¿Cómo es vivir con autismo siendo mujer? Es la pregunta que se realizó Extraordinarias, un rodaje cuyo objetivo es visibilizar las diferentes realidades de mujeres que a través de su relato narran sus vaivenes cotidianos, prejuicios y experiencias de vida históricamente invisibles.
Niñas, mujeres, adultas mayores, no se sabe cuántas, tampoco quiénes. Chile no cuenta con cifras actualizadas respecto del número de mujeres que viven con autismo y sí existen cifras aproximadas del número de hombres que son parte del espectro, aseguró Constanza Figueroa, periodista, activista y mujer con autismo.
Tiene 34 años y en 2021 llegó a su diagnóstico por casualidad, como sucede de manera frecuente en otras mujeres. Junto al padre de su hija buscaron un diagnóstico desde que su hija, que hoy tiene seis años, era muy pequeña. Fue en esta búsqueda que se acercó a agrupaciones, investigó sobre el tema y sacó sus primeras conclusiones.
“Visitamos distintos profesionales y me respondieron de todo: que a las niñas no se les puede diagnosticar autismo hasta los 7 años, otro me dijo que ningún médico se atreve a diagnosticar a niñas y así…”, contó la directora de Extraordinarias, un documental que busca visibilizar, a partir de relatos reales, las diferentes experiencias de vida que han tenido niñas y mujeres del espectro autista.
Es que desde el mismo proceso de pruebas para llegar al diagnóstico “el sesgo de género”, destacó Figueroa, se hace presente a partir de los indicadores (síntomas) que están “muy masculinizados” lo cual tiene como consecuencia que al aplicarse en mujeres estas no puntúan dentro de la evaluación y quedan fuera del diagnóstico.
El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM-5, califica al autismo como Trastorno del Espectro Autista (TEA), aunque desde la comunidad, evitan hablar de trastorno ya que dicha palabra se refiere a cambios y alteraciones permanentes en las personas, cuestión que no sucede en el autismo, aseguró Constanza Figueroa. Por ese motivo, desde la comunidad prefieren hablar de espectro autista para dar cuenta de la diversidad de personas lo conforman.
“El espectro es tan amplio que nunca vas a encontrar a dos personas con autismo que sean iguales. Pero a nivel discursivo, espacios como el cine o los medios comunicación lo han reducido a ideas muy estereotipadas: se habla de personas superdotadas o genias, o de personas solitarias que no tienen vida social”, dijo.
La construcción de un estereotipo simplificado de las personas con autismo permearon en el imaginario social a tal punto que hasta profesionales de la salud cayeron en él. De acuerdo al relato de la directora de «Extraordinarias», como existe una tendencia mayor de las mujeres autistas a mirar a los ojos o tener menos dificultades con el contacto de piel, se las suele pensar como niñas con rasgos autistas, pero no como niñas con autismo.
Constanza llegó a su diagnóstico mientras buscaba el de su hija y pudo acceder a una atención médica de especialistas de Santiago ya que según contó, “la mayoría de los adultos somos diagnosticados gracias a atenciones online o tenemos que viajar porque no hay especialistas en región”. Y una vez recibida la evaluación, como periodista, madre y mujer con autismo, quiso visibilizar una realidad desconocida que viven decenas de mujeres.
En este camino iniciado gracias a su maternidad, Constanza y el equipo de Kimün Productora Creativa que está detrás del documental, vieron en el cambio de gobierno y el proceso constituyente una oportunidad de aprovechar que la salud mental está en agenda para dar a conocer las necesidades de las personas del espectro autista.
“Actualmente tenemos el proyecto de Ley de Autismo en el senado pero es muy capacitista, lo hicieron padres de niños autistas sin considerar a las adulteces autistas ni a la comunidad autista propiamente por lo cual queremos que el proyecto ingrese y se modifique considerando nuestra visión y la perspectiva de género”, sostuvo la periodista.
Reconocer a las personas del espectro autista como sujetos de derecho es un paso adelante para avanzar hacia el reconocimiento de sus diversas necesidades y con ello de derechos que hoy no son cubiertos, como el de la salud, el derecho a la ciudad, entre otros.
Se trata de reconocer a las personas para transformar sus realidades.
En la actualidad, gracias al activismo que realizan adultos y adultas del espectro autista, se está constituyendo una asamblea de adulteces neurodivergentes que buscan agruparse como espacio de conversación, apoyos y activismo por sus derechos.
“Lamentablemente (para el documental) no pudimos llegar a adultas mayores con autismo por la falta de diagnóstico, hay muchas abuelas que lo fueron y nunca lo tuvieron… Hemos vivido muchos momentos emotivos durante el rodaje, conocimos las realidades de los hogares, el rechazo, el desconocimiento, vimos los contrastes de las distintas experiencias de un diagnóstico tardío y eso es lo que queremos mostrar, hacer ruido, usar el poder del cine y los medios para visibilizar esto en grande”, cerró la directora.
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