Entre sus funciones se encuentran desviar el rumbo de las embarcaciones ante la presencia de ballenas para evitar colisiones con estos cetáceos, generando alertas a la Armada de Chile.
En promedio, cada ballena azul captura 33 toneladas de carbono a lo largo de su vida. Este denominado “servicio ecosistémico marino” reduce la presencia en la atmósfera de uno de los principales gases causantes del Cambio Climático.
Sin embargo, estas especies clave para enfrentar la crisis climática, por ser una especie paragua, viven en constante amenaza por la actividad humana, en particular, el tráfico marítimo.
Para avanzar en soluciones concretas para la conservación de los océanos y su especie emblemática, el Ministerio de Medio Ambiente, junto a Fundación MERI, inaugura este jueves en el Golfo Corcovado, Chiloé, la primera boya inteligente del proyecto The Blue BOAT Initiative que estas instituciones desarrollaron en conjunto por más de dos años.
Su nombre es “Suyai” y significa esperanza.
En la instancia, se dio cuenta de los objetivos y escalabilidad del proyecto, así como de la importancia de la conservación de los océanos con la exposición acústica “Sumérgete en el Sonido”, que quedará a disposición de la ciudadanía hasta el domingo 15 de enero de 2023.
Posteriormente, las autoridades e invitados navegaron en altamar a la altura de Punta Yatac en el Golfo Corcovado, para alzar la bandera chilena sobre la primera “boya inteligente” de The Blue BOAT Initiative y ponerla en marcha con la transmisión de señales en vivo.
La Ministra de Medio Ambiente, Maisa Rojas, explica que “la instalación de esta boya es una muy buena noticia que nos permitirá protegerlas de mejor manera. Este sistema de alerta temprana nos ayudará a evitar colisiones entre las embarcaciones que circular por este lugar y estos cetáceos».
Agrega que «debemos considerar que se estima que en esta zona están presentes al menos el 10% de las ballenas azules de todo el mundo. Nuestro compromiso con la biodiversidad y con el planeta es darle la mayor protección que podamos”.
Por su parte, la Ministra de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, Silvia Díaz, enfatiza que «entendemos la Ciencia y la Tecnología como las herramientas claves para conseguir soluciones eficientes e innovadoras a las grandes tareas que nos impone nuestra época, siendo una de estas grandes tareas la de avanzar hacia un nuevo modelo de desarrollo, en el marco de una transición socioecológica justa”.
The Blue BOAT Initiative tiene como objetivo instalar y conectar en Sudamérica el Primer Sistema de Alerta Temprana de Presencia de Ballenas con “boyas inteligentes” capaces de alertar en tiempo real a las embarcaciones de la presencia de estos cetáceos.
El propósito principal del proyecto es monitorear la actividad humana en los océanos, para evitar posibles colisiones y otros impactos negativos del tráfico marítimo, realizar estudios oceanográficos para evaluar la salud de los océanos y valorizar los servicios ecosistémicos marinos asociados a las ballenas en el contexto del cambio climático.
“Rescato de este proyecto la colaboración entre el sector público, privado y sociedad civil. No existe ninguna posibilidad de que avancemos hacia soluciones sostenibles sin la concurrencia de todas las partes. Por lo mismo, agradezco a las autoridades presentes y anteriores, así como a la comunidad científica y sociedad civil que ha sido parte esencial de este proyecto”, recalca Francisca Cortés, presidenta ejecutiva de Fundación MERI y Filantropía Cortés Solari.
Actualmente, el 90% de las mercancías a nivel mundial es transportada por los océanos. Estas embarcaciones son cada vez de mayor tamaño y más rápidas, aumentando la amenaza para las ballenas. La evidencia científica sugiere la importancia de avanzar hacia una regulación marítima que permita, por una parte, poner fin a las colisiones entre embarcaciones y ballenas, y por otra, reducir el ruido que estas generan.
El impacto acústico de la actividad humana, en los ecosistemas marinos, puede causar: desorientación, lesiones auditivas, afectación de la comunicación básica entre distintas especies; repercutiendo directamente en su alimentación o reproducción, y también lesiones auditivas, varamiento o incluso la muerte.
Debido a la magnitud y escalabilidad del proyecto, The Blue BOAT Initiative fue presentado por la Canciller chilena, Antonia Urrejola, como una de las soluciones concretas del Compromiso País 2022-2023 para la protección de los océanos en la Conferencia Our Ocean Palau 2022, y además fue una iniciativa presentada en la Conferencia por los Océanos de las Naciones Unidas 2022 (UN Ocean Lisboa).
The Blue BOAT Initiative es un proyecto de elevados niveles de Inteligencia Artificial que dejará instalada una capacidad única en Chile, no sólo para monitorear la presencia de ballenas, sino que para escuchar los océanos con una tecnología replicable a una diversidad de otros ecosistemas e industrias.
Se trata de boyas inteligentes equipadas con hidrófonos, sensores oceanográficos y transmisores con la tecnología, Listen To The Deep Ocean (LIDO), desarrollada por el equipo liderado por Michel André, científico experto en bioacústica reconocido por el Premio Rolex 2002 por sus avances tecnológicos para monitorear la contaminación acústica en ecosistemas marinos y terrestres.
Actualmente es el director del Laboratorio de Aplicaciones Bioacústicas (LAB de la Universitat Politècnica de Catalunya – BarcelonaTech (UPC), fundador y presidente de The Sense of Silence Foundation (TSOF) y fundador de la empresa SONSETC Making Sense of Sounds.
Esta tecnología permitirá desarrollar un mapeo acústico en tiempo real del hábitat marino y de su biodiversidad, así como monitorear, en el tiempo, los efectos de actividades humanas sobre los ecosistemas naturales.
Las señales que emita la “boya inteligente” en el Golfo Corcovado serán recibidas en línea por la Armada de Chile, que será la institución encargada de alertar a las embarcaciones de la presencia de ballenas para el desvío de la ruta o la disminución de velocidad de los navíos.
La boya, además, contará con sensores de temperatura, pH, salinidad, nutrientes, clorofila (a través de un fluorímetro) y oxígeno disuelto, para que registre las variaciones en el océano y cuya data servirá para sirva la elaboración de estudios oceanográficos con indicadores del impacto del cambio climático en la biodiversidad marina.