Alrededor de un tercio de las tierras de cultivo del mundo están degradadas y un porcentaje similar de las especies comerciales de peces están sobreexplotadas.
Un llamado urgente a la acción colectiva para proteger y restaurar el planeta es el mensaje que ha difundido Naciones Unidas ad portas de un nuevo Día Mundial del Medio Ambiente. Bajo la consigna “Una sola Tierra” la entidad apunta a motivar a la ciudadanía a vivir de forma sostenible, en armonía con la naturaleza, haciendo cambios sustanciales no sólo a nivel de políticas, sino especialmente en decisiones cotidianas que guíen hacia estilos de vida más limpios y ecológicos.
La fecha, que es reconocida como la más relevante si se trata de promover la conciencia y la acción mundial, llega en un momento crítico en que los expertos han asegurado que para limitar el calentamiento global a 1,5 °C hacia finales de siglo, se deben reducir a la mitad las emisiones anuales de gases de efecto invernadero para 2030.
Fabiola Barrenechea, directora de la Escuela de Ciencias de la Tierra de la Universidad Bernardo O’Higgins (UBO), asegura que si bien Chile es responsable del 0,25% de las emisiones a nivel global se han constatado avances relevantes y “ nos hemos posicionado como el país con mayor avance en la reducción de emisiones de GEI en América Latina y alcanzamos la posición 16 a nivel mundial”.
Uno de los grandes problemas es que la crisis climática está provocando consecuencias directas en la vida de las personas, entre ellas fenómenos meteorológicos extremos que matan o desplazan a miles de habitantes y generan pérdidas económicas billonarias. La académica señala que muestra de ello es lo que ocurre en Santiago que “ya no tiene un clima cálido templado con lluvias invernales y pasó a tener un clima desértico, en el cual los inviernos son muy fríos y los veranos templados o cálidos, con escasas precipitaciones. Las temperaturas máximas han aumentado entre 4°C y 5°C en los últimos 30 años, particularmente en el verano, y existe un déficit de más del 70% de precipitaciones y un 80% de déficit de nieve caída en la Cordillera de Los Andes”.
Otra de las aristas ampliamente abordada de los problemas medio ambientales es la contaminación del aire. Según estadísticas del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) esta es actualmente la causa de alrededor de siete millones de muertes prematuras cada año, 9 de cada 10 personas respiran aire impuro, es decir, más del 90% por ciento de las personas está viviendo fuera de las pautas dictadas por la Organización Mundial de la Salud.
“Una de las medidas inmediatas que se puede adoptar en este sentido es el cambio de los sistemas de calefacción por energías limpias como la electricidad o gas, pero el obstáculo son los altos valores en comparación con la leña. En paralelo, se debe fomentar el uso de “vehículos compartidos” y el trabajo remoto para evitar que las personas tengan que transportarse grandes distancias. Durante los años 2020 y 2021 se redujeron considerablemente las emisiones de contaminación producto del teletrabajo”, indica Barrenechea.
Los expertos coinciden en que un aspecto clave es mejorar la gestión de los residuos y terminar, especialmente, con los plásticos de un solo uso, ya que entre 1950 y 2017 se produjeron aproximadamente 9200 millones de toneladas de plástico y 7000 millones se convirtieron en basura. En este sentido, Chile ha dado buenos pasos, no sólo por políticas públicas que restringen su utilización, sino también con emprendimientos que ofrecen productos alternativos a este material. “
Se estima que los desechos plásticos anuales que llegan a los ecosistemas acuáticos podrían triplicarse de acá al 2040. Afortunadamente las personas están tomando conciencia y cambiando sus conductas, optando por reciclar, reutilizar o compostar sus residuos”, asegura Rodrigo Sandoval, fundador de I Am Not Plastic, emprendimiento chileno que cuenta con productos que mantienen la versatilidad y comodidas del plástico, pero son totalmente compostables, es decir se biodegradan en 180 días en lugar de 500 años.
En cuanto a las perspectivas de futuro, lo fundamental es entender que “sin sustentabilidad el desarrollo es sólo depredador de recursos naturales, sin mirar los efectos que se generan en el medio ambiente. La planificación de las ciudades debe considerar las realidades geográficas donde se emplazan, con una mirada prospectiva que permita prever futuros desastres que sólo repercuten en impactos a la humanidad”, concluye Barrenechea.