El equipo de investigadores desarrolló el producto en base a residuos de neumáticos fuera de uso. La idea permite carreteras más durables y con un menor impacto ambiental.
Científicos chilenos obtuvieron en Madrid uno de los principales reconocimientos en el IX Premio Internacional a la Innovación en Carreteras, organizado por la Asociación Española de la Carretera, con su proyecto Fityre, el cual permite reutilizar un subproducto de los neumáticos fuera de uso como aditivo para pavimentos. Se trata de la fibra textil, componente que hasta la fecha no tenía aplicaciones conocidas, a diferencia del caucho y el acero.
El proyecto realizado por expertos de la Universidad de la Frontera (UFRO) fue el único país latinoamericano en ser reconocido.
La iniciativa, «viene a reemplazar los aditivos en base a celulosa, tendrá un impacto técnico, medioambiental y social, ya que promueve la valorización de residuos y la durabilidad de las futuras carreteras», dijo Gonzalo Valdés, académico del Grupo de Investigación en Pavimentación Vial del Departamento de la casa de estudios y líder del equipo.
“Este aditivo mejora las propiedades de desempeño de las mezclas tradicionales, duplicando su vida útil; también funciona como reemplazo de un aditivo que se usa para mezclas especiales, y que son a base de recursos naturales”, explicó.
El producto, ya patentado en Chile, está ahora en proceso de registro en otros países de la región, de acuerdo a las distintas normativas ambientales e industriales que rigen.
“Luego trabajaremos en una segunda fase, que consiste en la construcción de un tramo vial de prueba, para analizar definitivamente su escalamiento a nivel industrial», agregó el académico.
Su desarrollo se basa en la elaboración de este aditivo para mezclas asfálticas convencionales, utilizando las mencionadas fibrastextiles de neumáticos en desuso.En esta línea, el compuesto tiene un formato granular y su diseño apunta a extender la durabilidad y sostenibilidad de los pavimentos asfálticos.
Cabe destacar que esta iniciativa fue financiado por fondos Fondef de la Agencia Nacional de Investigación (ANID), y contó con el apoyo de tres empresas, Bitumix (parte del grupo francés Eurovía), Polambiente y la concesionaria de carreteras Intervial.