El anuncio de la ministra de Salud respecto a alcanzar un presupuesto de salud mental cercano al 6% del presupuesto de salud al finalizar este gobierno merece una celebración. Si esta meta se hace realidad, estaríamos frente al avance presupuestario más sustantivo en salud mental que el país haya conocido.
En la región de las Américas, los trastornos mentales, neurológicos, por uso de sustancias y el suicidio representan el 34% del total de los años perdidos por discapacidad (APD) y el 19% del total de los años de vida ajustados en función de la discapacidad (AVAD). Los trastornos depresivos son la principal causa de discapacidad y, cuando se considera la discapacidad junto con la mortalidad, suponen 3,4% del total de AVAD y 7,8% del total de APD.
De acuerdo con el último Estudio de Carga de Enfermedad y Carga Atribuible realizado en nuestro país, un 23,2% de los años de vida perdidos por discapacidad o muerte (AVISA) están determinados por las condiciones neuro-psiquiátricas. En la actualidad, uno de cada cinco chilenos sufre a causa de síntomas depresivos moderados y la pérdida de productividad debido a condiciones neuropsiquiátricas, es la más alta de todas las áreas de la medicina, explicando alrededor del 36% de los años perdidos por discapacidad nacional. Por otra parte, el13% de las muertes en Chile están relacionadas con el consumo de alcohol.
A pesar de que los trastornos de salud mental son el grupo de enfermedades que genera más años de vida perdidos por discapacidad, en Chile solo se destina un 2,5% del presupuesto de salud a esta línea, pese a que la OMS recomienda hace años asignar por sobre un 5%.
La brecha de acceso a la atención ambulatoria y hospitalaria en salud mental es gigantesca, falta de atención que se agudizó durante la pandemia y que motivó a que más de 20 instituciones y organizaciones académicas y de la sociedad civil se organizaran formando la Red Salud Mental es Salud, enfocadas en hacer abogacía para aumentar el presupuesto de salud mental, además, de lograr la paridad entre las coberturas de salud física y mental.
Es en el contexto de esta labor, es que felicitamos la decisión del gobierno de tomar una acción sin precedentes para hacerse cargo de la salud mental de las chilenas y chilenos, y esperamos conocer la planificación detallada y los énfasis donde se destinarán estos nuevos recursos.
Confiamos en que se realice una distribución equilibrada de los recursos entre los distintos niveles de atención: primaria, secundaria y terciaria, sin olvidar la prevención de trastornos de salud mental y consumo de sustancias, entre otras líneas, que esperan el apoyo presupuestario para poder dar una atención digna y oportuna a las miles de personas que lo requieren.