Ambas plantas del género Miersia datan de hace 7 y diez millones de años en el territorio, fueron descubiertas en roqueríos por estudiantes e investigadores de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza de la Universidad de Chile y se encuentran en riesgo y sin protección.
Caminatas, Whatsapp y pandemia. Así se puede sintetizar la forma en que fueron descubiertas dos nuevas plantas endémicas de la zona central de Chile emparentadas con la cebolla y el ajo.
Esto se gestó en el invierno de 2020 cuando todos estábamos en plena pandemia y encerrados”, relata el profesor Nicolás García, académico de la Facultad de Ciencias Forestales y de a Conservación de la Naturaleza de la Universidad de Chile y autor principal del estudio que describió a ambas especies en la revista internacional PhytoKeys.
“Una estudiante de ingeniería forestal, Claudia Cuevas, que ahora está empezando su proceso de memoria de título, vive en Lampa y me escribió en agosto diciéndome que había encontrado una planta en un cerro cerca de su casa”, detalla García sobre cómo se produjo el descubrimiento de la nueva especie M. stellata.
«Me mandó una foto por Whatsapp, las vi e inmediatamente me di cuenta que era algo novedoso para la ciencia porque estas plantas son de un grupo que yo venía estudiando desde hace un tiempo”, asegura.
“La descubrí el 2 de agosto de 2020”, detalla Claudia Cuevas. “Durante ese invierno de pandemia, estuve en los cerros isla de la comuna a los cuales voy desde que tengo memoria. Mi infancia la viví en ese sector, iba con mis abuelos maternos y a veces con toda la familia”, agrega la estudiante.
A solo una semana de este hallazgo, desde Rauco, Región del Maule, un amigo del académico y apasionado por la botánica, también le escribió. Igual, por Whatsapp y durante una caminata, le envío fotos de una especie que había encontrado en unos cerros al oeste de Curicó y preguntándole a García si sabía qué era.
“La veo y de inmediato supe que era algo novedoso y de este mismo grupo de planta que había encontrado Claudia”, señala el académico sobre el hallazgo de la especie M. raucoana. Así surgió la idea de describirlas juntas y hacer una publicación.
“Primero, a través de un estudio molecular, y luego mediante un análisis de morfología de la planta y, sobre todo, de sus flores, que tienen una serie de características que comparativamente con otras especies del grupo marcan una diferencia”. Así explica el profesor García cómo fue la investigación sobre este descubrimiento.
El grupo Miersia, al que M. stellata y M. raucoana pertenecen, data de 7 a 10 millones de años, lo cual coincide con el mayor alzamiento de la Cordillera de los Andes. Además, las dos son geófitas, es decir, tienen bulbos, tubérculos y/o estructuras subterráneas. “Son plantas que tienen floración temprana, más cercana al invierno que la primavera”, detalla el académico de la U. de Chile.
Pero no solo comparten estas características. Estas especies estarían en amenaza porque existe un bajo registro de ejemplares. “La especie que se encontró en Lampa solo se conoce que está en un par de roqueríos y en una quebrada de un cerro, superficie de no más de 200 metros cuadrados. Además, está al lado de una vía pública muy transitada, que es el camino entre Lampa y Batuco en la Región Metropolitana”, detalla el experto.
A esto se suma, como advierte Claudia Cuevas, que en el sector se producen incendios forestales, la intervención de vehículos motorizados, y el avance del desarrollo inmobiliario. La estudiante y conocedora de la zona, explica que en esta área existe patrimonio natural y cultural, y que una de sus grandes características es una biodiversidad muy resistente y vestigios arqueológicos que han perdurado cientos de años.
En tanto, la que fue encontrada en la Región del Maule, si bien está registrada de manera más extensa, el área donde habita corresponde a menos de dos kilómetros. “Si pasara algo con alguno de esos dos roqueríos, se extingue toda o casi toda la especie”, advierte el especialista.
Como destaca Nicolás García, esta descripción científica puede servir para proteger los ecosistemas de estas especies. “Protegiendo a la especie se protege al ecosistema completo. Esto, porque los ecosistemas de zonas más bajas en la zona central están muy poco protegidos, y porque la mayor parte de la tierra es de privados”, explica.
Para Claudia Cuevas, en general “la comunidad no dimensiona lo que un hallazgo de estas características significa. Es complejo compartir esta información de manera que se entienda la importancia, sin embargo, sirve como precedente para la protección de los cerros isla de la comuna, que están al acecho de inmobiliarias y la pequeña minería”.
Profesor y estudiante destacan la necesidad de promover este tipo de investigaciones y proteger la mayor cantidad de estas zonas con plantas endémicas. Esto, contrario a lo que piensa, todos los años se descubren cosas nuevas.
“Además, actividades como la taxonomía o el mismo hecho de ir a ver qué especies hay en los diferentes lugares son investigaciones que no tienen un financiamiento actualmente por el Estado. No hay fondos concursables para hacer este tipo de actividades, todo lo que se hace en la actualidad esa pulso por los investigadores”, cierra García.