mismo tiempo, y paradójicamente, la incertidumbre sobre los escenarios futuros que dicha capacidad de cambio puede acarrear es cada vez más alta, la posibilidad de contar con herramientas e información de la calidad proporcionada por el proyecto ELSA son de altísimo valor».
«Difícilmente podremos prevenir, conservar, mitigar, gestionar sosteniblemente o restaurar, si no desarrollamos la capacidad de observar y usar la información y tecnología disponible de forma estratégica e integrada”, añade.
Su elaboración ha tomado en cuenta, tanto variables ecológicas, como sociales y económicas, las que, identificadas a través de un proceso participativo, y combinadas a través de una metodología de Planificación Sistemática para la Conservación, el uso de herramientas tecnológicas de última generación, y el apoyo de un equipo científico internacional altamente calificado, con expertos y expertasas de Australia, Estados Unidos y China, ha permitido identificar espacialmente las áreas críticas para la protección, restauración y gestión sostenible de los ecosistemas en la escala nacional.